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—Provocarte, ¿No es muy obvio? Pregunté interesada en su respuesta.

—Hace cinco minutos te quejabas de lo que decían de ti. Respondió alzando las cejas divertido—Entre en razón. Respondí, el jadeo cuando me moví nuevamente pero ahora con más brusquedad, aferro sus manos a mis caderas y dejo caer su cabeza para atrás.

—¿Acaso lo disfrutas? Pregunté, el asintió—como no tienes una idea. Respondió, me acerqué a su oído mientras me movía ahora de adelante hacia atrás con calma—No creo que sea conveniente tener al chofer dentro mientras te masturbo. Musite, el agarró mi cuello con fuerza haciéndome gemir—Eres una sucia. Respondió—David, déjanos solos. Ordenó, el chofer bajó rápidamente y rodeo el auto desapareciendo de nuestra vista, choqué mi mirada con la suya y di un pequeño sentón, el gruño roncamente, gemí y repetí la acción un par de veces hasta que el me detuvo—No te muevas así, lo haces evidente y la camioneta se mueve. Ordenó, para este punto mis bragas estaban mojadas, estaba demasiado cachonda y lo que pensaban de mi ya era muy difícil que me preocupara.

—De igual manera no podré borrar de la mente de la gente que soy una puta. Dije divertida mientras repetía la acción nuevamente, el gimió de la manera más jodidamente caliente que pude haber escuchado jamás.

Empecé a frotarme contra su ahora erección dura y grande, el agarró mis caderas haciendo que mis movimientos fueran más rápidos, gemí por el roce y arquee mi espalda mientras apoyaba mis manos en sus hombros.

—Carajo... Balbuceó.

—Samantha me vas a hacer venir y estos pantalones son caros. Sonreí mientras aún me movía, me bajé de su regazo y me puse de rodillas en el asiento a su lado, bajé su bragueta y su ropa interior CK. Jadeé al ver su miembro que estaba de el tamaño de ambas de mis manos, me agaché hacia el y rodeé la punta con mis labios húmedos—¡Ah mierda! Gruño cuando mi boca abarcó lo que pudo, relaje mi garganta para intentar tomarlo todo y cuando no pude respirar más lo saqué de mi boca por completo.

—Mierda Félix. Murmuré, puse la punta en mi boca nuevamente y pasé mi lengua por ella, el gemía desesperado mientras se sostenía de mi cuello, podía confirmar que parecía un virgen.

Ahora sí podía aceptar que se la mame.

🔮

Limpié mis labios con sabor a su jodidamente dulce semen y salí de la camioneta con los cabellos hechos un desastre, empecé a caminar hacia adentro con mi labio inferior entre los dientes y una bolsa extra con todos los álbumes existentes de proibito, toqué la puerta de mi salón y entré a el cuando me dieron pase—¿Dónde estabas?—Eh... Yo. Balbuceé—Su mamá vino por ella, le salió algo urgente. Hablo Abril, asentí rápidamente—Mhm... Pasa. Dijo, caminé un par de pasos y me senté en mi asiento, Abril me observó curiosa y señaló con la mirada la bolsa, se la di y cuando la abrió jadeo.

—¿Qué hiciste? Preguntó emocionada en un susurro—Mejor no te diré, solo hablamos. Nada fuera de lo normal—dije en voz baja, ella pegó la bolsa a su pecho. Si... Era algo sucio que mis manos tocaron la polla de Félix y después toqué la bolsa y Abril ahora estaba restregándosela como una niña pequeña emocionada.

Concentré mi mirada en el pizarrón pero no podía dejar de pensar en eso.

Agarre mi celular de mi bolsillo y revise Instagram, esto se estaba volviendo parte de mi día a día. Félix subió una historia y la curiosidad me invadió, la abrí y contuve un grito en mis manos.

Una foto de mis cabellos detrás de mi oreja justamente cuando se la estaba mamando, su cerebro funcionaba de maneras extraordinarias. Afortunadamente era una foto que dejaba mucho a la imaginación, mi perfil era lo único distinguible, así como mis ojos llorosos. Apague mi celular y alcé la vista al pizarrón para evitar salir de el salón y mandarlo matar o algo por el estilo.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora