Uñas

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Félix se encontraba dando un show ese día en Roma mientras yo me hacía las uñas y lo veía desde mi celular vigilando que no hiciera nada cuestionable durante el concierto.

La chica que me hacía las uñas volvió después de ir al baño un momento, se sentó frente a mí, tomó mi mano con delicadeza y cuándo Félix comenzó a cantar "New song" la tarareo con normalidad, deslicé mi mirada hacía ella.

— ¿Le gusta el grupo? — Me preguntó con normalidad, sonreí.

— Me gusta el vocalista.

— Bueno, a mi también. — Dijo divertida, arqueé una ceja y me límite a observar su lenguaje corporal por unos segundos.

— Lo dudo. — Dije entre dientes

— ¿Por qué? — Me cuestionó y arqueé aún más la ceja, indignada, queriendo darle un golpe por igualada.

— Porque es mi novio. — Le respondí, aquella soltó una risita y desvío la vista a mis uñas, aplicó el acrílico lentamente con una brocha especial, relajé mi rostro y volví a hablar después de unos segundos en silencio en el que solo se podía escuchar a Félix cantando de fondo — ¿No me cree? — Dije sarcásticamente.

— Bueno, él tiene muchas novias. Millones.

— Estoy segura de que solo tiene una. Y soy yo. — Dije con firmeza, me vio fijamente y le regalé una sonrisa, arqueó una ceja curiosa.

— ¿Cómo está tan segura?

— Puedo llamarlo.

— Si... Claro. — Me retó. Me quedé en silencio y abrí la boca de forma en la que tomé aire con fuerza algo molesta. Quité mi mano y aquella no tuvo tiempo de quejarse, me levanté de la silla dando un tirón a mi atuendo Chanel que acababa de salir hace un par de horas y la vi levantando la barbilla con el orgullo ligeramente fragmentado, tomé mi celular y comencé a escribir un mensaje en él.

Félix, quiero irme.
Ahora.

Después de unos minutos no supe que pasó porque no pude ver la transmisión, me llegó un mensaje.

Qué sucede, bellezza?

La chica que me está
haciendo las uñas no me
cree que soy tu esposa.

hahahha

De que te ríes hijo de puta.
Es serio.

Ya le digo a  Robin que mande
a alguien por ti, mia cara.

Robin me odia y va a
dejarme sufriendo.
Mejor cuando acabes
ven por mi, podré aguantar
sus falacias.

Te amo, chaparrita.

Sonreí suavemente y me límite a volver a mi lugar, ya no dije nada, pero volví a poner mi carísimo trasero sobre la silla que por cierto estaba demasiado cómoda para quejarme. Puse la transmisión nuevamente e ignoré cualquier comentario de esa persona.

🎸

Di un cabeceo, el concierto ya había terminado y era algo tarde, mi diseño de uñas era algo complicado así que por eso seguía ahí. Ahora escuchaba música de mi cantante favorita de fondo mientras trataba de no quedarme dormida ahí.

La puerta se abrió de golpe y Félix entró revisando su celular, lo observé sonriente, cuando me enfocó con los ojos se acercó a mí con la mirada iluminada sin ni siquiera molestarse en ver a la chica frente a mí, empezaba a pensar que Félix era como un perro, no tenía cola, pero siempre que se me acercaba me imaginaba una moviéndose de lado a lado con esa sonrisa que lo caracterizaba.

Mia cara... — Me susurró con aquel dulce tono italiano y me envolvió los hombros con los brazos dejando un beso sobre la coronilla de mi cabeza.

— ¿Estás cansado? — Le pregunté mientras lo veía fijamente, sonriendo con la mirada, arrugando la nariz suavemente al verlo — Tengo hambre.

La chica interrumpió nuestra pequeña guerra de miradas — Ya... Están listas las uñas. — Susurró suavemente, ambos desviamos la mirada hacía ella, hice una mueca. Pude notar la pequeña y amable sonrisa de Félix.

— ¿Cuánto sería? — Indagó mientras sacaba de uno de sus bolsillos un fajo de billetes no muy grande con bastantes billetes de cien. Lo observé rodeando su torso con los brazos mientras lo admiraba profundamente, si... Últimamente no podía despegarme de él por ningún motivo, todo el tiempo quería estar cerca suyo, pero probablemente estaba ovulando. Yo también contaba con la inconfundible cola de perro.

No supe cuánto fue, pero Félix hizo una mueca — Pensé que sería caro. — Susurró dándole dos billetes de cien, después de unos segundos guardó el fajo en su bolsillo y me pasó un brazo por la cintura dejando un beso sobre mis labios — Déjame verlas.

Extendí una mano mostrándole mis uñas con orgullo que eran rojas con un degradado negro, no eran muy largas. Se las enseñé y aquel sonrió, tomó mi mano dejando un pequeño beso.

Bellissime — Me dijo suavemente y se separó para tomar mi bolso, colgarselo en el hombro y revisar el libro que estaba a punto de terminar, solo me faltaban un par de páginas. — ¿Nos vamos? — Cuestionó mientras leía con atención una página del libro, rodé su brazo con el mío y asentí, desvíe mi vista hacia la chica que me había echo las uñas y le sonreí con malicia.

¡Arrivederci! — Dije divertida mientras salíamos y comenzábamos a caminar por el estacionamiento de la plaza.

— Eres envidiosa. — Intervino mientras leía.

— Me hizo sentir menos, le di una lección — Le respondí, cerró el libro, se volteo y me sonrió.

— No pueden hacerte sentir menos, eres la modelo más guapa de todo el mundo.

— Haré como que te creo — Susurré mientras sonreía suavemente y comencé a caminar nuevamente, subíamos a la camioneta en silencio, David puso su atención al frente, Félix ponía mi bolsa en un lugar donde no estorbaba y acomodaba mis cosas de forma paciente, se comportaba como un niño cuando se concentraba.

Llevaba una sudadera negra que lo hacía ver pequeño porque le quedaba holgada, pantalones de mezclilla marca Gucci y una extremadamente bella cara. Le subí la gorra de la sudadera lentamente mientras admiraba su perfil, aquel tenía una costumbre rara de ordenar mis bolsas, puso mi lip combo en uno de los bolsillos interiores, acomodo mi libro que estaba del tamaño indicado como para caber en ella y mi celular. Se detuvo para ver mi fondo de pantalla que era él con el hijo de mi hermana cargado en sus brazos. La sonrisa de Félix al ver al niño me daba un dulce calor en la matriz que me daban ganas de embarazarme en cualquier momento para que tuviera esa sonrisa al ver a nuestros hijos.

Félix sonrió al ver la foto y lo guardó — Eres adorable. — Susurré con dulzura, me volteo a ver, guardo silencio por unos segundos hasta que se acercó y me besó.

— ¿Qué te pasa? — Le pregunté divertida mientras agarraba sus suaves mejillas con las manos para mantenerlo cerca, hizo un puchero. Tenía treinta años, pero joder... Era un niño en el cuerpo de un hombre.

— ¿Quieres tener hijos? — Me preguntó viéndome fijamente, con inseguridad en la mirada, fue repentino, pero no dude mucho la respuesta.

— Si, pero ahora no es el momento. — Le dije con suavidad.

— ¿Qué pasa si yo quiero hacerte uno en este momento?

— ¡Sucio, David nos está escuchando! — Exclamé divertida mientras dejaba caer la cabeza hacía atrás liberando una carcajada.

— ¡Él ya está acostumbrado!
























































Farmeando vistas como toda una rata 😝😝

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