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Lloró la noche después de su encuentro con Naruto. Primero maldijo su suerte, después maldijo al idiota Rey que había ocasionado todo y después se maldijo a ella por sus apresuradas decisiones, aunque sabía que no lo habían sido, al menos no todas. Pensó que el llanto cesaría en las siguientes noches, pero todo lo contrario sus ojos amanecieron hinchados los siguientes días y más aún cuando recibió una carta para una fiesta más, antes de la boda de Hinata y Naruto. "Duque Senju", se corrigió a si misma al leerla en silencio, así es como debería verlo de ahora en adelante.

— ¿Te gustaría acompañarme?— invitó Sasuke a Sakura mientras tomaban el desayuno — llevas mucho encerrada en estas paredes.

— Quisiera esperar a que volviera Sasori, pero supongo tienes razón, además hay quien cuide a los niños.

Estaba por advertirle sobre Naruto, pero inesperadamente se arrepintió, tal vez porque quería que alguien corrobora que el Duque Senju era Naruto y no producto de su locura. Pues a pesar de haberlo besado y haber hecho el amor con él, algo dentro de ella se negaba a creerlo. Tal vez era su necedad.

—¿ Extrañas mucho a tu esposo?— la cuestionó Sakura después de darle una mordida a su tostada.

— No— dijo con seguridad y logrando que Sakura la mirara extrañada — digo si. Lo siento no he dormido bien.

— ¿ Por qué?, ¿quieres que llamamos al doctor?.

—No, no es nada de eso – se apresuró al decir, al notar la preocupación en su amiga, "es simplemente culpa, Sakura, de haber cometido adulterio, una vez más", pensó ella — supongo que como dices , lo extraño — no estaba segura de eso fuera verdad y sólo considerarlo la hacía sentir más miserable.

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Se enfocó en su hija los siguientes días. Pobre Yume, mientras que ella la usaba de distracción, la niña no para de recibir incontable información de parte de las lecciones de su madre.

— ¿Mi papá era inteligente? — preguntó Yume a su madre mientras esta le daba lecciones de caligrafía.

Sasuke río — Era más habilidoso; torpe pero hábil— suspiró inconscientemente al responder.

— ¿Torpe, habili-doso? — Yume miró confundida a su madre, esperando que esta le explicará mejor.

— Ya te he dicho que te pareces mucho a él, torpe me refiero a como tú, no debes hacer ciertas cosas y aún así te las ingenias para lograrlo. Cómo el hecho de que no deberías trepar tan alto a los árboles y aún así parece que nada te detiene.

— ¿Lo querías mucho? — Sasuke no parecía darse cuenta, pero su hija además de disfrutar escuchar las historias de su padre, lo usaba de pretexto para distraerla de las lecciones y así lograr descansar un rato.

— Lo amo mucho, lo amaba— se corrigió de inmediato.

—¿Tanto como quieres a papá Gaara?

Con esa pregunta se sintió acusada, incluso interrogada. Claro que Yume no lo había dicho con esa intención.

— Son diferentes personas, no los podría querer de la misma manera — esquivó la respuesta que debía de dar a su hija.

—¿Tú no me quieres como a mi papá? — preguntó Yume un tanto preocupada.

— Por supuesto que no, a ti te quiero aún más, te adoro— pellizcó con cariño la mejilla de su hija y le dio un beso en la frente.

Yume se rió de la situación — yo también te quiero mucho, mamá — abrazó a madre por la cintura. Y así se quedó Sasuke, disfrutando el momento.

Midnight LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora