Vinterbrook era un pequeño pueblo nevado, conocido por sus encantadores festivales navideños. Sus calles cubiertas de nieve junto a las casas de madera con sus coloridas decoraciones, le daban a Henry la sensación de estar en un cuento de hadas, algo que no era de su agrado. Aunque los muñecos de nieve, algunos más exitosos que otros, sí que le llamaban la atención. No obstante, para Henry, el encanto del lugar no compensaba la sensación de ser un extraño y de no conocer a nadie, solo tenía el consuelo de la conexión especial con su astuta abuela, Beatriz.
En cada visita, Beatriz no solo jugaba con él, sino que escuchaba atentamente sus historias y le brindaba consejos llenos de sabiduría, los cuales le ayudaron a sobrellevar muchas situaciones difíciles.
Después de caminar por el pueblo, llegaron a su destino. La casa de sus abuelos era sencilla, de dos plantas. Tenía en la puerta un cartelito con un "Feliz Navidad" impreso, a su alrededor habían cintas de colores verde y morado, y un par de florecillas blancas.
Cuando entraron al dulce hogar, Beatriz y Nicolás los recibieron encantados. El abuelo tenía el cabello blanco por completo y largo, a pesar de que su edad estaba entre los setenta. Era un hombre alegre y de lengua suelta, además de ser muy alto, mientras que Beatriz no tanto, era poco más grande que Henry, con una melena de color negro y blanco y unos preciosos ojos de un verde claro que añadían profundidad a su mirada, al igual que Henry.
Nicolás no tardó en ponerlos al tanto sobre todo el asunto de la herencia, y al día siguiente ya se disponían a visitar la casa.
—Así que... ¡Rumbo al bosque! —exclamó el abuelo soltando una carcajada ostentosa.
Mientras caminaban por el bosque vecino con la dirección de Nicolás, llegaron a un claro donde se alzaba majestuoso el caserón familiar, testigo de siglos de historia, pero actualmente hecho añicos. Sus muros de piedra estaban llenos de grietas y cubiertos por enredaderas. Las ventanas empañadas por el paso del tiempo y las gárgolas en la entrada, erosionadas y olvidadas.
—¡Ta-Chan! —exclamó Nicolás, presentando el desafío que se avecinaba— ¿Qué les parece?
—Me parece que va a llevarnos mucho tiempo devolverlo a su antiguo esplendor —suspiró Annabelle, observando los agravios del lugar.
Con una sonrisa, Nicolás les abrió la puerta, invitándolos a entrar.
—Pero vamos a perder mucho más que tiempo si no lo hacemos, ¿no crees? —dijo Beatriz, la primera en entrar. Annabelle le dedicó una mirada comprensiva y Henry, que no entendía nada de lo que hablaban, se dispuso a pasar el umbral.
Al adentrarse en el interior del caserón, polvoriento y lleno de historia, Henry se quedó boquiabierto. Alfombras rojas guiaban su atención hacia los retratos antiguos de la familia. Había uno en particular que le dio un poco de miedo, la expresión del hombre era de pocos amigos, con su traje negro y corbata, cabello largo y rizado, muy oscuro, también tenía una nariz grande y puntiaguda. Mientras pasaba los retratos uno a uno, la sensación de que lo vigilaban le recorría por la espalda. En lo alto, un escudo decorado con una estrella azul de ocho puntas, como centro de una constelación, picó su curiosidad.
—¿Y este escudo? ¿Qué representa? —inquirió Henry con asombro.
La abuela Beatriz, con una mirada traviesa que reflejaba la profundidad de su conocimiento, respondió con calma:
—Este es el escudo de nuestra familia, un símbolo de nuestra historia y fortaleza. Te contaré más sobre ello en la noche.
A Henry se le iluminaron los ojos, sacándole una sonrisa de cariño a Beatriz.
—Muy bien —dijo Nicolás—, primero hay que limpiar.
Y en eso se iría la tarde. Henry terminó muy agotado por limpiar los ventanales, y asegurarse de que quedaran bien limpios. Además, ayudó a sacar escombros. Había una habitación en especial que estaba repleta de ellos, pero también estaba decorada con letras en las paredes en un idioma que Henry no entendía. Aún así, lo emocionó mucho que su abuelo no conociera esos detalles del caserón.
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Mundo Imperfecto: La Profecía del Último Mago
FantasyUn joven mago despierta un don paranormal en descontrol, llevándolo a encarar los desafíos del rey de las tinieblas que domina al mundo desde las sombras. Henry Sinclair es un joven adolescente apasionado por la música y hambriento de aventuras épic...