Mundo de One-Shots Spain RP/Marbella Vice

Gustabo Garcia

En una montaña escondida, contagiada del color verde junto a sus árboles y sus pequeñas flores apenas notorias, donde se escuchaba las cascadas del lago, donde los pájaros volaban y pasaban junto a su hermoso canto.

Allí, sentada en el borde con sus dos brazos aferrados a sus piernas, Holly Pérez, mirando a la nada misma.

Recordando su pasado, aferrada a la idea de no terminar con su vida, pero haciéndolo por el bien de todos.

El teléfono de ella sonó, en la pantalla, el contacto de Jack Conway.

— Donde coño estas.— Pregunto con su voz Arisca pero con un tono alterado el chico al otro lado de la línea, conduciendo a más no poder, haciendo sonar los motores.

—... Falle, no pude estar contigo...— Holly contestó con su voz quebrada, con su nudo en la garganta y su falta de aire.

Y recordó.

Fue un año de pura felicidad, aventura y alegría, un año más para las aventuras de Holly, Horacio y Gustabo molestando a Conway.

Aquellos tres muchachos daban alegría en la vida de Jack Conway, Horacio era un chico alegre y atrevido, Su luna, Gustabo era el típico chico amable con todos y pícaro con pocos, Era su sol, y Holly era la chica responsable, protectora pero amable, era su tierra de aquel grupo.

Los tres se complementaban, los tres eran como unos hermanos, criandose juntos y cuidándose entre sí.

Y eso era lo que más felicidad le daba a Conway, el saber que su hijo estaba con buenas personas.

Pero aquel día en la iglesia, todo fue para atrás.

— Sol, cálmate, No hay necesidad de hacer esto, ¿Me entiendes?— Tierra estaba tratando de tomar las riendas de la situación, trataba de dar un paso más cerca del Sol, pero cada paso qué daba ella, era un paso más qué Sol iba para atrás.

— ¿No hay necesidad, verdad Tierra? — Gustabo sonrió, una sonrisa malévola, qué junto a aquel maquillaje, daba miedo. — Entonces, ¿Porqué Luna tiene el arma aún?—

Luna y Tierra se miraron, Luna, aterrado, Tierra, nerviosa.

— Baja el arma.— Ordenó bajo la única mujer. El hombre soltó el arma y la dejó en el suelo.

— ¿Saben?, Siempre fui yo quien estuvo junto a Gustabo siempre.— Empezó el de disfraz de payaso, caminando alrededor de Luna y Tierra. — Cuando llegaron ustedes a la vida de él, desde el principio fueron un estorbo.— y un gruñido escapo.

Horacio se aferró a Holly mientras con sus ojos aguados miraba a Gustabo, aguantandose las ganas de llorar.

— Él siempre estuvo para ustedes, ¿Ustedes estuvieron para él cuando más los necesitaba?— Miro a ambos, sobre todo a la mayor, quién apretó sus labios.
— La respuesta es No.—

Horacio cerró sus ojos, tratando de evitar aquel sentimiento de dolor.

Holly mordía sus labios, a tal punto de hacerlos sangrar mientras sus ojos de volvían  aguados.

— ¿Ahora les duele?, No les dolió aquella vez qué Gustabo estaba siendo apuntado con un arma por Conway.— Soltó con odio Pogo.

— No podíamos... Hacer nada...— Sollozo Holly soltando varias lágrimas, sus ojos esmeraldas ahora llenas de tristeza, no querían hacer contacto visual con él q un alguna vez llamo Hermano.

En ese momento, llegó Conway.

Conway estuvo todo el rato observando y escuchando, vio a Holly aguantandose las ganas de llorar, de ver como estaba Gustabo, de ver a Horacio destrozado.

Y en aquel momento, cuando Holly estuvo cerca de Gustabo, le susurro:

— Prometo estar siempre a tu lado.— Antes de qué aquella iglesia explotara.

. . .

— No hagas nada Holly, Por favor...— Gustabo Sollozo del otro lado de la línea, escuchando la respiración errónea de la chica.

— No puedo más Sol, no puedo más, juro qué lo intenté...— Hubo un momento qué la voz se le quebró.

— Escúchame capulla, tu lo haces y me aseguraré de rematarte.— Pero una cosa que Holly sabía, era que mentía, que el lloraría a lágrimas.

Levantándose de a poco, miro el cielo, esta vez, observo el pegaso allí.

— No lo hagas, te veo, no lo hagas.— Suplicaba el rubio en lo qué bajaba como podía el helicóptero.

Gustabo bajo del helicóptero, siguiendo sus mismos pasos, Conway. Los dos observaron a la chica que estaba frente a ellos de espaldas, aun tenía el móvil en mano, apretando fuertemente este.

— Podemos buscar una solución Holly.— Conway dio un paso al frente.

— ¿Solución?,  Ya no hay solución Jack, ya no hay salvación.— La chica de pelo rojo con blanco se dio la vuelta, mirando a los de ojos azules.

— Sí qué lo hay, siempre la hay.— El rubio dio un paso adelante, colocándose al lado de su padre.

—... Se fue Horacio, se fue Viktor, se fue Armando, mate a Ivanov con mis propias manos, mate a Albertito... Soy una asesina, Perdí a todos Gustabo.— Sollozo Holly, Gustabo observo bien, vio como esta tenía las manos llenas de sangre, su ropa con sangre, su propia sangre.

— ¿Y yo?, Yo aún sigo aquí.— Le grito Gustabo a la única mujer frente a él. — ¡Conway sigue aquí!, ¿Esto no es lo que siempre quisiste?, Estar junto a Conway, él está aquí.

— Esto lo hago por ti, Gus, lo hago para protegerte y acabar con mi dolor.— En ese momento, sintió un dolor inmenso en el pecho.

— ¡No lo hagas Holly! — Ordenó, o más bien, Rogó Conway, acercándose paso a paso junto a Gustabo.

Ojos celestes se encontraron con ojos esmeraldas, el Sol miró a la Tierra, Tierra luego miro a su creador y a su Sol.

— Os quiero.— Y Tierra cayó en el vacío, frente al Sol y su creador, tierra se rindió, sin la Luna, Sin la Tierra, el Sol grito con todas sus fuerzas, cayendo al suelo, sin sus dos acompañantes de vida, por primera vez en su vida, se desmoronó frente a su padre.