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¿Debería creerles en realidad?

La historia encajaba, en realidad. Pero no quería terminar de aceptarla. Mi papá, el hombre que enamoró a mi mamá y fue como un héroe durante los primeros años de mi vida resultaba ser ahora un asesino. Y no, no un asesino justiciero que atrapa malas personas, sino uno de los morbosos. Él asesinaba por dinero y, ya que de paso le gustaba recorrer el mundo, tuvo que viajar al exterior en ocasiones.

Al parecer nunca había sido atrapado por la policía, pues era astuto y sabía cómo ocultar sus crímenes. Manipulaba a las personas con facilidad, algo con lo que estaba familiarizada. Engañaba a las personas cercanas a sus víctimas y sabía cómo caerles bien para poder escaparse sin levantar sospecha.

Cada uno de los miembros del club me contó sus historias, todas implicando a mi papá. Ninguna resultó ser positiva aunque así lo aparentara.

Ben

Como sabrán, Antonio se convirtió en el padre que nunca tuve cuando apareció. Le confiaba mi vida, pues aquel hombre me resultaba de lo más admirable y amoroso. Pobre de mí, tenía tan solo 7 años.

-Tienes talento para la arcilla- me decía siempre, tan seguido que lo recuerdo con demasiada claridad-. Serás muy bueno en esto cuando crezcas, solo sigue practicando.

Yo no le hablaba mucho. Al fin y al cabo él era un desconocido para mí, pues mamá no lo conocía. Mike había sido quien me lo presentó una vez en el club.

Practicaba con él cada vez que se aparecía por el club. Me mimaba con golosinas además, las cuales mamá casi nunca me compraba siendo que estaba sin empleo por aquel entonces.

Papá apenas se involucraba en mi vida y yo en la de él. Aparecía en casa solo unas pocas horas debido a su trabajo, el cual desconocía, y trataba mal a mamá y a mi solo me regañaba cuando era, según él, irrespetuoso. No prepararle el desayuno, eso era ser irrespetuoso. Al menos no recibía castigos físicos, a diferencia de mamá, quien a veces aparecía con un moretón en el cachete o sangre en sus labios.

-Lo que hace tu papá es porque está...cansado- me decía mamá para calmarme.

-Lo que hace tu papá está mal, Ben. Pegar, maltratar está mal- me decía Antonio por otro lado cuando le contaba lo que ocurría en casa-. Pero tranquilo, pronto mamá estará mejor.

No tenía idea que mataría a mi padre tan solo una semana después. Al parecer estaba involucrado en el mercado de drogas y había intentado estafar a los tipos para los que Antonio trabajaba. Él seguía órdenes de quienes lo contrataran a cambio de dinero, y en eso se basaba su vida.

Pero, en el fondo, quizás hacía favores. El asesinato de mi padre fue para mejor en el caso mío y de mamá, y sus enseñanzas me llegan hasta hoy en día. Sino fuera por él y su constante insistencia con que maltratar es lo menos digno que existe, quien sabe si sería como mi padre hoy en día.

Ali

Mi esposo, Norman, y yo nos habíamos mudado a Brasil cuando lo conocí. Trabajaba en el bar del cual Norman era dueño. Iba regularmente allí para emborracharme y despejarme de tanta vida de rica, estaba harta de vivir rodeada de mucamas y mayordomos, y de una inmensa casa vacía de amor pero llena de joyas. Norman solo aparecía de noche para tener sexo y luego irse a dormir.

Estaba extremadamente aburrida de aquella vida, pero dependía de aquel engreído y despreciable ser humano que debía llamar cariño todas las noches.

-No deberías tomar tanto en un lugar así. Una chica tan linda llamaría la atención de estos patones- me dijo aquel extraño.

-¿Qué acaso una joven no puede tomarse la libertad de emborracharse cuando quiere?

Club NocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora