Miércoles, 29 de Febrero de 2012.
El humo del cigarrillo se elevaba en espirales hacia el techo de la cafetería. Y Leví Zimerman, con la mirada perdida en su computadora, se encontraba hundido en la silla, con esa bufanda alrededor de su cuello que cubría los agujeros que cargaba en su piel. La luz tenue de la pantalla de su computadora parpadeaba en su rostro. Y mientras que el detective fumaba como un maníaco para controlar los nervios, hacía una rápida busqueda en internet sobre una sola palabra: VAMPIROS.
Solo tuvo que escribir esa simple palabra para que un montón de respuestas fueran arrojadas por google. Y un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando sus ojos se encontraron con imágenes renacentistas que aparecían. Eran espeluznantes. Habían hombres desnudos con rostros demoníacos, succionando la sangre de las mujeres desde su yugular; quienes se estremecían en la agonía. La piel se le erizó a Leví al recordar esos intensos ojos rojos que había visto aquella noche. Cuando fue buscando respuestas, y solo se encontró con esos ojos demoníacos, y unos colmillos.
Vagamente entró a uno de esos enlaces, dandole otra calada a su cigarrillo, inquieto. El foro al que entró era uno completamente oscuro, donde aparecía lo siguiente:
"Un vampiro es, según el folclore de varios países, una criatura que se alimenta de la esencia vital de otros seres vivos para así mantenerse activo. En algunas culturas orientales y americanas aborígenes, esta superstición es una deidad demoníaca o un dios menor que forma parte del panteón siniestro en sus mitologías".
La cabeza le comenzó a bombear fuerte al detective, quien se quedó helado cuando vio las imágenes que yacían al final del articulo. Montones de criaturas con ojos rojos y dientes afilados. Sus rostros eran demoníacos, y sus bocas sangrientas.
Justo como recordaba las caras de esos niños aquella noche, donde perdió el conocimiento.
Pero, las marcas en su cuello solo estaban para recordarle que realmente había pasado. Esos vampiros bebieron de él..., pero el mayor error que cometieron fue haberlo dejado con vida.
El detective, en medio de una expresión de desagrado, cerró el computador de golpe. Respiró hondo, y continuó fumando como un maníaco. Decidió que ese día, al menos, no se drogaría mientras que trataría de encontrarle sentido a todo lo que estaba pasando: la desparición de su hermana Astrid. Y las criaturas que esa mujer vendía. Esa mujer vampiro, con hijos vampiro.
Todo eso hasta sonaba descabellado en su cabeza. No podía contarselo a nadie. Ninguna persona le creería, y solo lo verían como un demente. ¿Pero qué haría? ¿Qué demonios haría sabiendo lo que Madame Fame era, y aun así seguía consiguiendo todo lo que quería?
Era una mujer extremadamente hermosa, manipuladora, y convincente. Por eso su tienda había durado tanto tiempo en las sombras, sin llamar la atención.Pero al final de todo ella siempre consiguió lo que más quería: clientes.
¿Cómo Leví podía acabar con todo eso? ¿Cómo podía encontrarle sentido a lo que le pasó a su hermana? ¿Y cómo podría enfrentarse a ese mujer vampiro?, pensó en medio de una crisis que lentamente se apoderaba de él como una enfermedad.
Leví apagó el cigarrillo con la mesa, y se cubrió la caras con las manos. El mundo seguía moviendose a su alrededor, pero él se había congelado. No podía dejar de sentirse paranoico. Cada sonido del restaurante le espantaba, y él se estremecía, mirando hacia todos lados. Las personas lo miraban como si fuera un bicho raro, y él solo agachaba la cabeza.
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La tienda de animales extraños de Madame Fame
HorrorMadame Fame es la dueña de una misteriosa tienda de criaturas paranormales. Cualquier animal que quieras, ella lo tiene. Pero todo tiene un precio, y nada es lo que parece. ADVERTENCIA: Mis libros contienen temas inquietantes. Esto incluye gore, ase...