Capítulo 24

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El Emperador Midoriya estaba listo para incrustar aún más la espada, quería ver sufrir al Rey Bárbaro hasta sus últimos instantes, pero Izuku no podía más con ello. Cuando había perdido la memoria y era una persona diferente había sido feliz.

Ahora que recordaba todo sabía que amaba a ese alfa, lo amaba más que a nada en este mundo. Además se había enamorado de la gente. Prefería mil veces vivir en esa montaña rodeado de pieles, su gente y el aroma de su alfa, que volver al castillo vacío, adornado con miles de lujos pero viviendo en soledad. Amaba a su padre. Pero no podía volver a eso.

No estaba seguro del tipo de persona que era antes, pero el tiempo junto a Bakugo lo había cambiado. No quería que nadie saliera lastimado, sólo quería que la pesadilla se detuviera. Así que tomó una decisión. Protegería a Bakugo y rogaría por el perdón hacia su padre. Lo pondría en la cárcel. Y si Bakugo aún lo amaba y aceptaba después de eso, pasaría el resto de sus días compensando sus errores.

Empujó a su padre con fuerza y con un rápido movimiento quitó la espada que hace unos segundos presiona contra el cuerpo de Katsuki, usándola para amenazarlo, poniendo a todos los soldados alerta.

– ¡Si es necesario maten a Izuku, pero el Rey Bárbaro no puede salir vivo de aquí! – gritó con fuerza. Deku sintió temor, empuñando la espada mientras rodeaba a Bakugo. Quien no tardó en ponerse de pie.

– Padre... todo esto... aún se puede solucionar. Discúlpate con Bakugo, creemos una alianza–

– Lo siento Izuku, lo siento, pero nuestro país necesita una salida al mar. Conquistar el Reino Bárbaro es necesario.

– Entonces... tu... me diste la poción para perder la memoria... tu... me lo debes. Déjame ir con ellos como embajador, negociaremos algo. Lo haré – Su padre negó lentamente.

– Hay que hacer sacrificios por el Imperio, y ahora tendrás que morir por él – Levantó la espada. Le dolía perder a su hijo omega, por que al final, para él si era su favorito entre todos. De todos los hijos que había atesorado secretamente en su corazón era el único que le quedaba después de esta absurda guerra, pero sabía que Izuku nunca mentiría, nunca se pondría de su lado y el plan estaría arruinado.

– Te amo hijo – fue lo último que le dijo. Izuku cerró los ojos aceptando su destino. Esperó, pero nunca sintió el dolor de la hoja. Sólo entonces abrió los ojos. El Alfa había detenido la espada y peleaba contra su padre.

A su alrededor, las fuerzas de Bakugo tomaban la ventaja. Kirishima se había deshecho de casi todos los soldados que los rodeaban, y ahora ignoraban.

Ahora solo le importaba dos personas en esa batalla. Tal vez su padre no era bueno con la espada, pero estaba intacto. Mientras que el Rey Katsuki tenía una herida en el vientre, y otra en el brazo por salvarlo, este colgaba y su pierna derecha la arrastraba, aún así la pelea estaba equilibrada y parecía que él sería el ganador. Todo ocurrió muy rápido. Había gritos, él mismo gritaba, pero no sabía que era lo que salía de su garganta.

Finalmente Bakugo lo desarmó y le apuntó al cuello. – ¿Te das por vencido? – El Emperador moría de miedo, simplemente asintió. Bakugo suspiró y lo dejó, se acercó a Izuku y le acarició la mejilla con una sonrisa triunfante.

Lo abrazó y se dejó caer. Estaba herido, pero su gente ahora tenía contralsda la situación. Tomó el rostro de Izuku entre sus manos y le dió un suave beso, mostrando una gran sonrisa.

– ¿Estás bien?... estás vivo... – Izuku le devolvió la sonrisa. Un grito sorprendió al peliverde, seguido de otro más y un fuerte dolor en las costillas, entonces todo pasó muy rápido. Alzó la mirada y se encontró con el rostro de Bakugo lleno de pánico, había gotas de sangre en su rostro, entonces lo sintió. Un peso cayó sobre su espalda, un líquido cálido le recorrió la ropa, pero no salía de él.

El corazón del Rey Bárbaro // TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora