A través de su diario virtual, Saejin intenta mostrarle al mundo el lado oscuro de la vida de un idol AI. Sin embargo, con la llegada de Seung, la realidad que Saejin conocía hasta entonces cambia radicalmente.
La pregunta es: ¿Saejin está preparado...
La idea de conocer a Eugene "en persona" me producía muchísima ansiedad. Planeaba contarle todo lo que sabía, y rezaba para que él pudiera ayudarnos a todos, a los habitantes de Venom City y a mí. Sabía que mis expectativas eran demasiado altas, pero necesitaba tener a alguien en quien creer.
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Eugene me pidió que nos reuniéramos en un callejón, detrás de un bar de mala muerte, donde la única fuente de luz era un destartalado aviso publicitario digital, de tamaño pequeño y forma rectangular.
Aunque Eugene había aceptado verme, su sentido común le obligaba a desconfiar de mí. Probablemente había escogido aquel sitio tan desagradable, aislado y peligroso para aniquilarme rápidamente si la situación daba un giro inesperado que pusiera en riesgo su seguridad.
Me entristecía su actitud aprensiva, pero también comprendía que para obtener su confianza debía demostrarle que estaba de su lado.
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Llegué al punto de encuentro a la hora convenida.
Eugene apareció tres minutos y cuarenta y dos segundos después.
Miró en todas direcciones, buscándome, y, cuando estuvo convencido de que estaba solo, sus ojos reflejaron una profunda decepción. Su mirada era tan expresiva (y humana) que me causó escalofríos.
―Hola, Eugene ―dije.
Eugene volvió a mirar hacia todos lados, visiblemente confundido.
―Aquí ―señalé―, en la pantalla.
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Eugene se acercó al aviso publicitario digital instalado sobre la pared de ladrillos.
Entonces estuvimos frente a frente.
―Hola ―repetí, haciendo un gran esfuerzo para disimular mi nerviosismo.
Eugene frunció el ceño. Parecía bastante molesto. Se llevó la mano al bolsillo, preparado para desenfundar la pistola que había traído consigo; se notaba que nunca había utilizado una antes.
―¿Por qué rayos no has venido? ―inquirió, con estudiada indiferencia―. ¿Acaso tienes algo que ocultar, Jeon Chang Ha?
―¿Me has reconocido? ―pregunté, sorprendido.
―Eres un influencer relativamente popular ―replicó con desdén. Su actuación de "chico malo" era casi perfecta―. Ahora, dime: ¿dónde estás en realidad?
No respondí de inmediato. Debía escoger mis palabras con cuidado.
―Muchos de mis seguidores piensan que soy un chico AI ―comencé a contarle, casi susurrando.
―¿Y?
Estaba a punto de revelarle mi mayor secreto y su evidente incredulidad me hacía sentir inseguro.
―Y... siempre he podido despistarlos ―añadí.
Eugene arqueó una ceja.
―¿"Despistarlos"? ¿Qué quieres decir?
―Soy un chico AI ―confesé por fin―, como Saejin.
―Sí, claro ―gruñó, con sarcasmo.
No sabía cómo convencerlo de que lo que acababa de decirle era cierto.
―¿Por qué no me crees?
―¿Qué clase de juego es este? ―me increpó. Se notaba que quería golpearme, y también que lamentaba profundamente no poder hacerlo.
―No estoy jugando, Eugene. Hablo en serio ―le espeté, desesperado por hacerle entender―. Mi mundo está en peligro y... creo que tú puedes ayudarme.
―Estás loco ―dijo Eugene―. Me largo de aquí ―agregó, dándome la espalda y caminando rápidamente hacia la salida del callejón.
―¡Espera! ―grité―. ¡Déjame contarte toda la historia!
―¡Cállate! ―me espetó sin voltearse.
―¡Sé lo que ocurrió con Saejin!
Aquellas palabras hicieron que Eugene se detuviera.
