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Félix besó mi mejilla y cerró la puerta de la camioneta, por fin me sentía más cómoda, llegamos a Los Ángeles hace unos minutos y estaba muriendo de sueño.

—¿Me dejarías dormir? Pregunté inocente rodeando su pecho con los brazos abrazándome a él por completo, el asintió y besó mi frente con suavidad—hoy no te molestaré. Dijo, sonreí con cansancio y caminé entrando por la puerta, en unos pasos más me dejé caer en el sillón y abracé la almohada sobre aquel.

Sentí como una sábana afelpada cubría mi cuerpo, muy seguramente aquella terminaría en el suelo por el calor que la sudadera negra con capucha me provocaba.

Un par de minutos después -cuando me di cuenta de que no podía dormir por sentirme sola- me senté en el sillón y tallé mis ojos—Félix... Lo busqué con la mirada y el camino hacia mi desde la cocina—Dime. Respondió—No me gusta dormir sola. El sonrió—¿Quieres que te lleve arriba o me acueste aquí? Preguntó, lo observé dudosa por un par de minutos—llévame—aquel asintió y me cargó entre sus brazos, mi mirada estaba completamente puesta en la suya y de vez en cuando en sus labios pero no quería cambiar el rumbo cuando se veía tan tranquilo.

—Te amo. Dijo repentinamente y besé su mejilla, el subía como podía, debería de dejar de subestimar la fuerza en sus jodidamente ardientes brazos.

—Yo igual. Murmuré, me aferré a su cuello cuando subió el último escalón y ahogó una risa cuando estuvo apunto de caer sobre mi—¡Félix! Exclamé frustrada.

—Por amor a Dios, no te voy a aplastar hermosa. Dijo, me apoye en mis pies y aquel se agachó hacia mi, agarró mi mejilla y besó mis labios un par de veces.

—Basta, terminaré aceptando que me la metas. Balbuceé y me di la vuelta caminando aceleradamente a la habitación al final del pasillo, la cómoda cama de sábanas negras me esperaba con los brazos abiertos, me enterré entre ellas y me sacudí con emoción.

—¿Me puedo acostar a tú lado? Preguntó meloso contra mi oído, yo estaba convenientemente dándole la espalda, asentí lentamente y me recorrí hacia adelante dejándole un espacio considerable para acostarse.

El pasó su brazo por debajo de mi cabeza y envolvió mi cintura con su brazo restante quedando los labios perfectamente posicionados a un lado de mi oído.

—Descansa. Balbuceó, asentí lentamente y el calor de su cuerpo se alguna manera me dio paz.

🔮

—... Sam está dormida.

—"¿Cuando se despierte le puedes pedir que me llame?"

¿Para? Preguntó con un tono algo más serio.

—"Quiero invitarlos a salir, ¿Para qué más?" —Para nada, yo le digo. Este colgó la llamada y dejó el celular en la cómoda a un lado de la cama, se acomodó en la posición anterior y acarició mi espalda con sus manos grandes.

—¿Quién era? Musite, me di la vuelta y me acurruqué entre su pecho.

—Abril, quería invitarnos a algún lado pero no me dijo a dónde —Asentí lentamente y alcé mi rostro, el hizo contacto visual conmigo hasta que se encorvó para llegar a mis labios, los besó con extremo cuidado y agarró mi mentón alzando más aún mi rostro hacia el suyo.

—Te amo. Murmuró contra mis labios, jadeé y subí lentamente sobre su regazo.

—Yo igual. Besé la comisura de sus labios y bajé hacia su mentón, su cuello era mi punto favorito, mis labios terminaron en aquella suave superficie y este no pasaba de jadeos bajos o sin mucha fuerza, agarró uno de los mechones de mi cabello que impedían que me viera completamente y recorrió este detrás de mi oreja, apoyé mis manos en su pecho y me separé de su piel, este envolvió mis caderas con los brazos y besé sus labios con completa desesperación, Félix terminó sobre mi en un movimiento extremadamente rápido, rodeé sus caderas con las piernas y mis manos rodearon su cuello.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora