A través de su diario virtual, Saejin intenta mostrarle al mundo el lado oscuro de la vida de un idol AI. Sin embargo, con la llegada de Seung, la realidad que Saejin conocía hasta entonces cambia radicalmente.
La pregunta es: ¿Saejin está preparado...
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―Cariño, despierta.
Me doy la vuelta y me escondo bajo las mantas. No quiero levantarme. Estoy seguro de que aún es temprano.
―¡Vamos, despierta!
Me hago un ovillo y trato de continuar durmiendo.
De repente, me doy cuenta de que esta es la primera vez que he podido dormir profundamente.
Hasta la noche pasada, tenía la creencia de que sólo los humanos del mundo real eran capaces de dormir de verdad. A diferencia de ellos, las personas AI solíamos quedarnos en trance cuando caía la noche. Era un estado similar a la "suspensión" o "hibernación" de una computadora.
―Eugene ha venido a verte ―me informa Seung con solemnidad, sacándome de mis reflexiones.
Escuchar el nombre de mi amigo me obliga a reaccionar.
Abro los ojos lentamente, salgo de mi cálido escondite y me apoyo en los codos para enderezarme.
―¿Eugene? ―pregunto con voz somnolienta.
Seung se ríe y, en lugar de responder, se acerca y me da un beso en la frente.
―Sí, bobo ―dice―. Eugene quiere hablar contigo.
―¿Se veía molesto?
―Para nada ―me contesta, y luego me da otro beso―. ¿Cómo alguien podría enfadarse contigo?
Aunque todavía estoy un poco aturdido, su comentario me hace fruncir el ceño.
―Solías enfadarte conmigo todo el tiempo, ¿recuerdas?
―No seas resentido. Sólo me enfadé algunas veces.
―Siempre estabas enfadado ―me quejo.
―¿Vas a levantarte o seguirás rezongando como un niño? ―se burla.
Suspiro y salgo de la cama.
―Te ves adorable ―dice Seung, acercándose para abrazarme. Al principio me resisto un poco, pero finalmente cedo porque me encanta estar cerca de él―. Ah, olvidé saludarte ―agrega.
Me besa en los labios y después me sonríe.
―¿De verdad eres tú? ―inquiero con desconfianza.
―Sí, ¿por qué?
Me separo de él y lo miro fijamente, con desconfianza.
―Tengo una teoría.
Seung frunce el ceño, confundido.
―¿Qué clase de teoría?
―Los alienígenas abdujeron al verdadero Seung y dejaron en su lugar a un clon.
―¿Un clon?
―Sí ―respondo con solemnidad―. El problema es que, como los alienígenas no conocían a Seung tan bien como yo, la copia que ellos hicieron es excesivamente mimosa ―Hago una pausa dramática, y después le pregunto―: ¿Qué opinas? ¿Eres un clon de mi Seung?
―¿Me has llamado "mimoso"? ―exclama, horrorizado, cubriéndose el rostro con las manos.
Trato de contener la risa sin mucho éxito.
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Eugene está esperándome en el jardín. En cuanto nuestras miradas se encuentran, corro a abrazarlo.
―Lamento haberte ignorado ayer ―me disculpo apresuradamente―. Es que cuando vi a Seung y recordé nuestra historia, yo...
―¿Habías olvidado a Seung? ―pregunta Eugene, asombrado, separándose de mí para mirarme.
Asiento con la cabeza.
―Así es ―respondo―. Fue horrible. Todavía no entiendo cómo sucedió, pero espero que jamás vuelva a ocurrir. Ninguno de los dos podría soportarlo.
Eugene sonríe, pero su sonrisa no me parece tranquilizadora. La melancolía que reflejan sus ojos es inquietante.
―Tenemos una larga conversación pendiente ―comenta―. Supongo que te mueres por saber cómo es posible que Geon y yo estemos aquí.
―La verdad es que no he tenido tiempo para cuestionarme las cosas ―admito, un poco avergonzado―. Las últimas veinticuatro horas sólo he podido pensar en Seung.
Eugene vuelve a sonreír, y creo ver un atisbo de tristeza en su mirada.
―También hablaremos sobre Seung, pero primero quiero que me cuentes todo lo que viviste.
Invito a Eugene a pasar a mi casa para que podamos conversar con tranquilidad.
Seung no está en el living. Al principio espero unos minutos para que se nos una, pero, cuando comprendo que no lo hará, decido empezar con mi relato.
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Le cuento toda la historia a Eugene, sin omitir ningún detalle, desde el momento en que Evelynn me secuestró hasta que me encontré con Seung en la entrada de mi casa.
Mi amigo es muy respetuoso y permanece en silencio durante todo el tiempo que tardo en narrarle los acontecimientos.
Cuando termino de hablar, Eugene se acerca para darme un abrazo.
―Lamento muchísimo que hayas tenido que pasar por tantas cosas solo ―me dice―, pero quiero que sepas que Seung, Geon y yo siempre estuvimos buscándote. Estábamos dispuestos a llegar a los confines del Metaverso con tal de conseguirlo, especialmente Seung.
Hago un enorme esfuerzo para no llorar. Me conmueve que tantas personas se hayan preocupado por mí. Es hermoso sentirse querido.
―Gracias ―susurro.
Cuando nos separamos, Eugene está visiblemente nervioso.
―Ahora es mi turno de contarte una historia, Saejin ―anuncia.
Sus palabras despiertan mi curiosidad.
―¿Qué tipo de historia?
―La historia de cómo Geon y yo llegamos hasta aquí ―responde. Sus ojos resplandecen debido a las lágrimas contenidas.
―Estoy seguro de que es un gran historia ―comento.
―Sí, lo es, y empieza con un chico AI que solía parecerse bastante a ti.
Me pregunto a quién se referirá Eugene. ¡Desearía conocer al chico AI del que habla!
