Desde que Juanjo se quedó a dormir tras ver aquella película de miedo creo que mi vida solo ha sido una película romántica. Ojalá el Martin de hace unos días hubiera sabido que ahora iba a despertarme por segunda vez con Juanjo rodeando mi cintura. Desde luego que hubiera agradecido esa calma de saber que la tormenta va a pasar.
Miro como aún sigue dormido como ayer y sonrío como un estúpido. Cuando volvimos con el grupo ayer tuvimos que fingir que habíamos salido a fumar, o más bien Juanjo había ido a fumar. Ruslana nos explicó que Álvaro había ido a buscarnos por la discoteca con su supuesto amigo y tampoco había vuelto. Pasamos lo que quedó de noche cambiando de una sala a otra disfrutando de todos los géneros musicales que nos gustan en el grupo. Ruslana y yo gritamos "Inmortal" de la Oreja de Van Gogh y fuimos el centro de atención durante los cuatro minutos que dura la canción. Debo decir que aprovechamos las escaleras que hay en la sala del medio para bailar libremente estando en el punto de vista de todos.
Al volver a casa Bea ocupó un sofá y Álvaro el otro, por lo que no quedó más remedio para nuestra suerte que volver a compartir colchón como fingimos aceptar sin ser capaces de ocultar una sonrisa estúpida en ambas caras.
Me levanto intentando no hacer ruido y dejando un suave beso en su mejilla. Hago el menor ruido posible cuando salgo del cuarto para poder ir al baño, dejándolo completamente dormido.
No vuelvo a entrar en la habitación sino que voy a la cocina donde oigo algo de ruido y encuentro a Violeta que enciende la cafetera haciendo que el café rompa y empape su vaso de cristal. Me sonríe cuando me ve recolocándose las gafas de ver que usa a veces en casa.
- Hola - digo ante su sonrisa acercándome a ella.
- Hola. ¿Qué tal? ¿Cómo habéis dormido? - pregunta sonriéndome ampliamente.
Ruedo los ojos poniéndolos en blanco chocando mi cadera con la suya. Creo que se me nota en la cara la respuesta. Genial, todo absolutamente genial y ella tenía razón, debía lanzarme.
- Gracias tengo que decirte - río agachando la cabeza.
- ¿Por qué dices eso? - se extraña cruzándose de brazos.
- Por darme la idea de que nos perdiéramos por la fiesta.
- Que bobo eres. ¿Hablasteis? - pregunta cogiendo su taza de café que ya está completamente llena.
- No, bueno sí. Quiero decir. No nos hizo falta hablar, ¿sabes? - ocupo su lugar en la cafetera y empiezo hablar de forma inconsciente - Simplemente nos dejamos llevar, sonaba la canción de "Dime" y nos venía completamente perfecta.
- ¡Ay! Que ya tenéis canción y todo por favor - dice muriéndose de ternura.
Siento como mis mejillas se sonrojan y cuando oigo una de las puertas de un cuarto abrirse me revuelvo el pelo nervioso forzándome por ocultar mi estúpida cara de enamorado que me sale de tan solo pensar en el punto al que hemos conseguido llegar los dos.
- Buenos días - dice Juanjo entrando por la cocina.
- Ey, hola - digo yo olvidándome rápidamente de todo, hasta de la presencia de Violeta.
Me acerco a él para acariciarle el costado mientras se despereza y me deja seguido un abrazo de forma cariñosa. Me hago a un lado cuando él empieza a moverse por la cocina. Cojo mi café y me encargo de las tostadas que pongo en la tostadora junto a las que Juanjo me pide.
Rondándole por detrás mientras observo cómo se mueven los músculos de su espalda al abrir el brik de leche me acabo por acercar para acariciar su espalda de forma suave.
- ¿Te vas a hacer un Cola Cao? - pregunto observando cómo echa la leche en un vaso y al lado espera el cacao.
- Sí, con café.
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Vorágine.
Fanfiction¿Y si en vez de la comodidad decidimos poner todo patas arribas? ¿Qué pasaría si dejamos atrás nuestro pasado y vivimos el presente? Una vorágine, el remolino del agua del mar, una catarsis de psicodelia y el torbellino que remueve las hojas en ple...