Las cuatro chicas llegaron a casa de la maknae y la unnie del grupo después de una cena cargada de incomodidad. Durante toda la velada, Rosé evitó cruzar miradas con Jennie evitando cualquier intento de interacción; mientras que la castaña, por su parte, se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo, sumergida en sus propios pensamientos. Fueron Lisa y Jisoo quienes llevaron el peso de la conversación, aunque ni siquiera su entusiasmo logró disimular la evidente tensión entre las otras dos miembros.
─ Que bueno estar en casa. ─expresó la menor del grupo con un suspiro de alivio apenas abrió la puerta. No perdió tiempo y se dejó caer con los brazos extendidos en el primer sillón que vió.
─ Pero qué excelente anfitriona eres, de verdad. ─musitó Jisoo, rodando los ojos mientras ampliaba la puerta para que su invitada entrara─. Pasa, Chae. Siéntete como en tu casa.
─ Gracias, Chu. ─Rosé hizo una leve inclinación de cabeza antes de entrar.
Sus ojos recorrieronel interior del lugar determinante. Era la primera vez que visitaba la casa de sus amigas, y no pudo evitar quedarse sorprendida por lo bien decorada y acogedora que lucía.
─ Es muy bonita.
La joven tailandesa se levantó rápidamente del sillón al escuchar el elogio, posicionándose frente a su contemporánea con una expresión de orgullo.
─ ¿Verdad que sí? Yo la escogí, Jennie la decoró y Jisoo... bueno, Jisoo está bien de salud.
El comentario le valió un golpe inmediato en la cabeza por parte de la azabache.
─ Oye, el hermoso patio de afuera es crédito mío.
La residencia, adquirida por la pareja seis meses después de hacer pública su relación, era un reflejo perfecto de ambas personalidades. El diseño de la casa era moderno, con amplios ventanales que permitían la entrada de luz natural durante el día y ofrecían una vista espectacular del patio trasero, un rincón donde Jisoo había desarrollado una inesperada afición por las plantas. En el piso de abajo se encontraban la sala, la cocina y el comedor, todos conectados por un diseño de concepto abierto. Un pasillo lateral llevaba a dos habitaciones para invitados, separadas por un pequeño estudio y un cuarto de limpieza. El segundo piso albergaba la habitación principal, donde dormía la pareja, junto con un estudio adicional.
─ Vamos, amor. No soportas ni una bromita. ─Lisa entre risas, abrazó a su novia, intentando darle un beso.
─ No, Lisa. Suéltame. ─protestó la mayor, esquivándola mientras empujaba su rostro hacia un lado con la palma de la mano. Era un gesto muy parecido al que solían hacer durante los conciertos como parte de la coreografía de "Really".
La joven rubia se cubrió la boca con la mano para no soltar una carcajada ante la escena. Había algo en la dinámica caótica pero tierna de sus amigas que siempre lograba animarla.
Jennie, por otro lado, cerró la puerta con cuidado y se dirigió cautelosamente hacia su habitación. Aunque no hacía falta la sigilosidad: sus dos amigas estaban demasiado ocupadas con su pequeña "pelea" como para notar su ausencia, y Rosé... bueno, Rosé llevaba ignorándola todo el trayecto.
Lo único que deseaba era que el día terminara de una vez. No podía soportar un segundo más de la indiferencia de la joven australiana. Las pocas veces que sus miradas se cruzaron, los ojos de Rosé habían sido fríos, casi vacíos, tan distintos a los que una vez brillaron con amor y complicidad cuando conectaban con los suyos.
Una vez dentro de su habitación, cerró la puerta detrás de ella y dejó escapar un largo suspiro. Apenas se dejó caer sobre la cama, las lágrimas que había estado conteniendo durante toda la tarde comenzaron a correr libremente por sus mejillas. Su respiración se volvió entrecortada, y pronto, los sollozos llenaron el silencio de la habitación.

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Última Oportunidad
RandomUna relación secreta algún día ve la luz, Jennie lo sabía, pero no estaba lista para enfrentar la verdad y admitir públicamente que lo que compartía con su compañera de grupo iba más allá de una simple amistad. El miedo fue su peor aliado al cometer...