Entre sueños y pesadillas

Nunca mas estarás sola.

Seguía en el sofá de la suite llorando. Tyler se encargo de las pequeñas. Las guió a la habitación, les puso la televisión y las tapó. Conmigo hizo lo mismo, solo que yo no quería tumbarme. Por lo que me quede en el sofá sentada. Tyler me curaba la frente que gracias a él había dejado de sangrar. La manta me tapaba lo que antes el vestido, pero seguía teniendo frío. Temblaba sin poder evitarlo.

-¿Vas a contarmelo? - preguntó Tyler serio pero amable

Negué con la cabeza. Ahora más que nunca no estaba preparada.

-Abi esto ya no es un labio partido - dijo sorprendiendome- ¿creias que no me habia dado cuenta?

-No fue nada.

-Deja de mentirme. - me pide.

-Tyler, no puedo.

-Hoy no, pero mañana quiero saber quien te ha hecho esto. - sentenció.

Asentí. Entendía que tras verme así quisiera saber que pasaba, pero ese día no. Ese día necesitaba que estuviera a mi lado. Olvidar el desastre centrándome en él.

-¿Puedes quedarte aquí conmigo? - le pedí.

-Claro - se tumbó al instante a mi lado.

Me tapó bien con la manta y me abrazo de frente. Me cabeza daba con su pecho pero yo buscaba su mirada. Necesitaba apoyo. Pareció que él lo notó, por que comenzó a acariciarme el pelo. Después bajo a mi cara. Me acaricio la nariz, las mejillas, los labios, por debajo de la mandibula. Cada parte de mi cara era cuidada por él con una caricia. Una lagrima cayó directamente a su camiseta. Después parecía que caían en cascada. Una detras de otra sin poder controlarlo. Por primera vez en años, el muro de fuerza que había construido, se fue cayendo poco a poco. Cada ladrillo, cada cimiento que habia pegado para ser fuerte, se rompió en el pecho de Tyler.

-Tranquila.. - susurró limpiandome las lágrimas.

-Lo siento, solo.. - sorbi por la nariz - estoy cansada.

-Puedes con esto, pero deja que los demás te ayudemos. - susurró - suéltalo, apoyate en mi, estoy aquí.

Un sollozo salió de mi garganta al oirlo. No sabía ni la mitad de la historia, sin embargo fue capaz de estar a mi lado, sin ninguna queja.

-¿Que hago mal? - le pregunté dolida.

-Nada. - note la tensión en su mandibula.

-Algo tengo que hacer mal para que me trate así - solloce. - pero no se el qué.

-¿Quien Abi? ¿Quien te ha hecho esto? - preguntó. Seguía acariciando mi mejilla.

-Mi padre. - lloré sin consuelo. Parecía que nadie podía frenarme. Aunque Tyler tampoco me pedia que parará. Le escuchaba todo el tiempo decirme que no me preocupara, que ya estaba con él, que no me pasaría nada.

-Te prometo que nunca más volverá a tocarte - dijo seguro. Con esa mirada tan intensa que tanto me gustaba.

Me había admitido a mi misma que Tyler me gustaba esa misma noche. Por que si, era una locura, no sabía casi nada de él y él tampoco de mi. Lo conocía de dos semanas. Pero era asi, me gustaba. Sentía que a su lado estaba a salvo, estaba feliz. Estaba tranquila. Y eso era lo mejor de todo. Él no me generaba locura, que bastante tenia en casa. Tyler me daba paz, una clase de tranquilidad que engancha.
Le miré a sus ojos color café intenso, que me miraba, me analizaba. Por que sentía que se preguntaba que más podía hacer. Cuando sin saberlo, estaba haciendo mas de lo necesario.
Apoye mi mano en la suya, que seguía en mi mejilla secandome el rastro de lágrimas.

-Tyler..

-Dime.

-Besame. - le pedi.

-¿Que? - no se lo creía.

-Bésame. - volví a pedirle.

-Abi yo no me refería a esto... - susurró.

-No importa, en este momento lo necesito - le dije segura. Quería hacerlo.

-No quiero que pienses que es por pena - dijo sonriendo - debes saber que llevo dias deseandolo.

Eso me hizo sonreír. No se que sentía por mi, pero algo era. Y eso, dentro de toda la mierda que tenía mi vida, me alegraba.

-Yo también - admití.

-Mi pequeña orgullosa - susurro acercándose.

Colocó de nuevo la mano sobre mi nuca. Todo mi bello se erizo esperando el momento. Ese estremecimiento en mi estómago eran en ese instante mil mariposas revoloteando. Acerco su rostro al mio, acariciando su nariz con la mia. Beso mi delicada nariz despacio. Puse mi mano en su brazo, deseosa del momento. No quería que se siguiera haciendo de rogar, yo ya no lo hacía.

Cuando note sus labios en los míos por primera vez algo en mi interior estalló. El corazón me latía demasiado rápido. Primero fue un casto beso, pero después profundizo con su lengua juguetona. Inspire una bocanada al abrir la boca para volver a besarle. Parecía que se me hubiese olvidado respirar. Bajo su mano a la parte baja de mi espalda y me acerco más a él. Como si eso fuese posible, estabamos en un sofá tumbados, era imposible estar mas pegados.

-Te dije que sería yo quien te parara para no llevarte a mi habitación. - dijo separándose.

Escuché su risa acompañada de la mia. Lo atraje hacia a mi de nuevo, lo necesitaba demasiado. Me subió encima de él a horcajadas. Una mano seguía en la parte baja de mi espalda y la otra en mi nuca para profundizar el beso. Me apoye en su pecho para no hacerle daño con mi peso, sin embargo él no se conformaba. Me quería más cerca. Acaricie sus pectorales mientras le besaba. Subí las caricias a la cabeza, acariciandole a la vez que le cogía el pelo. Él hizo lo mismo con mi espalda. Entre caricias y besos nos perdimos hasta que ambos decidimos parar.

-Si que tienes que pararme, si. - le dije riendo.

-Me encantaría llevarte a mi habitación. - dijo sin aire - pero quiero seguir teniendo buena imagen ante tus hermanas.

Me reí. Volví a darle un casto beso en los labios y volví a mi lado del sofa. Él me abrazo dándome otro beso en la nariz. Me dormí pegada a su pecho mientras notaba las caricias en mi espalda.

- Nunca más volverás a estar sola - escuché que me susurraba mientras se me cerraban los ojos - yo me encargaré de todo.