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Corría tan rápido como sus piernas le dejaban, corría tan rápido que apenas y sentía el dolor de los cortes en sus manos, corría sin mirar atrás.
Sentía dolor, dolor en todo su cuerpo, pero más dolor sentía el ver a aquel cuerpo en la lejanía, presentía quién era, y eso le dolía.
— ¡Ashtarte, cuidado! — Escuchaba detrás de ella, sabía quienes eran, eran sus parejas, Horacio Pérez y Viktor Volkov.
Pero los ignoro, los ignoro tanto como podía, en su cabeza solo quería confirmar que aquel cuerpo no era el de él, el de su rubio de ojos azules, el de su niño, el de su hermanito.
Cayó de rodillas frente a aquel cuerpo con una tela encima, ocultando por completo el cuerpo ya definitivamente muerto.
— Ashtarte, tranquila.— Una doctora de cabello corto y rojizo fue la primera qué le hablo, su voz medio cortada fue anormalmente tranquilizadora para ella.
Vio a su alrededor, gente que conocía, gente que no, entre ellas, solo reconocía a Seguismundo, llorando desconsoladamente en el hombro de Horacio, Rogelio, Yun, y él, Él Superintendente.
Temblaba, se sentía débil, sentía que su voz no funcionaba, y aún así Habló.
— Como sea él, os juro que os matare a todos, ¿Oíste Conway?, ¡A putamente todos! — Grito Ashtarte, sintiendo la presencia del Superintendente Conway detrás suya.
Hubo silencio, silencio alrededor de ella, el silencio incitandola a que saque la tela de encima, que observe y confirme que no sea él.
- Por favor mi más fiel señor, por favor, que no sea él.-
Rezaba en su cabeza la de pelo negro, con sus manos temblando, agarro la tela, apenas un movimiento vio un mechón rubio.
Apretó sus labios, sintiendo el sabor metálico de la sangre, sintió el dolor recorrer su cuerpo, y sin embargo, el dolor de la pérdida fue lo único que sentía.
Cerrando sus ojos, sacó la tela de encima de aquel cuerpo.
Abrió sus ojos nuevamente, con miedo, insegura, con dolor en su pecho, vio de reojo aquel cuerpo, confirmando quien era.
Gustavo Garcia... No, Gustabo con B de Bombón.
No, su niño rubio de ojos azules, su niño de abrazos cariñositos, su niño que lloraba cada que oía un trueno y dormía junto a ella cuando soñaba pesadillas.
En ese momento se retracto de todo, de abandonar a su hermano, de irse de la isla, de dejarlo solo.
— Me voilà, voilà, avec toi, petit frère, réveille-toi.— Repetía en su lamento, sus ojos Azules electricos estaban apagados, de ellos salían lágrimas, lágrimas y más lágrimas.
— Tu as promis de ne jamais partir.— Sollozo Ashtarte, frío, grito fuertemente, a los vientos, grito a todo pulmón, sintiendo dolor, sintiéndose mareada, sintiéndose fatal.
— Dis-moi que c'est juste une putain de blague, Gustavo, s'il te plaît.— Se olvidaba de respirar, quería morir ahí, con su hermano.
Quería volver al pasado, donde Gustavo se aferraba a los brazos de Ella, buscando refugio, rompiéndose cuando solo estaba con ella, desahogandose, quería volver a ver a aquel niño feliz, correr junto a Horacio, quería volver a ver a aquel niño que hacía locuras, que siempre que hacía algo mal, sabía que le iban a regañar, y bajaba su cabeza, aun si no le habían dicho nada, empezaba a lloriquear.
Quería volver a ver a aquel rubio con sus ojos Azules brillando cada vez que la veía, aquel rubio qué se metía en problemas aún si no lo buscaba, aquel rubio qué junto a Horacio y Seguismundo, eran sus luces en su fría soledad.
Quería volver a verlo por última vez, despedirse correctamente, decirle por última vez un — Je t'aime petit frère.—
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