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Miraba desde lejos a su pequeña jugar con los cisnes del lago. No sabía como se sentía exactamente, aquellos instantes en que sólo se centraba en su hija, se sentía dichosa, pero cuando la oscuridad de su pasado la atormentaba, venían esos episodios de depresión acompañados de esos molestos ataques.

-Yume, si te acercás más te vas a...

Fue muy tarde, su hija ya se había tropezado y caído a las orillas del lago, viró los ojos y después miró hacía atrás al escuchar unas pisadas acercarse a ella.

-Deberías ir por ella y cambiarla, Sasuke- le dijo la voz de Sakura que caminaba con lentitud, debido a su segundo embarazo.

-Sakura, sabes que no me llamó así-le recordó con los brazos cruzados mientras contemplaba el paisaje frente a ella, que a pesar de ser tan hermoso no lograba que esa sensación de inquietud desapareciera de su interior.

-Lo siento, Mitaku-se corrigió Sakura- ¿ no vas a ir por ella?-la cuestionó mirando que Sasuke no se movía ni un poco por intentar ir por su hija.

-Es como él, puedo ir, cambiarla, y volverá a ensuciarse de nuevo, además sólo se mojó un poco.

-Es cierto-sonrió Sakura mirando a la niña- es muy inquieta, tiene mucha energía como su padre.

Sasuke suspiró y Sakura supo que esa herida estaba lejos de cerrarse. Habían pasado ya más de tres años, Sasuke se había recuperado poco a poco. Había tenido que pasar por mucho, desde aceptar que probablemente nunca más vería a su familia, que su hija se había quedado sin padre y tendría que perder hasta su nombre.

Aún recordaba cuando tuvo que contarle todo, cómo el padre del príncipe Deidara había acordado con el Rey Shimura que le entregaría a Sasuke una vez que le diera un barón como nieto y que de esta forma sus reinos y poderíos de aliarían. Sorpresivamente Deidara había ideado un plan todo este tiempo y fue a contárselo a Itachi, pero Sasuke al dar a luz, así como el anunció de la muerte de Naruto, complicaron la situación y el plan se llevó acabo sin haberlo planificado del todo bien y esperando que al final todo saliera lo mejor que se pudiera.

-Necesitó encontrar un trabajo-dijo Sasuke sin quitarle la vista a su hija.

-Pero, Mi Lady...-Sasuke la reprendió con la mirada, hace tres años que había perdido ese título pero Sakura aun parecía seguir empeñada en mostrarle ese tipo de respeto- Mitaku, no tienes necesidad, el Conde y yo te hemos dicho que puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.

-Lo sé, pero ustedes ya me dieron demasiado, además...

No hacía falta que Sasuke dijera que lo que realmente quería era distraerse, amaba a su hija, era su mundo, pero necesitaba tiempo en que ocupar su mente, además de dejar se sentirse una extraña en ese castillo.

-El primo de Sasori, El Marqués Sabaku, insiste mucho en que tener una salida contigo-le mencionó Sakura con una sonrisa picarona-es muy bien parecido y tiene una gran fortuna.

-¿Crees que ese tipo de cosas son las que me gustan?

-No-se sintió mal por eso comentario - no quise insinuar eso, pero el joven Gaara, es muy amable, inteligente y está claro que le gustas demasiado, sus visitas cada vez son más constantes, deberías darle una oportunidad.

Sasuke suspiró y se sentó al lado de Sakura - sé que es buena persona, pero no es él-dijo refiriéndose a Naruto.

-Lo sé, pero ya han pasado tres años y él no volverá-se sintió mal al decir esas palabras, pero eran verdad. Además de que Sasuke cargaba con un gran dolor y merecía tener felicidad en su vida, había pasado por mucho.

Midnight LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora