14. Voy acabar loco por él, por su culpa.

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"Miro sus labios, están medio abiertos en un gesto de disgusto tras la pelea que acabamos de tener. Bésale, pienso, pero no me muevo mucho más allá de mi sitio en la cama. ¿Por qué hemos peleado ahora? Ni si quiera me acuerdo, me molestaba ese dichoso cachirulo y a él le molestaba mi desorden en general que desde que me había invitado a dormir juntos parecía volver a reinar la habitación. La cuestión entre nosotros dos era discutir, fuera por lo que fuera.

Me ponía nervioso, su forma de rebatirme cada argumento y esforzarse en llevarme la contraria. Pero más nervioso me ponía tenerle delante y notar que mi piel tiraba hacia él pidiendo más de esos pequeños roces que tenemos cuando nos enfrentamos. ¿Quizás por eso discutimos tanto? Por la simple necesidad de buscar un motivo para poder tocar las manos del otro sin tener que notar vergüenza.

Maldito Juanjo, me estaba volviendo loco, pero no loco por su forma de ser. Loco por él al completo y esa necesidad de tenerlo junto a mí constantemente.

No me había dado cuenta de que mis ojos se habían quedado fijos en sus labios mientras mi mente se esforzaba por hacer retroceder a mi cuerpo. Mierda estaba ahí enganchado al completo.

Aparto la mirada tan rápido como puedo pero para entonces el ya me recrimina que lo haga tirando una vez más de su cachirulo que sostengo en mi mano izquierda y el cual no suelto, sino que lo uso para acortar toda la poca distancia que nos quedaba entre los dos.

A la mierda.

Mis labios se juntan a los suyos sin pensar mucho más, noto la sorpresa en sus movimientos cuando se muestra estático pero poco a poco se deja desenvolver por la unión de nuestras bocas que chocan tímidamente hasta hacerlo todo un poco más frenético y descontrolado."

Me incorporo de un salto. Tengo toda la nuca sudada, mi cuerpo entero desprende mucho calor. Me desarropo echando al suelo por completo la manta y como si un león tuviera al lado empiezo a girar mi cabeza lentamente para comprobar que el chico de mi sueño sigue a mi lado dormido, pero está vez girado hacia mí. Tal y como yo también he debido de estar.

Me levanto de la cama para huir al cuarto de baño donde pienso darme una buena ducha mañanera quitándome este dichoso calor que empapa todo mi pelo al completo.

¿Qué ha sido ese sueño? Tan solo hemos dormido juntos, no ha pasado nada más. Amigos. ¿Amigos? Sí.

Cierro la puerta del cuarto de baño intentando hacer el menor ruido posible en todo el transcurso hasta llegar aquí. Juanjo no parece haberse despertado con mis movimientos y tampoco se ha enterado cuando he vuelto a dejar entrecerrada la puerta del cuarto. Ahora solo me queda esperar que Ruslana y Chiara tampoco se hayan enterado y por supuesto que ayer por la noche llegasen lo suficientemente tarde como para comprobar que yo no estaba en el sofá durmiendo. No me quiero ni imaginar como se pondrían si nos pillan a los dos compartiendo un mismo colchón.

Abro el grifo en agua templada dejando que esta me moje al completo. Siento mi piel de gallina ante el cambio de temperatura y lo agradezco tras las gotas de sudor que me han dado los buenos días. Me dejo acariciar por el agua en cada parte de mi cuerpo y aprovecho para lavar mi pelo ante lo ocurrido.

Me dejo llevar por la música que resuena en mi cabeza, la última canción de Lady Gaga con Bruno Mars la cuál he oído demasiadas veces como para poder llegar a canturrearla. Ni si quiera oigo la puerta abrirse y no es hasta que giro sobre mis propios pies para poder coger la toalla que veo su figura. Ahí está de pie al lavabo lavándose las manos el dichoso Juanjo.

- ¡Se puede saber qué haces! - me quejo intentando taparme con las manos aunque la mampara de la ducha sea opaca y cumpla a la perfección su función.

Vorágine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora