021

772 38 24
                                    

Sus manos con un anillo delgado sacudieron su cabello con una toalla—Follame por última vez. Balbuceé, el negó divertido—No puedo, necesito irme, hermosa. Dijo, besó mis labios y deslizó sus dedos por mis panties, provocó un jadeo salir de mis labios y se alejó complacido, nos bastaron un par de horas para aclarar si alguno había estado con alguien más, cuando ambos dijimos que no, seguimos follando hasta los dieron las tres de la mañana, necesitaba que me follara por un última vez, solo un momento.

El tacto de su piel contra la mía era la mejor sensación que podía sentir.

Félix y yo quedamos de acuerdo con seguir viéndonos como pudiéramos, Ronaldo jamás estuvo de acuerdo con una relación a distancia para no herirnos mutuamente, pero nosotros aparentemente si.

—Que todo esto quede entre nosotros. Dijo con algo de intranquilidad en la voz y se acercó a mi nuevamente, lo observe silenciosamente y asentí, lo amaba tanto que tener una relación a escondidas de los medios era lo más conveniente, aunque me doliera. Agarre sus mejillas y lo tiré hacia mi, besé sus labios por una última vez y aquel me abrazó con la suficiente fuerza para hacerme levantarme en mis rodillas y quedar al borde de la cama, su pecho desnudo lleno de rasguños y mordidas era lo único que tenía para confirmar que aún estábamos juntos.

—Te amo.

—Yo te amo más.

Puse mis manos sobre su pecho y hundí mi rostro en su cuello con perfume de hace un par de horas, se había dado una ducha y seguía oliendo a él, un aroma suave, jabón.

—Perdóname por todo esto, por arrastrarte conmigo, por no poder tenerte siempre cerca, no sabes la falta que me has hecho en las noches.

—No es tu culpa, es mía por elegirte y enamorarme, si no hubiera sido por mi no estarías así—no sabes lo mucho que te agradezco por esto, me hiciste cambiar, Samantha. Soy quien soy por ti y gracias a ti.

—¿Sabes lo difícil que hubiera sido dejar las drogas si no hubieras estado ahí? Un nudo se formó en mi garganta, no entendía cómo podía hablar de un tema tan delicado y estar tan tranquilo—Sin embargo lo hiciste otra vez. Murmuré, el asintió, aceptarlo era lo mejor que podía hacer, muy seguramente le pediría perdón por dejarlo solo.

—Lo hice. Confirmo—Me perdí por completo, pensé que no iba a volver a verte. Agregó, asentí, no podía reclamarle, no podía hacer nada más que tratar de estar ahí para él, sabía que no podría lograrlo y dolía, dolía tanto que quería llorar.

No quería hacerlo, era su momento de hablar, el mío llegaría después.

—Te necesito a mi lado. Necesito dormir y despertar a tu lado.

—Es tu decisión. Murmuré, el expiró mi aroma y se arrodilló en el colchón, subiendo y quedando a una distancia peligrosa de mi desnudez, retrocedí y aquel besó mi cuello un par de veces, se acurrucó entre las almohadas dejándome sentada sobre mis rodillas a un lado suyo, abrió sus brazos y expectante me observó, me abracé a su pecho—Quédate un poco más...

—Samy, tengo que irme...

—Te lo ruego. El asintió y apoyó su mentón sobre mi cabeza, me hundí en sus brazos y su pecho, después de tanto tiempo sentí paz, dejé de sentir ese sentimiento de vacío y soledad, por un momento.

Por unas horas.

El calor de su cuerpo era lo que necesitaba para dormir una noche completa, usualmente solía dormir dos horas por la incomodidad, cuando realmente necesitaba dormir iba con Abril.

De vez en cuando mis noches se resumían en bares, alcohol y chicos tratando de ligarme con sus carros lujosos y su ropa Versace falsa.

Obviamente sabía cómo se veía las originales, Félix los usaba de vez en cuando para ir a cócteles, claro que terminaban regados en el suelo.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora