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El ambiente en el auto de Jisoo era tan tenso que se podía cortar con un cuchillo. La ex pareja se hallaba sentada en los asientos de atrás, cada una lo más arrimada posible al lado contrario con su vista fija en la ventana. Mientras que Jennie mantenía la distancia para no incomodar a su compañera; Rosé lo hacía con la intención de ignorar la presencia de la castaña, se preguntaba cómo lograría sobrevivir el trayecto.

- Wow, esto parece un funeral. No hablen todas a la vez por favor. -A Jisoo generalmente no le molestaba el silencio, pero el de ahora era asfixiante y le incómodaba.

Lisa, quien se había mantenido callada por estar arreglando asuntos de su trabajo por mensajes, giro para ver a su mejor amiga.

- Chae, te vas a quedar con nosotras, ¿verdad?

Jennie no pudo evitar mirar de reojo a Rosé, esperaba una confirmación a la pregunta de Lisa. Su corazón latía aceleradamente al pensar en tener a la rubia cerca de nuevo en un mismo espacio.

- Este yo... -Rosé rascó su nuca nerviosa-. Bueno es que ya reservé una habitación en un hotel, no quiero incomodar.

Jisoo y Lisa se miraron por unos segundos, ambas teniendo la misma idea.

- ¿En qué hotel? -cuestionó la azabache.

- En el hotel Chareald.

- ¿Y en cuál habitación?

- En la 25.

- Alo sí, ¿con el hotel Charlead? -habló Lisa por su celular, mientras miraba desinteresada sus uñas.

Una expresión de preocupación se dibujó en la cara de la australiana, sabía lo que su amiga estaba a punto de hacer.

- Lisa no se te ocurra. -dijo en tono de advertencia, cosa que a la menor le importó poco por no decir nada.

- Buenas tardes, quiero cancelar la reservacion de la señorita Park Chaeyoung. Soy su mánager.... Si aja, esa misma habitación... Si claro, gracias. -colgó y miró a la rubia con una sonrisa-. Listo, ya puedes quedarte con nosotras.

- ¿Por qué hiciste eso? -bufó molesta.

- No ibamos a dejar que te quedarás en un hotel cuando puedes estar con nosotras.

La joven australiana se cruzó de brazos y fijo su vista en la ventana, con un puchero en su boca y sus mejillas ligeramente infladas, gesto que hacía cuando estaba molestaba.

Mientras Rosé se encontraba insultando a su mejor amiga en su cabeza en todos los idiomas que conocía, Jennie no podía despegar la vista de ella. Había extrañado esos pequeños detalles de su menor.

Sus ojos recorrieron detenidamente el rostro de la australiana a pesar de que estaba de perfil. Observó como su ceño se fruncia y lentamente bajo contorneando su nariz, hasta que sus orbes llegaron a esos labios rosados que eran su perdición, se veían tan delicados y- Apartó rápidamente la vista cuando Rosé se movió un poco.

- Por cierto Chae, ¿por qué tardaste tanto tiempo en visitarnos? -preguntó Jisoo, sabía el motivo, pero era parte de su plan.

Esa pregunta tomó desprevenida a Rosé, no quería explicar la verdadera razón a pesar de que hayan pasado dos años. Mucho menos cuando la causante estaba a lado suyo.

- Estaba muy ocupada, lo siento. -miró sutilmente por el rabillo del ojo a la castaña.

- Tan ocupada como para no venir a ver a tus mejores amigas ni siquiera en los días festivos. Estoy muy molesta contigo.

- Lo siento mucho, Soo.

- Una disculpa no es suficiente.

Rosé la miró triste. - Haré lo que quieras para recompensarlo, ¿bueno?

Jisoo sonrió. - Te tomaré la palabra, así que déjame pensar que quiero. Mmm...

Rosé se arrepintió de haber dicho "lo que sea" pues en los labios de su mayor se dibujo una sonrisa que sólo podía significar que algo planeaba. Y tenía un mal presentimiento al respecto.

- ¡Ya sé! -la miró por el retrovisor-. Quiero que te quedes un mes con nosotras.

- ¿¡Qué!? -dijeron al unísono las tres chicas restantes. Ninguna pensó que le pediría tanto tiempo, Lisa y Jennie consideraban que quince días era suficiente.

- Lo que escucharon, quiero que te quedes un mes Chaeyoung.

- P-Pero no puedo, solo pedí permiso en el trabajo para tres días.

En realidad había pedido para dos semanas, pero sólo se quedaría esos pocos días en Corea y el resto tenía planeado regresar a Melbourne y tomarse un tiempo para sí misma.

- Diles que te vas a quedar más tiempo o que te sucedió alguna calamidad, no sé inventante alguna excusa. -dijo la azabache con su actitud tan relajada como siempre, ignorando la cara de terror en el rostro de su menor.

- Pero yo-

- Entonces prefieres que sea un mes y medio. -alzó una ceja-. Sabes que puedo hacer que eso suceda.

- Bien, bien, un mes, solo UN mes. -Ahora había empezado a insultar internamente a la coreana.

- No demuestres tanto que nos extrañaste. -Lisa se cruzó de brazos, un poco herida por la actitud de Rosé.

- Claro que las extrañe, pero tengo obligaciones en Australia. -miró a Jisoo-. No como cierta persona creé. Además, me puedes decir qué voy a ponerme durante tantos días, traje sólo la ropa necesaria.

- Tú y Lisa son de la misma talla, te puede prestar su ropa. ¿Verdad Lily?

- Claro, también puedes utilizar la ropa de Jennie, como a veces lo hacías cuando- -Fue interrumpida por un manotazo de la coreana en su cabeza-. ¡Hey! ¿Por qué hiciste eso? -Se sobó la zona afectada viendo confundida a su agresora.

Jennie quién se había mantenido callada durante todo el trayecto miró a Lisa con una pequeña sonrisa burlona.

- Lo siento, había un mosquito.

Sin entender la indirecta la tailandesa retomó lo que estaba diciendo.

- Bueno, como te decía, Jennie tie- -Su oración fue cortada nuevamente por otro golpe, pero está vez por parte de su novia a quien regreso a ver molesta-. Qué, ¿¡también había un mosquito!?

- Si, pero ya lo mate. -dijo Jisoo intentando no reír por la expresión de enojo de su menor.

- Mejor ya vamos a comer y después a la casa. -Lisa se acomodó molesta en su asiento, a veces ignoraba lo imprudente que podía llegar a ser.

- Como órdenes.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora