Nieves. Así me había dicho que se llamaba la madre de Juanjo la cual no había parado de hablar desde que llegamos preguntándonos a todos qué tal nos iba por la capital. Puede que alguna pregunta de más fuera para mí, ya que era la primera vez que me veía y por lo que parece, su hijo apenas le había hablado de mí. Para compartir cama tan a la ligera no parezco ser alguien de quien quiera que sepan. Nada más llegar el resto del grupo, él mismo se había encargado de sacarme del barullo que era su salón con sus padres hablando con todos con la excusa de necesitar ayuda con las maletas.
- ¿No les has dicho que compartimos cama? - digo nada más Juanjo cierra la puerta de la entrada.
- No - confirma sin mirarme si quiera.
- ¿Y cómo vamos a hacer aquí? Tu madre no parecía contar mucho conmigo para ello.
- Nos las apañaremos.
Afirmo con la cabeza dirigiéndome al coche de Kiki que está aparcado junto al de Juanjo en la calle. Aún tienen las cosas ahí metidas y es que en lo que han tardado en llegar nos ha dado tiempo a sacar todo lo nuestro del maletero del coche y dejarlo momentáneamente en el salón. Hay tres camas y un colchón inflable que por lo que han dicho es bastante pequeño. Estoy seguro de que Chiara y Violeta se las apañarán en una de esas camas, igual que Bea y Álvaro los cuales son inseparables. El problema viene con Juanjo, Ruslana y por supuesto yo.
Oigo los pasos de Juanjo acercarse hasta mí. Se apoya en el maletero y echa el humo que ha absorbido del cigarrillo hacia arriba siendo este impulsado por el aire a mi cara. Remuevo mi nariz sintiendo el picor que me causa ese desagradable olor seguido de un pequeño estornudo que llama la atención de Juanjo al segundo.
- Oh perdona, la rinitis - dice sin que yo tenga que explicar nada.
- ¿Cómo sabes eso? - pregunto ladeando la cabeza.
- Si algo me dejó claro Rus cuando entré en ese piso, era que estaba prohibido fumar cerca tuya por tu rinitis.
- ¿En serio? - pregunto notando la ilusión por mi cuerpo.
Él afirma dando paso a que una sonrisa se dibuje en mis labios cuando me vuelvo apoyar en el coche junto a él. Es absurdo que me haga tan feliz que recuerde ese pequeño detalle como para ser consecuente de sus actos por ello. Pero aquí estoy, apoyado en el maletero del coche de Chiara con una estúpida sonrisa de oreja a oreja porque el chico del cigarrillo ha dicho que recordaba que tengo rinitis. No quiero imaginar que pasará si dice que se acuerda de algo más, probablemente no sea capaz de formular mucha palabra.
- ¡Chicos! - nos llama Chiara desde la puerta. - ¡Vamos a hacer el reparto de camas, vamos!
Miro a Juanjo que responde tirando su cigarrillo al suelo y aplastándolo con la punta del pie para después dirigirme una mirada. No es una mirada cualquiera y es que ambos nos quedamos mirándonos un rato como esperando que sea el otro quien tome el inicio de levantarse de su apoyo y andar hacia esa casa de nuevo, pero ninguno lo hace. Trago saliva cuando veo como los ojos de Juanjo se desvían de los míos hacia mi boca y noto como el ritmo de mi corazón se acelera a gran velocidad casi saliéndose por mi propia boca.
- Deberíamos ir - digo yo con la voz débil.
- Sí, deberíamos - repite él devolviendo la mirada a mis ojos.
Aun así, ninguno de los dos es capaz de moverse más allá de mis brazos que dejan de estar cruzados en mi pecho y al bajarlo rozan la mano de Juanjo la cual me parece lejana ya que nunca he tocado, pero a su vez me niego a dejar de tocar ahora mismo.
- ¡Venga, no tenemos todo el día!
Es la voz de Ruslana esta vez la que nos hace retroceder dos pasos a cada uno como si fuéramos polos opuestos de un imán que no son capaces ni de acercarse. Veo como traga saliva y baja la mirada a sus pies donde aún está la colilla medio aplastada. Con las manos en los bolsillos delanteros es él quien da el primer paso hacia su casa y yo simplemente le sigo por inercia para no quedarme solo como un estúpido pensando en qué ha sido eso que ha ocurrido, aunque mi cabeza sin embargo estoy seguro de que no va a dejarlo pasar.
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Vorágine.
Fanfiction¿Y si en vez de la comodidad decidimos poner todo patas arribas? ¿Qué pasaría si dejamos atrás nuestro pasado y vivimos el presente? Una vorágine, el remolino del agua del mar, una catarsis de psicodelia y el torbellino que remueve las hojas en ple...