Tyler insistió en que me comprase un móvil, por lo que le pedí un provisional a Shasa. Seguía con mi idea de no dejar que él me comprase nada.
Estaba con Shasa en ese mismo instante. Estabamos de tiendas para preparar la cena de noche buena. Era hoy. Ya tenía casi todo. Solo me faltaba ropa para arreglarme. Tyler se había quedado con las pequeñas para que yo pudiese hacerlo.
-Mi abuela me insistió en que me fuese contigo. - me dice mirando una sudadera.
-Sigues estando invitada y ella también.
-Lo sé pero moverla tan tarde de vuelta a casa será complicado.
Me encantaría pasar las fiestas con ellas, son parte de mi familia también. Pero entendía que a Marta no se le podía estar moviendo siempre. Puesto que de pronto no se acordaba ni de ti, no podíamos llevarla a un sitio que no es suyo tan lejos de casa. La residencia de día estaba literalmente a la vuelta de la esquina de su casa por eso cada vez que ocurría un episodio podían llevarla de vuelta a su casa sin problema. Es una enfermedad complicada y la entendía.
-¿Que te parece? - le pregunté señalandole un vestido negro con lentejuelas.
-Es bonito, pero ¿para ti?
-No, para ti.
-Yo no voy a arreglarme, solo estaré en casa, tú al menos estarás con tu romeo - alzo las cejas coqueta - deberías probarlo.
Negué con la cabeza. Ese no era mi estilo y ella lo sabía.
Me fui a la sección de pantalones. Ese lugar si que era lo mio. Vi unos de cuero negros, arreglados pero lo suficiente cómodos para mi gusto. Los metí en la cesta.
Después fui a las camisas. Fui directa a las blusas, el frío de la montaña cada vez se notaba más. Cogí una verde para que acompañara con mis ojos. Quería sorprender a Tyler, ponerme guapa ya que a diario no hacía nada por verme bien. Sabía que a él no le importaba y más después de verme echa un desastre cuando llegué a la puerta de su suite la primera vez.
Salimos de la tienda ambas cargadas de bolsas, hasta que una figura me hizo detenerme. Mi padre subía de nuevo tambaleandose hablando por teléfono hacia nosotras. No nos vio por lo que agarré a Shasa corriendo y nos metí detrás de un maniquí del escaparate.
-¡Que me des más tiempo! - gritó al teléfono - esa niñata me ha robado el dinero y lo recuperaré para dartelo.
Miré a Shasa haciendole el gesto de silencio.
-Está bien pero dile al chico que se aleje de ella, ya me habéis amenazado bastante.
¿Hablaba de Tyler y de mi?
-¡Lo he entendido! Os daré todo antes de que acabe la semana. ¡Dile que se marche!
Cada vez se le escuchaba más lejos. Se alejaba en dirección al bar. Iba de nuevo borracho. No entendía su conducta. Él no bebía.
Me quedé pensando en quién demonios hablaba. No podía hablar de Tyler y de mi. ¿Yo era la niñata que le había robado? Yo no le había robado nada.
-¿Que ha pasado? - me preguntó Shasa confundida.
-No lo se.
-¿Le has robado?
-No, que va.
-¿Entonces?
Me encogí de hombros agobiada. No entendía nada y necesitaba saberlo. Por instinto volví a llamar a mi madre, para ver si conseguía respuestas. Como no, no me lo cogió. Seguía sin poder hablar con ella. Le he dejado cien mensajes lo menos desde que se marchó corriendo. Vuelvo a enviarle uno pidiendole explicaciones, recibiendo la misma respuesta. Nada.
Llegamos a la suite cargadas, un Tyler contento me saluda con un beso acompañado de las pequeñas. Sigo agobiada por las palabras de mi padre pero disimulo ante ellos. Hoy es noche buena, esta vez no dejaré que nos la estropee.
-Lisa Simpson hemos estado pensando..
-¿Que ocurrre? - pregunté curiosa.
-Cenar en una suite de hotel me parece frío y poco familiar.
-Y es muy pequeño y no podremos bailar. - comentó Penni.
-Bailaaaaaaar - dijo Lana intentando moverse como una bailarina de ballet.
-¿Donde queréis ir?
-Tenemos dos lugares, el restaurante donde tuvimos nuestra primera cita - me miró inseguro - o la casa de mi abuela.
-¿Que? - pregunté incrédula.
-Es más familiar y podremos estar más tranquilos que en la suite.
-¿Pero estas seguro de eso?
La última vez que hablamos de esa casa y de su abuela vi el dolor en sus ojos café. No quería verlo mal, ni triste. Y menos si lo hacía por mí o las pequeñas. A mi la suite no me molestaba.
-Si, además, la casa de mi abuela está cerca de su casa - señaló a Shasa - después de cenar podremos pasar a saludarlas.
Le miré ilusionada. Solo pensaba en nosotras. Necesitaba creer que esto no le dañaría, que estaría bien. Por lo que le cogí de la mano y lo llevé a la habitación. Quería hablar con él a solas.
-¿Estarás bien?
-Algún dia tendré que volver, en parte volví al pueblo por eso.
-No quiero que te fuerces a hacer algo por mi.
Sus ojos brillaron, pero seguía viendo esa inseguridad.
-Abi es complicado, lo admito pero si estás conmigo será más fácil.
Cogí su rostro y le besé. Le besé queriendo decirle que por supuesto me tenía. En ese momento y siempre que quisiese.
-Me has ayudado a salir de una parte de mi pesadilla, por lo que si, estoy contigo.. - susurré encima de sus labios - nunca dejaré de estarlo.
Esa sonrisa que tanto adoraba acompañada de ese hoyuelo que tan loca me volvía se abalanzo sobre mí para deborarme. Pasé mis brazos por su cuello y una mano a su cabeza, acariciando esta. Escuché un gruñido, en el fondo de su garganta que atrape con mi boca. Tyler y su debilidad por las caricias.
-Esta noche - me beso - serás mia - volvió a besarme - si o si.
Me reí, una carcajada salió de lo más profundo de mi pecho al entender el doble sentido de esa frase. Me sentía tan preparada que mi respuesta fue profundizar el beso. Mi lengua le dijo a la suya que estaría encantada de enredarme ahí, en él. Para siempre.
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Entre sueños y pesadillas
RomanceAbigail Jensen siempre se ha sentido atrapada como en una jaula. El maltrato constante de su padre hizo que dejara de brillar. Solo brilla cuando la ves cocinando o hablando del mundo, del rio de su pequeño pueblo. Eso hace que Tyler Smith llegue a...