Celos

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A diferencia de otras veces, en vez de ir al río fuimos a pasear por las montañas. Las niñas correteaban con Jass delante nuestra. Íbamos andando por lo caminos de una sierra que no estaba maltratada por la gente. Era muy bonita. 

-Mira Abi. - gritó Lana señalando a un árbol.

Era una ardilla subida a una de las ramas. No se asustaba, ni salía corriendo. No nos tenía miedo. La prueba de que casi no conoce al ser humano. Le tienes miedo a lo conocido, es una pena.

-Esta zona es muy bonita. - comentó Tyler, parecía que me había leído la mente. 

-Si, hace mucho tiempo que la gente no hace senderismo. - le dije riendo.

-A Jass le encanta, solemos salir a caminar cada día por el rio, pero cosas así también le gustan. 

-Jerry y yo lo hacemos cuando es verano. Cuando no pega el sol. Solemos venir a caminar un poco con las niñas. - le comento totalmente aposta, si. Jerry efectivamente viene con su novio, pero es un dato que decido dejar a parte. Noto la tensión de Tyler en su mandíbula apretada conforme lo comento.

-¿Con el calor? No decías que no te gustaba el calor. - lo escuché intentando disimular que le ha molestado. No se como no se me escapó la risa en ese momento.

-Y no me gusta, pero la naturaleza si, ya lo sabes. - le miré sonriendo inocente. - Jerry si que es más de calor, por eso a veces me dice de ir mejor por el río y así nos bañamos un poco.

De repente se tropezó con una piedra. Se me escapó una carcajada pequeña. No entendía por que no me preguntaba. Por que no indagaba en saber si Jerry y yo teníamos algo. Simplemente se ponía tenso. Sabía que no le estaba  gustando la conversación por sus reacciones pero no me pedía que parase. 

-El agua del frío tiene que estar helada, seguro. - dice entre dientes. ¿Esta intentando convencerme de que no me bañe con Jerry?

-Si, pero llegamos con mucha calor y sudados. - comenté y ya fue la gota que rebasó el vaso. Lo noté en sus ojos oscuros, que de repente ya no eran color café, tiraban más a negro.

-¿Es necesario los detalles?- preguntó de golpe enfadado.

-¿Qué te ocurre? - pregunté inocente.

-No me ocurre nada, pero no quiero saber que hacéis Jerry y tú solos. - el gruñon disimulaba de pena.

-Solo lo comentaba Tyler.- sonreí. Me sentía la persona más mala del planeta, por que yo había creado esta situación y encima disfrutaba de ella. 

-Pues déjalo, no quiero saber nada. - escupió enfadado. 

Agaché la cabeza riendo. Estaba disfrutando con esa situación más de lo que debería. Estaba siendo de lo más egoísta. Aún así, decidí callar.

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Me encontraba en casa de Shasa, eran las seis de la tarde. En una hora entraba a trabajar, hoy iría por otra persona por haberle cambiado el turno a Jerry. No me apetecía nada ir a trabajar después de la caminata con Tyler, pero no podía escaquearme más. Lo único que me animaba era que trabajaba en algo que me gustaba. Intenté llamar a Jerry igualmente para ver si podía librarme. Me mandó a paseo, a lo que yo le respondí que ya había andado suficiente con Tyler. Me colgó como respuesta, obviamente. Después de dejarle a las pequeñas preparadas a Shasa como todos los días, me subí al restaurante. Cuando entré a la cafetería, Jerry estaba tomándose una café. Pedí otro y me senté a su lado en la barra.

-Me has colgado, borde.- le dije dándole un codazo en las costillas.

-Tus estupideces no tienen arreglo.- gruñó. 

Entre sueños y pesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora