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La habitación se encontraba en completo silencio, siendo solo iluminada por una pequeña lampará que su joven dueña adoraba mantener encendida en noches heladas como aquella. En el apacible ambiente se encontraba en una esquina del cuarto una hermosa rubia yaciendo dormida en su cama, o al menos eso intentaba, pues por más que se esforzaba algo en su mente no le dejaba conciliar su preciado sueño.

Después de minutos en silencio en los que Rosé permaneció hundida en sus pensamientos y cerca de por fin caer en brazos de Morfeo, un pequeño chirrido se escucho de la puerta siendo abierta cautelosamente por una castaña de mediana estatura, que como hace mucho se le había hecho costumbre, visitaba a la dueña de su corazón durante la noche. El motivo de tal ritual es que preferían, o por lo menos la mayor de las dos, mantener su idilio en secreto de sus demás miembros.

- Rosie, ¿estás despierta? -cuestionó Jennie en voz baja, con cuidado de no ser escuchada por nadie más que por la hermosa rubia.

Con una leve sonrisa Rosé la miró. - Si, Jen.

- ¿Puedo dormir contigo? -preguntó adentrándose un poco más a la habitación, sabía la respuesta de antemano, pero una extraña sensación en su pecho le conllevaba a formularla de todas formas.

- Claro. -Rosé se acomodó más del lado derecho del colchón dejando el otro espacio libre para que la castaña lo ocupara.

Cerrando debidamente la puerta, Jennie se acercó a la cama y se metió con cuidado debajo de las cobijas, apenas finalizó la acción sus brazos se dirigieron instantáneamente a la cintura de la chica frente suyo envolviéndola delicadamente, para después formular un corto "gracias" que fue correspondido por un asentimiento de parte de la más alta. Jennie había descubierto al pasar de los años que la sensación cálida y electrizante que le producía abrazar a Rosé de tal manera era una de las cosas más adictivas que había experimentado.

Los segundos pasaron sin prisa como si el tiempo supiera que el período entre aquellas dos amantes no era más que una ilusión que se esfumaría en un abrir y cerrar de ojos. Como si ese pensamiento hubiese invadido a la pequeña castaña reforzó su agarre en la cintura de Rosé con la intención de no despegarse de ella.

- Por favor no te vayas. -dijo conteniendo las lágrimas que afloraban por salir.

- Lo siento, Jen, pero tengo que hacerlo. -Rosé pasaba ligeramente sus dedos sobre el sedoso cabello de su mayor.

Las lágrimas fluyeron sin restricción alguna por los orbes de Jennie al escuchar tal respuesta. - Por favor no, quédate conmigo. -formuló con dificultad. Se negaba a aceptar que su tiempo con Rosé había culminado, y el dolor era peor al ser consciente de que ella era la causante de aquello.

Agachando un poco más la cabeza, Rosé miró fijamente a su compañera y como si de una muñeca se tratase con cuidado secó sus lágrimas. - Si tan sólo me hubieras dicho eso esa noche...

- Es que tenía miedo. Miedo de que lo nuestro no funcionara, de que todo el esfuerzo fuera inútil. -dijo Jennie mientras hipaba, sin romper el contacto visual con Rosé.- y de...

- ¿Y de...?

- ... Y de admitir ante todos que tú y yo... éramos novias.

Una sonrisa melancólica se asomó en los labios de Rosé. - Jen, tienes que aceptar que me fui.

- ¡Eso es mentira! -su llanto se intensificó.- Aún estás aquí. No te vayas, por favor. No te vayas. -Jennie se aferró más a la rubia con la esperanza de que las palabras y el abrazo impidieran que se alejase de ella.

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- ¡Jennie! ¡Jennie! -Una voz a lo lejos se hizo presente, pero la castaña no lograba distinguir de dónde provenía.

Abriendo lentamente los ojos divisó borrosamente a su amiga ahora pelinegra sentada frente a ella, con una mueca de preocupación plasmada en su rostro. Se fregó ligeramente los ojos. - ¿Qué paso?

- No lo sé, dímelo tú. -dijo Lisa-. Vine a despertarte y estabas llorando mientras dormías.

La joven coreana se sentó y pasó las yemas de sus dedos por sus ojos, descubriendo una sensación húmeda en los mismos. "Entonces solo fue un sueño" pensó.

- ¿Estás bien? ¿O prefieres quedarte en casa, mientras Jisoo y yo recogemos a Chae?

- ¿Recoger a Rosé? ¿De dónde? -miró confundida a su menor.

Jennie parecía estar en un estado de estupor, tener sueños con su ex novia no era novedad, soñaba con ella desde que se separaron, algunos rememoraban los momentos felices que compartieron, pero la mayoría se desarrollaban como este último donde Rosé siempre se iba de su lado. Sin embargo, el reciente sueño fue tan vivido que podía sentir su corazón aún acelerado al tener de nuevo la cercanía de la hermosa rubia.

- ¿No recuerdas? Chae regresa hoy de Melbourne. -Lisa se levantó emocionada-. Puedes creerlo, después de dos años al fin vuelve. -Su voz fue tornándose triste al recordar la corta estancia de su mejor amiga-. Aunque solo es por tres días.

Jennie saltó de golpe de la cama. - Oh por Dios cierto, lo olvide por completo. -El sueño le había hecho omitir ese detalle.

La pelimarrón se enteró de la noticia hace dos semanas gracias a Jisoo quien le había pedido ayuda para arreglar el cuarto de invitados para que Rosé se aloje ahí. No le sorprendía que la joven australiana no le hubiese dicho ella misma, pues cortó toda comunicación con Jennie desde lo sucedido. Para mala suerte de Rosé ignoraba el hecho de que Jennie vivía con Lisa y Jisoo, y por ende la coreana estaba al tanto de todo lo que acontecía en su vida.

- Hey, con cuidado. Es malo levantarse bruscamente ¿sabes? -Lisa hizo que se volviera a sentar-. Además aún faltan cinco horas para que llegue, no hay apuro. Y conociendo como es Rosé de seguro aún está comiendo y después ira a buscar más-

Jennie solo veía como su amiga caminaba por el cuarto cambiando de humor mientras imaginaba lo que la miembro restante se podía encontrar haciendo en este momento y refunfuñaba recordando los argumentos que Rosé les había dado para visitarlas tan pocos días. Pero no podía entender nada de lo que decía, en su mente solo estaba una cosa "Rosé vuelve".

- Pero eso no importa, al fin la veremos de nuevo. -Lisa tomó las manos de Jennie despertandola de su aturdimiento-. Que emoción, ¿verdad? -La más baja solo se limitó a asentir.

La menor volvió a tomar asiento en el lugar de antes y con cautela saco una paño húmedo de la mesita de noche para secar el rastro que esas gotas saladas habían dejado por el rostro de la coreana.

- Si te sientes mejor para ir, Jisoo y yo estaremos en el comedor, ¿bueno? -sonrió, mientras doblaba el pañuelo.

Jennie a pesar de ser más consciente de sus alrededores aún seguía procesando todas las sensaciones experimentadas en tan corto tiempo, por lo que no logró formular palabra alguna.

- No tardes, ya vamos a desayunar. -Dicho eso Lisa dejó la habitación.

La relación entre la rapera y la vocalista de lo que un día fue el más grande grupo de chicas de kpop, Blackpink, había sido una linda historia de amor como cualquier otra. Idilio que permaneció oculto incluso para sus mejores amigas, hasta la actualidad Jisoo y Lisa no tenían conocimiento de que fueron pareja. Pero debido a una decisión equivocada, Jennie ocasionó que todo acabará, ganandosé que quien alguna vez la miro con amor puro ahora ni siquiera le dirigiese la palabra.

Jennie sacudió su cabeza para despertar completamente, se levantó y empezó a alistarse. Mantenía la esperanza de recuperar todo lo que había perdido y con Rosé por fin de vuelta tenía la oportunidad de reparar su error.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora