Capítulo 29 - El Caos, un Padre y Yo

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—Wow...—Zoe emitió un silbido mientras sus ojos recorrían la pintura.
Ella y Jett se detuvieron ante el gigante retrato de Vivienne que colgaba en la pared del museo—¿Cuál es tu favorito?

Cada una de las fotografías está presentada con cuidado. Algunas de ellas han sido sustituidas por réplicas que yo misma pinté. Una pintura de un cuadro de una pintura.
Aunque el lienzo es claramente piel humana, me gusta pensar que rocé la delgada línea entre el arte y la autocomplacencia.

El resultado final es un laberinto de rayas rojas y blancas que lleva al espectador por un camino. Uno en el que ojalá no te pierdas.

—Es difícil elegir uno.—Zoe se respondió a sí misma, mientras los dos seguían caminando hacia las otras pinturas.—Aunque me gusta mucho la del trasero izquierdo de Vivienne.

Me detengo a observar la escena cuando Remy quiere dar su propia opinión.

—Ah, sí. Sin embargo, eso no se compara con la magnificencia de su nalga derecha.—sabía que las fotografías y las pinturas eran repetitivas porque se trata de una secuencia, pero obviamente ellos iban a hacer chistes al respecto.

—Basta. Ni siquiera puedes decir que es una nalga con la forma en que la enmarqué.—señalé con la mano en la copa de vino en refutación.

—Eso es porque has visto a Vivienne desnuda suficientes veces como para pintarla de memoria.—Nikolai afirmó.

—Un cuadro original de Zoe Banks. Pagaría por verlo.—Vivienne se defendió en otro chiste, la nombrada puso los ojos en blanco.

—Nadie querría ver mis desnudos, te lo aseguro. Hay una razón por la que contratamos a Pandora.—en la última parte agregó una sonrisa divertida que puso nerviosa a Vivienne—La que más insistió en que sea tu perfil, fue Vivienne.

Vivienne se giró para mirarme rápidamente e intentó defenderse pero Jett la interrumpió primero, llamando mi atención.

—Yo solía pensar que era el mejor hasta que vi lo que Pandora podía hacer con un pincel.

—Te dije que Pandora es una genio. ¿Cuántas veces tengo que repetirlo?—agregó Vivienne.

Alguien se aclara la garganta detrás de mis espaldas, me giro con precisión por si se trata de algún peligro. Pero la figura de León me tranquilizó al instante.

—El trabajo no se termina solo chicos, pueden holgazanear más tarde.—cuando se inclina para atarse los cordones de las botas, puedo ver que tiene la nuca de un rojo brillante.

Pero algo de la conversación pasada flotaba en mi mente.

—Zoe ¿Por qué sabes cómo se ve Vivienne desnuda?

—¿No la conoces? Vivienne siempre está a una copa de champán de desnudarse.

—Vi a Vivienne desnuda antes de saber su nombre.—León suena bastante miserable cuando comenta aquello.

—Oh, qué terrible destino para todos ustedes, verse obligados a admirar el arte.—Vivienne sonaba divertida.

—No estoy seguro de que tu escote cuente como arte.—contestó Nikolai.

—Oh, hola.—el sonido de la voz de Dean nos golpea a todos como agua fría. Soy la única que se encuentra de espaldas hacia él, mantengo la copa aferrada a mi hombro, flexionando mi brazo ensimismada en mi reflexión.

Vivienne no está en la misma página que yo, ella se encuentra bastante furiosa por la visita de su padre en el museo. Lo agarra del brazo y lo lleva a una parte más alejada del salón, hablando no muy amistosamente entre ellos en un idioma que no comprendía. No suena como Mandarín u otro lenguaje actual, parecía como una lengua muerta.

Reina de LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora