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Jamás hubiera pensado que la pasaría tan bien con Selene. Sentía que los viejos tiempos habían regresado, que volvíamos a ser mejores amigas como antes.

-Recuerdas- me empezó a decir mientras volvíamos a casa-, ¿recuerdas cuando Tomi le vomitó en los zapatos a Lu?

Salté a carcajadas al igual que ella. Había sucedido en una fiesta que él mismo había organizado. Se había embriagado tanto que ni siquiera podía caminar erguido. Terminó vomitando encima de Lu tras intentar declararsele.

-Fue desastroso- reí-. Le arruinó toda aquella ropa de niña rica que tenía.

Saqué la sonrisa de mi rostro al recordar que Selene había sido amiga de Lu luego de que nos distanciáramos.

-Lo siento, olvidé que...

-Descuida- me dijo antes de que terminara-. Ya no es mi amiga, no teníamos nada que ver una con la otra.

-Oh, pues, qué pena- le dije como si de verdad lo lamentara.

Ambas sabíamos lo que opinaba al respecto, pero ninguna dijo algo al respecto. Estábamos caminando agarradas del brazo de la otra. No habíamos encontrado ninguna cafetería para sentarnos y tomar algo, así que decidimos comprarnos unos alfajores Capitán del Espacio en un kiosco y sentarnos en un banco de una plaza para comernoslos (tal y como siempre hacíamos cuando salíamos de la escuela). Ella uno blanco y yo uno negro. Nuestros gustos no habían cambiado ni un poco, ni tampoco los temas de conversación.

-Ese azúcar en polvo que tiene arriba es raro, no lo sé- le dije. Siempre discutimos sobre ello desde pequeñas.

-¿Qué dices? Es el mejor alfajor de toda la Argentina.

Se preguntarán, ¿a quién le importa un tema tan estúpido? Bueno, a nosotras sí. Podíamos debatir o hablar de cualquier tema, por más pequeño e insignificante que fuera, durante mucho tiempo sin aburrirnos.

-Vi una foto de él una vez que fui a tu casa- me dijo casi antes de llegar a mi apartamento.

-Qué extraño, mamá siempre las escondía.

-De hecho, ella se enojó mucho conmigo cuando me la topé. Estaba en una caja llena de cosas que asumo que iba a guardar. Le pregunté quién era el de la foto y...- hizo una pausa- se me acercó y me dijo con cara furiosa y desesperada: "Jamás le menciones a nadie sobre este hombre, ¿entendiste Selene?".

-Wow- dije en broma, aunque en realidad estaba preocupada. Por cómo me lo estaba contando, aquello había sonado como una amenaza-. ¿Mi madre te dijo eso? Siempre me prohibió hablar sobre él, pero nunca me lo dijo así.

-Bueno, pues a mí me asustó bastante- dijo seriamente-. Imagínate, aún recuerdo su rostro y cómo me agarró del brazo. Me lo apretó bastante. Si no supiera que es tu madre, diría que esa mujer está loca.

Claro que su comentario me ofendió, fue algo innecesario. Que insinúe que mi madre, la persona con la que más tiempo había pasado en mis últimos años, estaba chiflada, me dejaba con un nudo en la garganta.

-Lo siento, no quise ofenderte. Es solo que aquel día quedé muy asustada. Quizás estoy exagerando.

-Está bien, eras solo una niña- le dije comprensivamente, sabiendo que también me hubiera asustado en su lugar.

Llegamos al edificio en un silencio, no incómodo, sino reflexivo. Por las cabezas de las dos pasaba la pregunta, ¿cómo nunca habíamos vuelto a ser amigas?

-La pasé muy bien- me dijo.

-Lo mismo digo- le contesté. Consulté el reloj y eran las 3 a.m, era tarde como para que se vaya caminando sola hasta su casa-. Oye, ¿no quieres quedarte aquí esta noche?

Club NocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora