Capítulo 08: El Susurrador del Más Allá.

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Martes, 28 de Febrero de 2012.


John Davis se encontraba en una habitación tenuemente iluminada por velas, sentado en un sofá largo. Y rodeado por el aroma a incienso y especias exóticas. Él único sonido era el de su pie inquieto golpeando contra el suelo, y el del tictac de un reloj antiguo. Frente a él, sobre una mesa de madera tallada, descansaba un contrato escrito en tinta negra.

Madame Fame, observaba al hombre en silencio. Sentada al otro extremo, en su sillón. Sus labios estaban curvados en una sonrisa enigmática, y sus ojos oscuros miraban cada rasgo del demacrado rostro de ese pobre hombre, que lo perdió todo.

—Ese es el contrato. —le explicó suavemente—. Léalo con cuidado, señor John Davis.

El hombre tomó el contrato con manos temblorosas. Las palabras parecían bailar ante sus ojos, llenas de significado y a la vez incomprensibles. Su corazón latía con fuerza en su pecho, una mezcla de miedo y esperanza.

—¿Si firmo este contrato... de verdad podré verlos? —el hombre habló con un tono tembloroso, y los ojos vidriosos—. ¿De verdad podré ver a mi familia, señorita Fame?

—Le estoy hablando en serio. —la mujer afirmó—. La criatura que le venderé puede hacer un puente hacia el otro lado. ¿No es lo que quiere, señor John Davis?

El hombre, de casi unos cincuenta años, agarraba fuerte aquel misterioso contrato. No sabía qué demonios hacía en esa extraña tienda. Pero cuando escuchó que podía conseguir algo que le ayudara a lidiar con la perdida de toda su familia, aceptó en venir.

Porque John Davis hace siete meses perdió a toda su familia en un accidente automovilístico.

Perdió a su mujer, y a sus tres hijos.

Lo perdió todo.

—Acepto. —finalmente se decidió, con lágrimas silenciosas cayendo por sus arrugadas mejillas—. Acepto el contrato. —dijo, dejando de nuevo el papel en la mesa.

—Qué maravilla. —Fame entrelazó sus dedos, y sonrió—. El Susurrador del Más Allá, será perfecto para usted. —levantó un dedo—. Solo que no le recomiendo que vaya al otro lado. El mundo de los espíritus puede ser un lugar cruel para alguien como usted. La criatura puede ayudarlo a dormir, solo le recomiendo que le pida eso.

—No me importa nada de eso. —el hombre le dio un manotazo a la mesa, con los ojos llenos de lágrimas—. Lo perdí todo hace siete meses. Perdí a toda mi familia. Yo de verdad necesito esto, y si esa cosa puede llevarme al otro lado. Lo haré.

—De acuerdo. —dijo la mujer, y se inclinó hacia el hombre, diciendo—: Entonces el Susurrador del Más Allá, será suyo. —de pronto, agarró la mano del señor, y con la punta de su larga y filosa uña, le cortó el dedo indice, haciendole brotar una gota de sangre. John Davis se quedó desconcertado, y la mujer lo miró con ojos oscuros—. Ahora firme con su huella aquí, señor John. —señaló con su larga uña directo hacia el final del documento. Y el hombre, enseguida dejó su ensangrentada huella.

El contrato había sido firmado.

—Espere. —el señor se echó para atrás despues de firmar, y miró con preocupación a la mujer alta—. Nunca me dijo cuál era el precio de esa criatura.

—Es gratis, querido. —le guiñó un ojo—. Es un obsequio funerario de mi parte..., pero tengo que decirle que habrán consecuencias irrevercibles si alguien más ve a la criatura. Ella nunca debe ser vista.



***


La tienda de animales extraños de Madame FameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora