21. Sobrevivir a la vorágine saliendo ileso.

385 38 9
                                    

No sé cómo había acabado de nuevo de copiloto en el coche Juanjo para volver a casa. Me estaba esforzando por pensar únicamente en las clases que tenía esta misma tarde y a las que pensaba asistir aunque no llegase puntual, pues el simple hecho de bailar iba a conseguir lo que llevaba desde hace casi 24h buscando. Despejar la mente. No pensar.

Suspiro apoyando mi codo a ras de la ventanilla para poner mi barbilla sobre mi mano escuchando de fondo la lista que Juanjo se ha encargado de poner antes de arrancar.

No me interesan los sonidos que suenan, hemos oído desde algo que sin duda era una jota hasta el pastelón de turno seguido de una canción más de Bisbal. Mi cabeza ya no sabía cómo desconectar de la situación. Ojalá pudiera ser como Ruslana y consiguiera dormirme durante un par de horas sin importarme el rumbo al que vamos.

He oído cómo comentaban la fiesta de ayer. Los quejidos de Ruslana dejándole claro a Juanjo que no iba a volver a salir con él si su mood era ese. Me ha mirado después rodando sus ojos como si no comprendiera la actitud del propio Juanjo ya que la ha ignorado. Sin embargo yo solo me he encogido de hombros sin saber que decirle a la chica que buscaba mi apoyo.

A mí me vino bien pasar la tarde noche con Violeta. Conseguí soltar un poco ese peso que me había cargado a las espaldas tras las palabras de "no pasó nada" y Violeta me había mimado como si comprendiese todo lo que estuviera pasando. Parecía que estaba leyendo un libro y yo era únicamente palabras, o como si estuviese hecho de cristal y mis emociones reluciesen detrás de él dejándose ver al completo.

Suspiro por octava vez probablemente en menos de diez minutos y consigo ganarme una mirada de desaprobación de Juanjo que despega por fin su vista de la carretera y solo para mirarme de arriba abajo seguido de una negación leve de su cabeza.

Quién le diría a ese Martin y ese Juanjo que vinieron hace unos días hablando, cantando y compartiendo momentos juntos de una forma casi íntima; que ahora no serían capaces ni de mirarse de reojo más de diez segundos seguidos por temor a ser pillados por el otro y es que las dos horas y media que llevábamos de viaje me habían dado suficiente como para saber qué Juanjo no despegaría la mirada de la carretera a no ser que me estuviera muriendo. E incluso dudo que lo hiciese en ese caso.

Su rostro seguía mostrando un par de ojeras como síntoma de cansancio en él. En parte eso me daba miedo pues no había descansado nada, ya que cuando llegaron a media noche él no sé tumbó a dormir sino que se tiró un rato con el móvil haciendo algo que ocultarme y tras ello empezó a dar vueltas sin ton ni son.

Cierro los ojos cuando vuelvo a centrar la vista en la carretera dándome por vencido finalmente ante la idea de poder entablar una conversación de nuevo entre ambos. Es absurdo hacer como si nada hubiera pasado porque lo ha hecho, ha pasado, nos hemos besado y ninguno en su momento se arrepintió, eso está más que claro con el ambiente que hay en el coche. Sin embargo tras la conversación dichosa todo parece haber ido incluso más a peor.

¿Hubiese sido mejor no hablarlo y déjalo pasar?

Estoy seguro que sí, aunque una parte de mí es consciente de que no hubiera podido aguantar ignorar lo que el roce de sus labios provocó en mi cuerpo. Cómo mi piel se erizó con cada tacto de sus manos rozando aquellos huecos que no cubría la tela.

- ¿Te vas a dormir para no hablarme? - oigo que farfulla la voz de Juanjo.

Abro los ojos como si una tormenta se acabase de desatar, pero no soy capaz de mirarle sino que me mantengo firme intentando pasar desapercibido o más bien saber si es que esa voz ha sido de verdad o una imaginación.

- Si vas a quitarme la palabra para siempre me lo puedes decir y acabamos antes Martin. - vuelve a decir.

Su voz pronunciando mi nombre consigue un efecto contrario a lo que busca. Me revuelve por completo el estómago y noto a los gusanos de lo que antes fueron mariposas babosear cada parte de mí para intentar acelerar su ritmo de crecimiento. Tan solo ha dicho mi nombre y yo ya estoy aquí de nuevo haciéndome ideas... increíble.

Vorágine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora