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—¡Aldo! Exclamé con emoción en el rostro, él sonrió y me envolvió entre sus brazos—¡Linda! ¿Cómo estás? Ya estás más alta—Habló—Bien, ¿Y tú? Pregunté animada, el tallo mi cabeza con su mano despeinando mis cabellos, reí, Aldo era un viejo amigo que tenía desde hace un par de años, él siempre era mi compañía cuando Abril se iba a buscar una novia en los recesos.

—Bien, gracias. El relajo su semblante y su sonrisa se desvaneció, vi que veía hacia atrás con algo de inseguridad—¿Quién es el? Preguntó con la voz relajada—Mi pareja. Me separé de él y me pare a un lado de Félix para sonreí y envolver mi brazo en el suyo—Pensé que me iba a matar. Respondió divertido, el jaló sus maletas hacia nosotros y sonrió, Félix le dirigió una sonrisa falsa y empezó a caminar conmigo agarrada a su brazo—Bueno, como veo que no se quiere presentar el es Félix—dije sonriente, el jadeo—¿Eres Félix Deangeli? Preguntó interesado, Félix aparentemente se hizo el que no escuchó y siguió caminando más rápido aún, Aldo iba a un lado mío algo incrédulo—¿Lo es? Preguntó a mi oído, asentí, aparentemente los lentes y la gorra blanca que combinaba con su sudadera que llevaba no eran tan de ayuda a mantener su rostro en incógnito para evitar fotos.

—¡No digas nada! Exclamé en un susurro, el intenso disfrazar sus saltos al caminar hasta que salimos del aeropuerto, Félix se quitó la gorra dejando ver sus cabellos lacios negros y desordenados, sonreí al verlo, el me regresó la sonrisa y me puso la gorra, convenientemente combinaba con mi falda azul para ir al gimnasio y el top blanco que llevaba, casi siempre llevaba ese tipo de ropa solo para resaltar mi cintura delgada.

Félix abrió la puerta del copiloto para mí, el decidió usar un poco de su sueldo en comprar una camioneta para ambos, el obviamente lo manejaba. Sonreí agradecida y entré a esta, escuché a Félix abrir la cajuela y aventar algo con coraje, no dudaría que fuera Aldo el que estuviera dentro, escuché la puerta atrás de mi abrirse y suspiré aliviada cuando lo vi subirse—¿¡Tu novio es Félix Deangelis!? Exclamó lo menos alto que pudo, reí divertida y asentí viéndolo por el retrovisor—si Aldo, te fuiste mucho tiempo a España y te perdiste de muchas cosas.

—Cuando lleguemos a donde sea que vayamos me cuentas—dijo con emoción—Vamos a revisar el piercing que tengo—¿Cuál te hiciste? Preguntó cuando Félix abrió la puerta de la camioneta—los pezones. Respondí con calma y Félix me vio de la manera más fría que pudo—¿Por qué hablan de tus pezones? Preguntó, reí divertida—solo le estaba contando que me hice los piercings. respondí, el asintió y entro, se acomodó en el asiento y encendió la camioneta, recargué mi cabeza en el soporte del asiento y mantuve un semblante calmado, senti una mano tocar mi hombro y voltee rápidamente—¿Tienes algún hotel en el que me pueda quedar? Preguntó—Si quieres puedes quedarte en mi- —Te puedo llevar a uno. Félix me interrumpió con un tono ronco, jadeé—Ah, gracias. Aldo hablo nervioso, Félix movió su mano de mí hombro para poner la propia y hacerme voltear, clavé mi vista en la suya y me vio desconfiado—Hoy vamos a ver lo del piercing, a comer algo y te quiero mostrar un lugar. Lo vi extrañada, el regreso su vista al frente y bajo su mano a uno de mis muslos, me hundí en los asientos de cuero blancos y sus manos recorrieron la superficie que estaba acariciando, respire hondo y voltee hacia atrás, ahora Aldo estaba en una esquina de los tres asientos viendo a la ventana con el celular apuntando a el paisaje de un par de palmeras.

Saqué mi celular y le tomé una foto a la mano de Félix para mantener aunque sea vivas mis redes de alguna manera, sonreí de lado y la subí a mis historias.

—¿Quieres salir en una foto? Hable llamando la atención de Aldo, el asintió, se puso un poco más en cuadro y tomé una foto de mi hombro y mis cabellos rubios que caían por el, de alguna manera se apreciaba la gorra que llevaba puesta—Listo. Dije, terminé subiendo esa foto también pero ahora con un texto corto y lo etiquete.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora