Cinco años habían pasado después de que la guerra terminó. Era temprano en la mañana mientras Bakugo se encontraba entrenando a su pupilo, ahora tenía casi ocho años, pero era excelente con el arco. Algo que enorgullecía a sus padres. El pequeño Daiki dio de nuevo en el blanco. Mostrando una sonrisa triunfal.
– ¡Serás un gran Rey! – le aseguró el alfa mientras tomaba la flecha. Kirishima miraba el entrenamiento a la distancia, cuando Denki corrió hacia él.
– Te necesitan en la frontera – soltó un pequeño suspiro – Es Deku.
La mera mención de su nombre parecía estar prohibida en el lugar. Ambos miraron a Bakugo. El tiempo lo había levantado, si es que eso es lo que significaba su nueva actitud. Pero él había cambiado.
– Me encargaré, que él no sepa nada – Se alejó y tomó su caballo hacia la frontera.
Aunque llegó de inmediato, a la línea fronteriza, donde se había construido un puente sobre el gran río para facilitar el comercio entre las dos naciones, Kirishima decidió esperar al Emperador. Le habían avisado que se encontraba desde la mañana anterior en el interior de la fortaleza, un pequeño castillo neutral que se había construido entre los dos países.
Se tomó su tiempo para llevar el mismo a su caballo a los establos. Y sonrió al saber que el mismo mensajero se había tomado su tiempo para llevar la noticia. El lugar estaba a unas 4 horas de la montaña, pero había tardado un día entero en llegar, y ahora, él había llegado casi al anochecer.
– Kirishima – Mina lo miró con una sonrisa.
– Si tardas un poco más serán horas inapropiadas para una visita de estado – dijo con sarcasmo mientras el alfa desmontaba la silla de su caballo.
– Una lástima total, tendré que apurarme o el Emperador tendrá que esperar hasta mañana para reunirse conmigo – respondió con el mismo sarcasmo mientras ambos reían.
– Es una lástima que al Emperador no le importen esas cosas – La voz de Izuku resonó en el lugar, entrando a las caballerizas.
– Es una lástima que realmente no me importe lo que el Emperador diga – continuó Kirishima con un poco de odio en su voz.
Mina solo los observó. Aún tenía en su memoria aquel invierno donde Deku y ella se habían hecho amigos, esperando emocionados la llegada de su cachorro.
– Esa no es forma de hablarle a un Emperador.
– Con un Emperador tal vez, pero estamos siendo muy corteses si hablamos de un traidor – respondió Mina, con el mismo veneno en su voz.
– Será mejor que cuides tus palabras – Una mujer apareció detrás de Izuku. Tenía el cabello castaño hasta los hombros y las mejillas regordetas junto a un rostro amable, pero una mirada furiosa, mientras sacaba su espada.
– Pensé que estábamos en territorio neutral, pero tu perro está sacando su espada y el segundo al mando del Rey está aquí. Claramente es una amenaza a nuestra nación. – Mina los miró con furia.
– Guarda eso Urakaka – Izuku se veía bien, la ropa fina le sentaba mejor que las pieles. Su cabello recogido lo hacía ver más serio y hermoso. Ninguno de los dos alfas pudo negar eso.
Ambos se habían preguntado que había pasado durante esos tres años después de que Sero los había traicionado, y que tantos cambios había sufrido el omega para pasar de el pequeño Deku, a quien todos adoraban, a Izuku, El Emperador Omega.
– Necesito hablar con Katsuki.
– No uses el nombre de mi Rey en tu asquerosa boca. Rey Bakugo. Sólo tienes el derecho de llamarlo así. – Mina cada vez estaba más furiosa.
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El corazón del Rey Bárbaro // TERMINADO
FanfictionSintió un pequeño aroma a lima. Algo extraño en el norte. No dudó en seguir sus sentidos hasta que encontró a una persona tirada en medio del bosque. Su ropa era de mala calidad, se veía vieja, rota y estaba mojada. Pero su apariencia, era todo lo...