Capítulo 11

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Hablaron durante horas mientras Bakugo le contaba historias sobre dragones, elfos y brujos. Deku estaba tan emocionado que ignoró la hora, hasta que los párpados le pesaron, no tardó mucho en quedarse dormido en los brazos del alfa. Quien mostró una pequeña sonrisa al darse cuenta.

Bakugo se recargó mejor en la piedra y acomodó a Deku en las pieles, usando su propia capa para cubrirlo y sus piernas como almohada para el omega, acariciando suavemente su cabello mientras miraba el esqueleto del dragón.

– Entraste aquí para que te protegiéramos. Y creías que yo podía hacerlo, es lo que dijo el Rey Toshinori, ustedes tenían fe en mí, y lo voy a probar. Voy a proteger a Deku, a mi pueblo, aunque me cueste mi último aliento.

Cuando Deku despertó, estaba en su habitación la cual seguía a oscuras gracias a las pieles que cubrían los ventanales. Si no fuera porque alguien tocaba su puerta, seguramente seguiría dormido. Se estiró en la cama soltando un pequeño suspiro.

– Pase.. – susurró mientras se esforzaba en mantener los ojos abiertos, pero los golpes no cesaron.

Se quejó en su interior y después de unos minutos pudo salir de la cama. Su rostro se volvió blanco cuando se dio cuenta de quien era la persona al otro lado.

– ¿Aún estás dormido? – le preguntó Bakugo con una sonrisa burlona mientras se recargaba en el marco de la puerta para admirarlo completo.

– Es tarde– continuó mientras su sonrisa se ensanchaba.

– Nunca te había visto así – continuó, quitando con sus dedos las lagañas que tenía el omega en el ojo izquierdo, haciendo que el pánico creciera en su interior, mientras su rostro enrojecía con rapidez.

– ¡Kacchan! – se quejó apartando la mano para hacerlo él mismo. Su cabeza no paraba de pensar en la apariencia que tenía en ese momento.

– Venía a despertarte, ¿por qué estás tan rojo? – continuó de forma sarcástica mientras veía como el contrario tocaba su boca para saber si tenía algún resto de baba en ella.

– Joder, realmente estoy loco por ti. Te ves tan hermoso en la mañana – le aseguró inclinándose para besar su mejilla de forma burlona, haciendo que el omega sufriera más.

–¡Kacchan! – se volvió a quejar tapando su boca al instante, lo menos que quisiera ahora sería descubrir que tenía mal aliento.

– Eres encantador – continuó el alfa. –Arréglate, te estaré esperando. Continuó mientras se alejaba del marco de la puerta para recargarse en la pared frente a esta, dandole al chico la posibilidad de encerrarse.

Casi veinte minutos después Deku salió. Había lavado su rostro y se cambió la ropa, ya que aún tenia la del día anterior.

– Hoy es un día especial Deku. – Le dijo el alfa mientras le entregaba una caja. La sonrisa de Bakugo era enorme. Deku miró la caja nervioso, no la traía cuando lo despertó pero estaba curioso por su contenido. Aún así la abrió con cuidado. Dentro, había una hermosa capa blanca.

– El día que te encontramos, estábamos cazando un ciervo blanco...pensaba hacerme un atuendo formal para el invierno... pero le encontré un nuevo uso.

El omega tomó las pieles entre sus dedos y la levantó. Había visto varios atuendos formales de Bakugo, pero nunca había visto algo tan simétrico y con puntadas tan cuidadas.

– Esto... – La sonrisa de Bakugo no desapareció. Con emoción la tomó y la colocó sobre sus hombros. Le quedaba perfecta.

– Estuve trabajando en ella estos días. Espero te guste... – La emoción lo inundó al saber que el mismo alfa la había preparado.

El corazón del Rey Bárbaro // TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora