───Todavía me aferró a todo lo que esta muerto y se ha ido... No quiero despedirme porque se que esta vez será para siempre...
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Isabella Lyons alias "La estrella", hija de Armando Grúas, se encontraba mirando la ventana, viendo un día lluvioso, absorta en sus pensamientos mientras observaba las gotas de lluvia golpear la ventana.
Extrañaba a su pareja, Jacob alias "Calavera". Acaricio su vientre inflamado, estaba aburrida, muy aburrida.
De repente, sonó el teléfono, Llamada entrante, Kai.
Kaia Lyons era su hermana melliza, en realidad, tenía dos hermanos, Leroy Lyons y Kaia Lyons, sus dos hermanos mellizos, eran unos trillizos los tres.
— ¿Dime Kai? — Habló una vez Respondió la llamada, escuchando la voz quebrada de su gemelo.
— Isa... Papá.. Él...— Leroy apenas podía formular palabras, su voz temblorosa junto al llanto de su hermana, Kaia, de fondo.
— Leroy, calma, respira, ¿Qué pasó?— Pregunto Isabella preocupada, esta vez dejando de acariciar su vientre.
Escucho como Leroy trago en seco, y junto a su voz quebrada solto:
— Papá... él... Papá murió.. — Y con eso último dicho, el hombre detrás de la línea empezó a llorar.
Su amado padre, Armando Grúas, ¿había fallecido?
Imposible, no podía ser verdad, no, ¿No? No se podía ir sin antes haberse despedido, no...
Isabella sintió que su corazón se partía en mil pedazos mientras en su cabeza se repetía aquellas palabras. Se aferró al teléfono, incapaz de asimilar la realidad.
En su mente, los recuerdos de su infancia con su padre se agolpaban: Recordo cuando se conocieron, Ella y sus hermanos tenían 6 años apenas y vivían en las calles, mediante comida de la basura. Su madre, los había abandonado y no tenían a nadie más qué a ellos mismos, y justo fue un 7 de abril, donde se encontraron con un encapuchado en un camión, y aunque estaban desconfiados, aquel hombre les daba confianza de algún modo, y cuando fueron con él, fue cuando se enteraron qué él era su padre. Los paseos en su viejo camión de grúa, donde los hermanos reían y bromeaba con su papá, Trabajaban para él y se la pasaban casi todo el día juntos, las risas compartidas, las enseñanzas sobre la vida y el amor por la familia. Ahora, todo eso parecía desvanecerse en medio de la lluvia, sumiendo su corazón en una profunda tristeza.
Isabella se sintió abrumada por el dolor, pero a través de las lágrimas, sentia dolor dolor en vientre, un dolor infernal qué le hizo gritar, pero en aquel grito se sumo el dolor de perder a un ser querido, a alguien que querías, a su príncipe azul, su Padre.
— ¡Isabella!— Escucho a su pareja, Jacob, gritar su nombre, pero aquella voz se escucho lejana.
Isabella como pudo se puso de pie, temblando, aun aferrándose al móvil móvil qué ya no estaba en llamada, le temblaba las piernas, y unas leves gotas cayendo bajo suya fue lo que llamo su atención.
Aquel día lluvioso, Isabella no pudo aguantar más dolor, no perdió a uno, si no a dos seres queridos...
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