Abro los ojos lentamente, el sol se cuela desde hace rato por la ventana aunque yo me haya esforzado por evitarlo, las dichosas cortinas no sirven de nada desde luego. Retiro uno de mis pequeños cascos de mis oídos para que la megafonía me avise de lo que aprecio a través de la ventanilla del tren.
"Próxima estación: Madrid, Príncipe Pío".
Deslizo la cortinilla marrón claro sobre su raíl para vislumbrar la enorme capital, ya estoy aquí, ya no hay marcha atrás desde luego. Hace cosa de dos meses que me dijeron desde la RESAD que había superado las pruebas con éxito, apenas habían pasado 15 días desde que las había hecho y estaba preparando las de Dantzerti a las cuales obviamente no me presente, aunque acompañe a Haizea para ayudarla a calmar sus nervios, así como la intenté ayudar en todo lo que pude. Ella consiguió entrar allí, aunque la costó un poco, pero también parece conseguir perseguir su sueño. Aún puedo oírla reírse como si la tuviera aquí sentada junto a mí haciendo la broma que ha repetido mil veces: "Mira, tu a RESAD y yo a Dantzerti, que tiemblen Londres y California".
Cuando noto que el tren empieza a frenar observo como la gente se levanta intentando ganar la lucha por ser la primera en salir, hay una familia con dos hijos donde el padre está cogiendo las maletas mientras la madre despierta a la niña que descansaba tranquilamente. Una pareja de dos chicas que sonríen y señalan por la ventana riendo mientras hablan sobre los sitios que van a ir a ver ahora mismo según se bajen, e incluso hay una señora mayor con un pajarito junto a un joven que la sonríe mientras esta suspira un: "Por fin en mi querida Madrid, no la hay más bonita".
Espero a que salga gran parte de las personas del tren para poder coger mis maletas y pisar por fin suelo madrileño. Intento recordar el camino de salida de la estación hacia esa gran explanda exterior con el centro comercial cosa que me encantó a mí y a mi padre la primera vez que vinimos. Podría recrear la foto que nos hicimos con la estación de fondo y los restaurantes al lado perfectamente.
Para cuando quiero pararme frente las puertas de cristal al abrirse estas noto toda la ola de calor que me azota la cara como si quisiera castigarme, sigue haciendo casi el mismo tiempo que en julio cuando vine a las pruebas. Suspiro remangándome las mangas de mi camiseta verde y empujo la maleta hacia la calle dejando que el sol nos engulla tanto a ella como a mí, desde luego que lo voy a pasar acostumbrado a mis días de lluvia y ese sol que pica pero es soportable. Me acerco hasta el final de la acera y estiro la mano intentando parar cualquier taxi que decida llevarme hasta el que será mi hogar durante un largo tiempo. Tuvimos poco tiempo para mirar un apartamento y lo que encontré no estaba mal, dos compañeras de piso, apartamento LGTB y pet friendly, con tres cuartos, salón y cocina bastante amplios y apenas 30 minutos de la escuela superior de arte dramático, así que desde luego una ganga aunque el precio quizás no tanto.
Agradezco al conductor que lleva el aire acondicionado en su coche y se ofrece a subirme la maleta, conduce sin apenas dirigirme la palabra más allá de preguntas curiosas sobre si acaba de llegar algún tren, de dónde vengo y a donde voy a ir a estudiar puesto que le comento que he venido por estudios hasta aquí. Un cliché como el de vine por amor.
Miro por la ventanilla al notar como poco a poco va frenando la velocidad el coche y busco algo que apenas conozco, un portal que parece de época antigua y que dicta el número 44. Tan solo he estado una vez pero lo vislumbro al final de la parada, ahí esta ese enorme número dorado que brilla ahora iluminado por el sol como foco.
Parado frente a la puerta de madera que tiene un pequeño chirrío apenas notorio, con mi enorme maleta azul a la que le he puesto mi nombre y número con cinta adhesiva ya que no encontraba ninguna etiqueta a última hora, y una de mis mangas ya cayéndose a su posición original levanto poco a poco la mirada y oigo el sonido del taxi alejándose mientras el taxista se despide amablemente con un:
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Vorágine.
Fanfiction¿Y si en vez de la comodidad decidimos poner todo patas arribas? ¿Qué pasaría si dejamos atrás nuestro pasado y vivimos el presente? Una vorágine, el remolino del agua del mar, una catarsis de psicodelia y el torbellino que remueve las hojas en ple...