Ninguno De los dos contó Secretos

13 6 3
                                    

Había pasado un día de la reunión y de que Tyler insinuara que ibamos a tener una cita. No supe nada de él desde que me dejó en la esquina de casa. Supuestamente ibamos a reunirnos hoy con los constructores para que empezasen el trabajo. Ahora eran las diez de la noche. Me encontraba fuera del restaurante bebiendo un vaso de agua pensando que demonios le habia pasado para que desapareciese 24 horas. Esa mañana me había encontrado su sudadera en mi habitación, pensé que ya iba siendo hora de devolversela. Aún seguía oliendo a él a si que decidí quedarmela un par de días más.
Azotó un aire de golpe que me caló de lleno en mi frio cuerpo, metiendose hasta lo mas profundo de mis huesos. Empecé a tiritar hasta que noté una especie de chaqueta de tela marron ancha.

-Siempre igual, al final caerás mala. - escuché su voz mientras me giraba para ver su sonrisa.

-¿Donde has estado todo el día? - le reñí inmediatamente mis ojos verdes se clavaron en los suyos.

-Por ahí, tenía trabajo que hacer. - dijo restándole importancia.

-Aquí también tienes trabajo que hacer, Tyler. - le dije un tanto molesta - si ya no te interesa esto..

-¿Como puedes pensar que no me interesa? Abi hace un dia que firmamos.

-Y tú has desaparecido todo el día. - me crucé de brazos.

-Venga pequeña Lisa, todo sigue en marcha. Delegue en los arquitectos para que empezarán a hablar con los constructores.

Se acercó a mi para envolverme en sus brazos pero dí un paso atrás.

-¿Estas enfadada conmigo por que me he ido?

-Si, que menos que informarme. - volví a dar un paso atrás para alejarme. Él dio otro paso hacia mi.

-Te informo ahora, querida Abi. - dijo susurrando mi nombre.

-No puedes desaparecer cuando tenemos cosas que hacer. - seguí riñendole volviendo a dar otro paso atrás. Pero él no se rendía, volvía a acercarse más.

-¿Tanto me has echado de menos? - preguntó acercándose aún mas.

-Que creído eres. No te he echado de menos. - cuando quise dar otro paso atrás noté en mi espalda la pared del restaurante. Maldije bajo cuando vi que Tyler se habia dado cuenta de ese dato y me acorraló por completo.

-Yo a ti tampoco entonces. - dijo en un susurro.

Me faltó el aire de lo cerca que lo estaba notando. Mucho más cerca que cuando me subió a los hombros. Notaba su aliento igual de cálido que su piel a centímetros de la mia. Alzó su mano para acariciarme la mejilla, rozando mis labios por el camino. Cerré los ojos disfrutando de la caricia. Llevó su mano hasta la zona de mi nuca haciendo que estuvieramos mas cerca.

"No puedes hacer esto." Escuché de golpe a mi cerebro gritar.

-Para - susurré.

-¿Que pasa? - susurró él esa vez, sin apartarse ni un milímetro.

-No puedo, Tyler. - le dije poniendo mis manos en su pecho intentando echarlo hacia atrás.

-¿No puedes o no quieres? - preguntó sin alejarse.

Claro que quería. ¿Mi mirada no le chillaba que deseaba que lo hiciera? Pero estábamos empezando a entrar en un terreno muy pantanoso. Desde el principio me dije que no podía permitirmelo. Sin embargo no conseguía frenarle. Poco a poco avanzabamos a otro límite que me hacía pensar en mandar a la mierda todo. Mi padre, mi vida y mis preocupaciones. Era una ingenua al pensar que podría contenerme ante Tyler.

-Abi, se están empezando a matar en la cocina, por favor... - escuché a Jerry saliendo del restaurante. Al ver la situación en la que me encontraba dio media vuelta.

Cuando miré al frente de nuevo, Tyler apretaba la mandíbula. Volvía a pensar que le negaba la posibilidad de algo entre nosotros por Jerry. Esa vez no disfruté con que lo pensara. Quería borrarle esa idea de la cabeza, pero si su mente creía eso, no insistiría en que pasara algo entre nosotros y me pondría las cosas más facil. Sabía que no era culpa de Tyler lo que estaba pasando, no era culpa de Tyler que quisiera besarle con todas mis ganas. Que quisiera saber hasta donde podía llegar. Pero si llegaba al punto de pensar que de verdad ocurría algo entre Jerry y yo no intentaría nada.

Que inocente era. A Tyler le daba igual Jerry, dias mas tarde me dí cuenta.
————————————–—————
-¿Y el dinero? - me pregunto mi padre al llegar a casa después de dejar a las niñas en el colegio.

Abrí la cartera sin decir una palabra y le di cien euros.

-¿Que es esta mierda Abigail? - empezaba a enfadarse.

-¿Cuanto te crees que cobro en el restaurante?

-Me importa una mierda lo que cobres. - escupió levantandose.

-No tengo nada más - le intenté explicar al ver como se acercaba.

Oí el crujido del plato a mis pies haciendose añicos. No moví un músculo, nerviosa.

-¡Pues lo consigues! - gritó a centimetros de mi cara.

-Cobraré de nuevo la semana que viene. - dije entre dientes.

-Más te vale traer algo más que esta mierda. - me lanzó los billetes a la cara - o tendrás consecuencias.

Noté una lagrima cayendo en mi mejilla. Estaba cansada de esto.

-¿Ahora vas a ir lloriqueando por las esquinas? - me agarró del brazo, zarandeandome.

Intenté zafarme de él, pero solo conseguí que me empujara contra el suelo. No supe que me habia cortado la mano hasta que vi la sangre goteando de la palma.

-Ya puedes ir limpiando el desastre. - dijo de pie señalando mi mano cortada.

Conforme vi como se sentaba en el ordenador, fui a la cocina. No quise estar mucho rato en casa, por lo que simplemente me anude una gasa a la palma, recogí los critales con la escoba, fregué la sangre que habia salido de mi mano y me fui. Dejé los billetes tirados en el suelo, si tanto le interesaban que se agachara a recogerlos. Como no tenía nada que hacer, decidí ir al rio a ver como avanzaba la cosa. Sorprendiendome de ver a Tyler por allí junto con los obreros. Metí las manos en las mangas de mi sudadera gris para que no se vieran las gasas.

-¿Que haces aquí?-le pregunté al acercarme a ellos.

-Como ayer me llevé una riña por no venir - me dio un toque en la nariz - he venido a ver como iban.

No estaban haciendo gran cosa. Estaban preparando la zona y trayendo el material.

-¿Damos un paseo ya que estas aquí? - preguntó intentando agarrarme de la mano. Al ver que las tenía escondidas se quedó extrañado.

-Tengo frío - mentí. Él me creyó, por que yo siempre tenía frío.

-El día que tengamos nuestra cita espero que te abrigues, no quiero que tu fria piel estropee el momento.

Intenté pegarle con la mano buena pero él fue mas rapido y la agarro antes de que pudiese llegar. Me empujó contra él, quedando de nuevo a centímetros y me dio un beso en la mejilla. Para mas tarde apoyarse sobre mis hombros y ir hacia mi lugar, la orilla del río. Ese simple gesto hizo que mis pulmones se llenaran de aire, como si de un glovo se tratase y me obligasen a suspirar. Notaba las mejillas ardiendo de nuevo.
Parecía que lo que habia pasado la noche anterior le diera igual. Actuaba como todos los días. Nada le frenaba.
Esa tarde, una vez más, ninguno de los dos le contó nada al otro de su vida. Hablamos de los peces, del campo, de la cabaña. Pero ninguno de los dos contó secretos.

Eso si, conseguimos no acercarnos mas de lo necesario de nuevo y yo conseguí que Tyler no me viera el corte.

Entre sueños y pesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora