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Una semana había pasado del regresó de Chaeyoung a Corea. La rubia intentaba estar fuera de casa lo más que podía, la mayoría de veces pasaba con Lisa, ya sea paseando o yendo a realizar algún oficio, también de vez en cuando acompañaba a Jisoo a sus filmaciones, todo con el fin de no quedarse sola junto a Jennie en ningún momento.

Por otro lado, Jennie no pasaba por inadvertido el comportamiento de la australiana. Agradecía tener mucho trabajo en la empresa que había fundado junto con Lisa; sumergirse en sus responsabilidades la mantenía ocupada y la distraía de pensar en sus propios sentimientos. Cuando estaba en casa, pasaba encerrada en su habitación y solo salía en las horas de la comida. Hacía todo lo posible por no hacer sentir incómoda a Rosé.

Esta situación cansó a Jisoo desde el tercer día. Se reprendía un poco por haberle conseguido tanto tiempo a Jennie, tal vez si sólo le pedía a Chaeyoung quedarse unos pocos días más, la castaña hubiese sentido la angustia de perder la oportunidad y actuaría rápido.

Pero ahora, cada que le insistía a Jennie en que hablará con Rosé, la pequeña coreana ponía excusas diciendo que estaba ocupada, pero que lo haría al siguiente día.

Así de excusa en excusa los días pasaron y nada cambiaba. Por lo que decidió tomar cartas en el asunto.

Era sábado, la mañana lucía tranquila y cálida. Una azabache de mediana estatura se dirigía sin prisa a la habitación de su mejor amiga para poner fin a una guerra fría unilateral.

Sin tocar o pedir permiso, Jisoo se adentró al cuarto de Jennie, tal y como una mamá entra a la habitación de sus hijos. Tranquila y sin emitir palabra alguna, se sentó en la cama donde la castaña estaba acostada, concentrada en su lectura.

─ Claro Jisoo, puedes pasar. ─dijo Jennie sarcástica, dejando el libro en la mesa de noche y enfocando su atención en la chica frente suyo─. ¿Qué sucede?

─ ¿Cuándo vas a hablar con Chaeyoung? ─cuestionó Jisoo, con un tono de voz serio.

─ Por si no te has dado cuenta, ha pasado ignorandome todo este tiempo.

─ Por eso mismo tienes que arreglar las cosas. ─La castaña abrió ligeramente la boca─. Ni se te ocurra decir que estás ocupada porque no es así.

Jennie se removió nerviosa en su puesto, agacho la cabeza empezando a jugar con sus dedos.

La cuestión es que si había intentado hablar con la joven rubia en varias ocasiones, pero Rosé siempre se retiraba cuando ella se acercaba. Por ello dejo de insistir por un tiempo y optó por no incomodarla.

─ ¿Y si no me quiere escuchar? ─preguntó tímidamente.

─ Entonces la obligas a escucharte.

─ ¿Y si se enoja?

─ Lo afrontas, de todos modos se va a molestar.

─ No me animes tanto. ─bufó.

─ Es la realidad Jennie, no esperes que te reciba de brazos abiertos.

─ Ya lo sé. ─dijo en voz baja.

La habitación quedó en silencio por unos segundos, Jennie estaba dudando si revelar o no un pensamiento que la atormentaba en los últimos días.

─ ¿Y... si ya está con alguien? ─admitió avergonzada, desviando la mirada hacia su regazo.

─ Eso no tiene nada que ver. Además, nos lo habría dicho si fuera así.

El punto de Jisoo era cierto, pero y ¿si se los ocultó?

Era algo en lo que pensaba constantemente, incluso antes de que Rosé volviera. ¿Ya habrá encontrado a alguien más? ¿Estará con alguien que sí la haga feliz?, eran las dudas que la invadían en las noches.

Porque en su caso, ella simplemente no mostró interés por nadie más desde la separación, su corazón parecía haberse quedado en pausa con una sola persona dentro de él.

Se obligó a dejar de lado esas preocupaciones por el momento. La azabache tenía razón, eso ahora no importaba, lo principal era que se disculpara. Pero temía tanto la reacción de Rosé y su indiferencia aumentaba la dificultad.

─ Pero y si me insulta...

Jisoo exhaló, girando los ojos, su menor le estaba haciendo perder la paciencia.

─ Con esa actitud parece que Chaeyoung era la activa. ─murmuró para sí misma, pero fue lo suficientemente alto que llegó a los oídos de Jennie.

Los ojos de Jisoo se agrandaron al ver un tono rojizo intenso en las mejillas de su amiga y que la misma no refutará ante la especulación.

─ ¿Chaeyoung era la activa? ─cuestionó curiosa.

─ Ya entendí tu punto Jisoo, ya te puedes ir. ─Jennie esquivó la insistente mirada de la azabache, fijando su vista en otro lado. Se maldecía internamente por haberse sonrojado, su mayor se aprovecharía de eso para molestarla por largo tiempo.

─ Chae es la activa, ¡le gané a Lisa! ─Jisoo empezó a dar brinquitos de emoción.

Un par de días atrás, ella y su novia apostaron sobre ello como una broma, pero se convirtió en algo serio cuando implicaron dinero de por medio.

Lisa ponía toda su fe en la personalidad dominante y sensual de Jennie, mientras que Jisoo, metía las manos al fuego de que Rosé no era sólo la chica tierna que aparentaba.

─ Te voy a sacar del cuarto. ─Jennie la miró con llamas en los ojos.

─ Está bien, esta bien. ─La azabache se sentó nuevamente, manteniendo una gran sonrisa en su rostro ante el triunfo en la apuesta─. Quiero que hables con Chaeyoung hoy. ─enfatizó la última palabra─. Lisa me invitó a salir, así que no vamos a estar en la tarde, tienes todo ese tiempo para hablar con ella.

─ De acuerdo... ─murmuró Jennie no muy convencida.

Jisoo se levantó de la cama y se dirigió emocionada a la puerta. ─ Tengo que ir a decirle a Lisa que gané. ─salió, pero a los pocos segundos asomó nuevamente su cabeza por el umbral─. Habla con Chae. ─miró seria a la castaña y se fue en busca de su novia.

Media hora después, Jennie salió del baño luego de tomar una larga ducha, necesitaba aclarar su mente y coger valor para hablar con la australiana.

No sería tarea sencilla, pero debía cerrar el capítulo para poder avanzar, porque realmente se sentía estancada. Anhelaba que las cosas se dieran de manera que Rosé continuara siendo parte de su vida.

Mientras revisaba su armario para elegir que se pondría, con una toalla alrededor de su cuerpo, Lisa invadió su cuarto abriendo la puerta sin delicadeza.

─ ¡Dime que es mentira! ─gritó indignada la tailandesa.

Jennie sujetó fuertemente la toalla por el susto. ─ ¿¡Qué nadie en este casa sabe tocar la puerta!? ¡Me estoy cambiando!

Lisa alzó los hombros indiferente al enojo de la castaña. ─ No es como si no te hubiera visto así antes. ─Se acercó más a Jennie para mirarla a los ojos─. ¿En serio Rosé era la activa?

─ Dile Jendukie. ─Jisoo entró sonriendo orgullosa.

Jennie no podía cree que sus amigas le preguntaran aquello, especialmente en estos momentos, ella se estaba muriendo del miedo por hablar con Rosé y a ellas solo les importaba una tonta apuesta.

─ Por si no sabían hay algo llamado PRIVACIDAD.

─ Solo dile.

─ No pienso responder eso, ahora salgan de mi cuarto. ─dijo molesta, empujando a ambas chicas fuera de su habitación.

─ Bien, le preguntaré a Chae. ─Lisa se dirigió sin dudarlo a la habitación de la susodicha.

─ Solo pagame mis 50$. ─Jisoo fue tras la tailandesa.

Cuando la pareja abandonó su habitación, Jennie cerró la puerta y pusó seguro, después se arrimó a esta y dejo escapar un bufido.

─ Ush, éramos versátiles. Que insoportables.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora