Capítulo 09: El tres cabezas.

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Miércoles, 29 de Febrero de 2012.


Donovan se encontraba en el pasillo, observando a sus clientes con esa cómoda sonrisa en sus labios. Pero nadie más que él parecía estar tan emocionado por su museo. Donovan, era uno de esos chicos jovenes y ricos que había decido abrir un museo de criaturas mitologícas, cerca del centro de la ciudad. Pero no esperó encontrarse con personas tan incultas, que solo iban a su museo para pasearse por los pasillos, y solo mirar las estatuas con ojos de desdén y aburrimiento.

Hace solo una semana, abrió el museo y solo abría para darse cuenta de que a nadie realmente le gustaba su museo. Esa mañana, vio a un grupo de jovenes de instituto que paseaban, hablando entre ellos. Y cuando se escondió detrás de la estatua de una sirena, escuchó que decían:

—Pensé que era mejor de lo que escuchamos. Este museo es tan aburrido que ya me quiero ir.

—Sí, no tiene nada interesante.

—Pura mierda.

—Mejor vámonos al museo que está a la otra calle. Escuché que tienen pinturas de mujeres desnudas. —sugirió otro de los chicos. Y todos asintieron entre risas, y se marcharon del museo.

Donovan, que había seguido oyendo la conversación, en silencio. Se quedó abrumado y con una sensación incómoda. Pensó que ese grupo de niños no eran más que incultos, pero, él sabía que nadie realmente quería quedarse en su museo. La gente veía todo por encima, y se marchaban mucho antes de pasar a los siguientes pasillos.

El hombre entonces, sintió una melancolía intensa. Apretó sus manos en puños, y se imaginó la expresión de su padre diciendole: "te dije que mejor abrieras un restaurante. Pero tú prefieres perder mi dinero en cosas de niños que ya no venden". Donovan estaba seguro de que su progenitor le diría eso, y estaba tan enojado. Quizás, su padre tendría razón ahora. Seguro el chico debió haber abierto un restaurante. Pero él quería esto. De verdad. Lo había deseado desde niño. Abrir un museo solo, y para, criaturas mitologícas. ¿Pero por qué nadie más que él, admiraba el museo?

Eso pensó, hasta que pasando por los pasillos, iluminados por tenues lámparas de aceite, se encontró con la silueta de una mujer que se encontraba de espaldas a él. La mujer, estaba vestida elegantemente con un traje rojo, pero su figura femenina jamás se perdió. Llevaba guantes brillantes, y un sombrero grande y negro que cubría su cabello, y seguro, tambien su cara.

Donovan pensó que era elegante y misteriosa. Pero le sorprendió ver que alguien se había adentrado a los demás pasillos, y se detuvo a ver especificamente, una pintura alargada de Medusa. Era una pintura renacentista con la mujer serpiente, recostada en una roca, con hombres convertidos en piedra, a sus pies.

—Medusa es de mis favoritas de la mitología griega. —Donovan habló, acercandose a la mujer—. La suya tambien, ¿no?

—Sí, es de mis favoritas. —la mujer habló con un tono de voz tan atrayente e hipnotizante. Y luego, se volvió hacia el empresario, mirándolo con esos ojos oscuros—. Este lugar es interesante, no entiendo porque nadie quiere quedarse.

—¿De verdad? —el muchacho soltó, casi torpemente, incrédulo. Luego, parpadeó rápido, y dijo con más confianza—: Digo, sí, sí, tiene razón. Creo que son personas...

—Incultas. —la mujer terminó por él.

Donovan se sintió aun más interesado hacia esa misteriosa señorita, y se quedó inspeccionandola con sus ojos. El sombrero hacía que su rostro de modelo de cine se sumiera en sombras. Pero él pudo darse cuenta de que era hermosa.

La tienda de animales extraños de Madame FameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora