Capítulo #19: Al corazón de Blackburne.

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LA BRUMA NOCTURNA se había apoderado de la ciudad, como una capa espesa que lo envolvía todo. La luna que antes brillaba tal fuera un diamante en medio de la noche, se había desvanecido, sus estrellas alrededor, engullidas por la neblina que congelaba el viento, dejando un silencio sepulcral.

En el camino hacia el callejón, se sentía el vacío, como si la ciudad se hubiera tragado a sus habitantes, dejando solo una sensación de amenaza.

Los tres jóvenes, con el rostro tenso y las miradas alerta, buscaron refugio en el Blackadder. James los recibió con una expresión ansiosa, y clavó su mirada en Jenny, quien parecía sumida en sus propios pensamientos. Las palabras no le salían, queriendo disculparse por algo que no podía explicar, pero solo logró un silencioso "hola".  El ambiente era denso, cargado de tensión.

Sin tiempo para bienvenidas, James los condujo hacia el sótano, hacia la celda donde se encontraba su padre, transformado en un ogro encadenado. El gigante dormía plácidamente, sus ronquidos retumbando en el pequeño espacio, y su aliento rancio y fétido llenando el aire.

Jenny luchaba por respirar. Estaba pálida, su aspecto era un reflejo del miedo que la carcomía por dentro.

James la observó con pena, pero se dirigió a Henry y Skarlett:

—Ya deben saber que estás en la dimensión extendida de Blackburne. Todo lo extraño que está ocurriendo debe ser su intento por hacerte salir.—Señaló a Henry con la mirada.

—Y no vas a salir —Skarlett interrumpió con voz firme, notando la determinación en los ojos de Henry—. No puedes arriesgarte.

—Puede que no me dejen opción —respondió él, dejando caer un tono grave y resignado.

Jenny se aferró a su brazo, sus dedos se hundían en su piel. Se veía muy angustiada, pero ella no era la única, al final, el miedo los embargaba a todos.

Henry sintió un peso insoportable por tenerla a ella ahí, en una situación tan peligrosa.

Pero de pronto, un estruendo ensordecedor resonó en el sótano. La habitación tembló, las paredes vibraron, el ruido eclipsando incluso los ronquidos del ogro. Los jóvenes se agacharon para evitar ser derribados por la fuerza descomunal que sacudía el lugar.

La vibración cesó, devolviendo un silencio aún más inquietante que el anterior. Sus ojos se encontraron, llenos de ansiedad y vigilia. En ese instante, una serie de golpes secos resonaron en el suelo, como el sonido de un bastón que se acercaba lentamente.

Una figura encorvada, envuelta en una capucha, se materializó desde la oscuridad. Una sonrisa maligna y llena de crueldad la acompañaba, junto a su rostro demacrado, con enormes ojeras y arrugas que parecían ampollas a punto de explotar.

La anciana bruja, con la mirada penetrante que podía congelar hasta la sangre, se reveló ante ellos.

Jenny se aferró con más fuerza al brazo de Henry, un escalofrío recorrió su cuerpo, que temblaba levemente.

James pareció despertar de un trance, sus pupilas cambiaron de color, se volvieron oscuras; y su cuerpo comenzó a transformarse en un ser de sombra.

La bruja hizo una mueca que no auguraba nada bueno. Chasqueó los dedos y James desapareció al instante.

—Uno —dijo, en un susurro gélido que recorríó el esqueleto de Henry. Giró su mirada hacia Jenny y, con otro chasquido, la joven desapareció, devorada por la nada—. Dos...

Su mirada se posó sobre Skarlett. De ahí surgió un brillo de satisfacción en sus ojos. Se dirigió hacia ella con un paso lento, pero no se acercó lo suficiente.

Mundo Imperfecto: La Profecía del Último MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora