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Después de que Rosé las hechará furiosa de su cuarto al preguntarle sobre su rol en su anterior relación con Jennie, Lisa y Jisoo se dispusieron a preparar el almuerzo. Más la azabache, porque la tailandesa tendía a quemar la mayoría de cosas. Y luego de un almuerzo con miradas de advertencia de parte de Jisoo a Jennie, y Lisa molestando indirectamente a Rosé, se alistaron para ir a su cita.

Hace tiempo que no habían tenido oportunidad de salir a una. Ambas estaban muy ocupadas con sus trabajos, Jisoo iniciando una nueva filmación de un drama, mientras que Lisa con muchas citas agendadas de sesiones.

Aprovechando la excusa de no estar en casa para que Jennie hablará más comodamente con la australiana y el hecho de que era fin de semana, Lisa le propusó salir a Jisoo, quería enfocarse sólo en ella la tarde de hoy.

Antes de partir, Jisoo se aseguró de dejarles saber a Jennie y a Chaeyoung dónde estarían por si surgía alguna emergencia. Esperaba sinceramente que no fuera necesario, confiando en que sus amigas pudieran resolver sus problemas.

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Habían transcurrido dos horas, era más de media tarde y después de una lucha interna consigo misma, Jennie estaba parada a fuera de la habitación de Rosé, dudosa en si tocar la puerta.

─ Tú puedes, solo hazlo. ─se animó a sí misma, pero su mano parecía tener voluntad propia, ya que ignoraba los comandos de su cerebro.

Bajó frustrada la mano, era un acto sencillo y no podía hacerlo. La indiferencia de Rosé la cohibía, su pecho dolía con sólo recordar la mirada tan fría y dura que le daba cuando sus ojos se encontraban sin querer. Si eso sucedía sin siquiera hablar, ¿cómo la miraría ahora?

Lo que Jennie en realidad temía era ver detalladamente los orbes cafés de la australiana y encontrar que abergaban odio hacia ella.

Eso definitivamente no lo soportaría.

Permaneció plantada frente a la puerta, escuchando como Rosé al parecer conversaba muy animadamente con alguien. Los murmullos de la conversación se filtraban por debajo de la puerta, llenando el pasillo. Sonrió inconscientemente al oír la risa de la joven rubia, hace tanto tiempo que no escuchaba esa dulce melodía.

Pero su sonrisa se vino a bajo al cuestionarse quién hacía reír a Rosé de esa manera.

Llenándose de valor, y ligeramente impulsada por los celos, Jennie tocó la puerta, sintiendo su alma abandonar su cuerpo mientras esperaba una respuesta.

Rosé estaba conversando con su hermana por celular poniéndose al día. Alice le contaba como mientras cocinaba, incendió un paño al no percatarse de que este se encontraba cerca de la estufa, lo que ocasionó que los aspersores contra incendios se prendieran y la terminaran empapando.

─ Esperame un rato. ─Alejó un poco el celular al escuchar los golpes en la puerta─. Pasen. ─dijo esperando ver entrar a Lisa o a Jisoo.

Por la entretenida conversación con su hermana, olvidó por completo que solo se encontraban Jennie y ella en la casa.

─ Rosé.

El cuerpo de la mencionada se tensó al visualizar la cabeza de la castaña asomarse por el umbral.

─ Ali, te llamó luego... Sí, después seguimos... Chao, cuidate... Yo también te quiero. ─Rosé finalizó la videollamada y dejo el celular a un lado en su cama, luego miró inexpresiva a la coreana─. ¿Qué se te ofrece, Jennie?

La castaña se adentró tímidamente a la habitación, dejando la puerta entre abierta.

Suspiró aliviada internamente al saber que era Alice con quién conversaba Rosé.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora