Capítulo 4

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Deku comió con rapidez lo que le habían llevado, en su cabeza, pequeñas voces susurraban reglas sobre el uso de los tenedores y la forma en la que debía sentarse. Pero estaba tan hambriento que ignoró todo y siguió comiendo con la misma velocidad, agradeciendo que la sopa estuviera caliente y no tan pesada para su estómago. Cuando todos los platos estuvieron limpios dejó salir un suspiro y se inclinó un poco hacia atrás.

– Eso estuvo delicioso – le aseguró a Denki, quien dejó escapar una pequeña risa. El peliverde se sintió avergonzado al instante.

– Lo lamento, creo que fui grosero al no seguir las reglas de la mesa – continuó un poco sonrojado mientra se sentaba correctamente.

– ¡Oh no, claro que no! – le respondió el otro chico sin dejar de sonreir.

– la verdad, es que me gustó verte comer todo, hicimos una pequeña apuesta en la cocina – se detuvo un segundo – no le digas a Bakugo que te dije esto, le confesó antes de continuar.

– Algunos creen que no comerías por miedo a que tuviera veneno, otros, decían que era demasiado... incivilizado para ti, pero Bakugo y yo dijimos que comerías. Acabamos de ganar, gracias Deku – su sonrisa se ensanchó mientras acomodaba los trastes sobre la charola.

– Algunos ancianos dijeron que lo mejor sería darte de comer y dejarte cenar – le aseguró mientras se levantaba. Con un rápido movimiento de sus dedos, los hizo tronar, sacando pequeños rayos amarillos que prendieron una a una las velas del lugar.

– A menos, claro, que tengas otro plan – le aseguró.

– También creen que lo mejor es que te quedes un poco aquí. Eres un extraño y eso puede asustar al pueblo. Pero Bakugo me pidió que te recordara que estas medidas son por tu seguridad, en ningún momento te convertiste en un prisionero, y si quieres salir, puedes hacerlo. – continuó mientras movía las pesadas pieles de las ventanas y las aseguraba para evitar el paso del frío.

– Pero, si me dejas ser honesto, lo mejor es que salgas acompañado. En primera por que este castillo es un laberinto y en segunda para que nadie se vuelva loco e intente hacerte daño.

Se aseguró de que cada piel estuviera bien sujeta y después volvió al la mesa junto al chico.

– Mañana te presentarán al pueblo e indagaremos un poco sobre tu paradero. Bakugo dice que perdiste la memoria, así que pondremos a prueba tu cabeza – le aseguró colocando su índice sobre su frente.

– Espera – le respondió Deku un tanto adormilado. Había estado tan maravillado con los movimientos del rubio que se había perdido en su propia mente.

– ¿Me estás diciendo que no me consideran peligroso? – la risa de Denki lo sorprendió.

– No quiero sonar grosero, pero eres un omega de un imperio vecino. No hay nada peligroso en ustedes.

Le mostró una pequeña sonrisa y salió de la habitación, justamente Bakugo había dicho lo mismo, pero empezaba a preguntarse como eran los omegas de los Imperios, y por qué los veían tan inofensivos. Deku dejó salir un gran bostezo. Su cuerpo le exigía descanso, así que decidió dejar el asunto para el siguiente día.

Caminó hacia la cama y miró su ropa. Debía quitársela, estaba sucia. Pero no estaba seguro de que usaría después, o si alguien entraría en la habitación. Miró al rededor pero no encontró nada que pareciera una prenda, solo pieles, así que se resignó, entrando en la pequeña cama, que resultó más cómoda de lo que esperaba, cubriéndose con la pieles gruesas y afelpadas que estaban ahí.

El dolor de cabeza casi había disminuido, el calor en su cuerpo aumentó, los párpados se sintieron pesados y unos minutos después se quedó dormido.

Unas horas después, dos figuras entraron sin hacer ruido en la habitación. El rubio se acercó a la cama con sigilo, mirando al omega dormido, mientras que el pelirrojo avanzó con cuidado por la habitación. Deku había dejado las velas encendidas, así que el apagó cada una. ambos alfas se acercaron a la cama, sin hacer ruido y lo miraron en silencio. se hicieron señas y analizaron la situación. Cinco minutos después cruzaron la puerta y volvieron al pasillo.

– Honestamente esperaba que reaccionara a nuestra presencia – le dijo el pelirrojo mientras llegaban a la sala del concejo.

– Estaba seguro de que no lo haría. No es un asesino Kirishima, sólo es un niño perdido en el bosque.

– Lo se bro, solo, es muy extraño. No puedes negarlo.

– Claro que no. Conozco bien la situación. No sé que está pasando. Pero Deku es inocente.

– Lo dices por que para ti huele bien – le aseguró con una pequeña risa.

– Joder Kirishima, eso no tiene nada que ver, ¿acaso somos animales que solo pensamos con el olfato y el pito? – se quejó Bakugo, haciéndolo reir.

– Eres el Rey Bárbaro, claro que solo piensas con el pito, puedes preguntarle a cualquiera – Bakugo le respondió con un gruñido seguido de una carcajada.

– Malditos imperios, a veces me pregunto quien es el verdadero bárbaro.

Esta vez ambos se quedaron en silencio.

– Sero está mejor, está con nosotros, volvió. No permitiremos que nada así pase de nuevo.

– Lo sé, es solo que. Joder, cuando lo vi...

– ¿Pero entonces estás seguro? ¿Tener a Deku no causará una cosa similar? – Bakugo lo dudó un segundo.

– Es inocente. Estoy seguro de eso. Nosotros salvamos a los inocentes, no lo olvides. No somos unos malditos como ellos, sin importar como nos vean. Si Deku necesita nuestra ayuda se la daremos. ¿Estás conmigo? – Kirishima puso su brazo sobre sus hombros y sonrió.

– Joder, claro mi rey, contigo hasta el final de los tiempos. 

El corazón del Rey Bárbaro // TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora