Capítulo 11 - Cara conocida

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—Aunque quiera darlo, no puedo.—lo dice suavemente, como cuando ella está asustada por sus palabras, con miedo de herir.

—¿Qué necesitas?—relajándose un poco, sonríe. Nunca sé qué es lo que piensa cuando ella sonríe de esa manera.

—Mantener la máscara.

Nos dirigimos hacia las calles de la ciudad para estirar las piernas y buscar aire fresco.

—Todos usamos una, Pandora.—ella se refería a la conversación anterior. Tenía razón, todos manteníamos una mentira y a veces se utiliza para nosotros mismos, ese es el caso más complicado—El desafío se trata de mantener el tiempo más largo posible, incluso si tu adversario...

Nos detenemos en un puesto de máscaras venecianas, típico de la ciudad, casi como un emblema. Nos miramos la una a la otra por un momento.

—...Se rompe.—concluye finalmente. Toma una máscara y se las prueba, ese estilo de las que solo cubren la parte de los ojos—Huh. ¿Hay una palabra para este sentimiento? Cuando la vida real se alinea de esta manera, no sé si "deja vu" es la palabra correcta.

—¿Ironía dramática? Creo.—estábamos hablando de máscaras invisibles y aquí estábamos, el destino nos ofreció este puesto para graficar la charla.

Vivienne sostiene la máscara en su rostro mientras me miraba.

—Indefinido.—ella no conseguía un término adecuado para la situación. Teniendo una idea, tomo una máscara y la apoyo sobre mi rostro, es una que cubre la cara entera.

—Con esta sociedad secreta debemos usar las máscaras que podamos.

—Todo el tiempo usas máscaras, Pandora.—giro los ojos por su respuesta.

—¡Me refiero a una máscara literal!—ella se prueba otra máscara, una blanca porcelana con relieves dorados. Tomo una que parece estar sonriendo, siempre se me olvida sonreír.

Una vez que coloco correctamente la máscara, acerco a Vivienne y junto nuestras bocas en un beso de mentira. Ella se sorprende ante el gesto, se podía ver más blanco de sus ojos. Se va un paso hacia atrás, casi tropezando.

—No usé veneno en ti.—me burlo de ella por su reacción, no esperaba que se asustara por eso—De nada.

—Estoy agradecida.—lo dice con una sonrisa. Ella agarra otra máscara, una que solo cubre alrededor de sus ojos y es dorada como si estuviera ardiendo por el fuego.

—Estás teniendo mucha diversión.—le digo en un susurro.

—¿Cuál es el punto de ir a los lugares que nos gustan si no vamos a aprovechar nuestro tiempo aquí?—me pregunta Vivienne.

Ella toma con su dedo índice mi mentón y me acerca a su propio rostro, estaba segura de que cualquier persona pensaría que nos estábamos besando si lo veía desde otro ángulo.

—Estoy aquí, contigo.

(. . .)
En una mano, llevo el broche que robé y en la otra, tengo mi copia. Tomando un respiro, abro los dos para examinarlos de nuevo. Son idénticos, obviando el detalle que la copia se parece a mi.

—Eso engañará a Ignacio, estoy segura.—dice Vivienne a mis espaldas—No te preocupes, hoy hablaré más yo.

—Okey. ¿Pero qué pasará si esto no lo engaña?

—Entonces lo intentaremos de nuevo. Recuerda, fallar no es el final.

Claro, como la ocasión en donde fallamos la misión con Celine.
Hoy tengo que conocer a Ignacio en persona, necesitaba estudiar todos sus movimientos. En otra ocasión no estaría nerviosa si tengo la seguridad que en dos palabras molestas, pueda matarlo. Hoy estaba siendo reprimida por la seguridad del plan de La Amapola Dorada.

Reina de LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora