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—No seas tontita, no te ama, te fue infiel mientras estaba en la gira, no te creas especial. Sus manos apretaban mi mentón como si fuera una niña infantil e inmadura, eso me estaba molestando más que lo que decía, era una mierda tener que soportar a las seguidoras de Félix, algunas eran lindas, las demás eran absurdamente imprudentes y se sentían con el derecho de tocarme de la misma manera que lo hacía Félix cuando le mamaba la polla.

—Cuando. estaban. en gira. no. éramos nada. Repetí de la manera más lenta que pude, le di un empujón liberando mi rostro de su agarre—No porque sea su novia tengo que quedarme callada. Sigo siendo una persona. Agregué, me regreso el empujón y por un momento recé a todos los dioses para que no me rompiera la nariz, era lo más costoso que había en mi rostro.

—¿Acaso quieres perjudicar su imagen?

—Su imagen está arruinada desde que subió una foto mía montando su polla, no puedo hacer nada para cambiarlo, y si fueras su fan respetarías mi relación y te quedarías donde te corresponde, detrás de una pantalla tratando de descifrar su olor, el color de sus boxers, el tamaño de su pene. Respondí serena, ¿¡Cómo por qué carajos estaba sola a un lado de una loca!?—solo déjame en paz, no te sirve de nada tratar de ponerme en su contra. Musite en una orden y le regalé una sonrisa irónica—Voy a acabar contigo.

—Si claro, te llamas Jules, tienes veinte años y tienes el nombre de usuario más fan girl que existe en Twitter. No puedes "hacerme mierda" sabiendo que yo también fui fan de cualquier otro artista antes de dormir con uno todos los días. Abrió los ojos como platos y se dio la media vuelta para después irse.

Llame a Félix con las manos temblorosas y la quijada entrincada del coraje.

—Voy ahora mismo, follaremos y no acepto un puto no por respuesta, francisco. Ordene, lo escuché reír del otro lado de la línea—No estoy jugando, ya voy para allá. No dejan comprar un maldito libro en paz.

¿Ahora que?

Colgué la llamada y me relajé por completo, suspiré y guardé mi celular en mi bolsillo, caminé aceleradamente fuera de la tienda y con rumbo a mi camioneta, subí, puse mi bolso en el asiento de atrás y encendí este, otra llamada me sacó de mi nube de pensamientos y agarré mi celular, Félix otra vez.

—¿Hice algo? Preguntó como si estuviese castigando su cerebro el mismo—No. puntúe —solo... Espérame y ya. Dije, aquel balbuceó algo tratando de hablar y colgó la llamada.

Maneje con calma mientras pensaba mil veces si decirle o no lo que pasó.

Bajé del carro con el bolso colgando de el hombro, mi celular en el bolsillo trasero del pantalón y los cabellos desordenados.

Pasé por el camino de piedra que llevaba a la entrada y saqué mis llaves de un movimiento rápido.

Abrí la puerta de entrada y suspiré, mi mirada estaba en el suelo tratando de morir de la molestia—¿Qué tienes hermosa? Félix agarró mis hombros y con una de sus manos agarró la parte trasera de mi cuello inmovilizándome de una manera tan caliente que mis piernas fallaron.

—Estoy cansada... Susurré y me aferré a su pecho, el apoyó su mejilla en mi cabeza y acarició mis cabellos—¿Qué pasó? Preguntó, negué con la cabeza y alcé mi rostro hacia el suyo y frunció el ceño—¿Qué te pasó? Preguntó ahora con un poco más de preocupación en la voz que calentura.

—¿Dónde? Sus manos se posaron en mi mentón, me estremecí y guardé completo silencio, no quería decirle, pero no quería que se molestara conmigo por no decirle nada al respecto.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora