Reina de Ladrones

Capítulo 4 - Retrato

Ella se desnudó y se fue a su tocador nuevamente pidiéndome que la retrate.
Desde que conocí a esta mujer, siempre quise dibujarla. Su cuerpo de modelo, la piel pálida, el busto relleno, sus manos tan finas y sus rasgos asiáticos merecían ser dibujados: solo por mí.

Comienzo con lápiz y papel pero enseguida me abrumo, ella parece notarlo.

—Puedes tomar las pinturas que están en ese cajón.—señala uno de los muebles de madera y rápidamente los tomo. Ella actúa con naturalidad y no pierde su seguridad aún estando desnuda para mí.

—¿Ya has modelado antes?

—Solo una vez, pero es diferente contigo. No te pongas celosa.—se ríe un poco manteniendo su pose original, me muerdo el labio inferior para concentrarme en lo que hago.

—¿Qué pasa, quieres verme más de cerca?—se necesitaba toda mi cordura para mantenerme profesional y mostrar mi verdadera personalidad para no follarla ahí mismo; pero luego recordé que tendría que convivir con esta mujer por más tiempo y seguí dibujando. Negué con la cabeza.

—Así estás perfecta.

—Tú eres perfecta, querida.—mi mano se detuvo, no podía aguantar ese apodo una vez más, porque significaba que aceptaba ser tratada como una marca.

Por primera vez lo aceptaba: estaba enojada.

Terminé la pintura y la dejé en el mismo lugar en donde estaba sentada, fui rápida y no devolví ningún gesto de Vivienne. Aunque ella una vez más, lo notó. Se vistió de nuevo y cuando estaba por salir de su habitación ella agarró mi brazo.

—No fuiste elegida al azar.—ella casi susurra.

—Por supuesto.—abro la puerta y me voy, solo para encontrarme con el grupo mirando como volvía a salir de allí.

—Miren nada más.—Jett comenta entre risas.

—Ya la vi salir más de dos veces de la habitación de Vivienne.—Remy se veía indignado.—¿Por qué no me deja entrar si me conoce de hace más de una década?

—Basta, chicos.—León me defiende mientras tomo asiento con ellos. Parece que tuviera un deja vú.

—Dinos, Pan. ¿Qué esconde ahí?

—¿"Pan"?—pregunté

—Las cabezas de sus enemigos, duh.—Zoe responde.

—Esconde plantas venenosas.—afirma Nikolai.—Nunca he entrado pero recuerdo que ella lo había mencionado.

—Él tiene razón.—todos se giran asombrados.

—¿Cómo te ha ido trabajando con ella? Te ves de mal humor.

—¿Peleas amorosas?—Remy bromea y recibe un codazo de León.

—Nos llevamos muy bien.

—No dudes en decirme si la misión es mucho para ti. Yo te ayudaré.

—No me voy a rendir tan fácil.

—¡Así se habla!—Jett vuelve a gritar.

Los miembros de Gilded Poppy llevaban unas insignias de Amapolas Doradas en sus prendas, como accesorios, collar, pulseras, etc. Era su emblema para distinguirlos con sutileza.

Nikolai había mencionado que si paso esta misión sería un miembro definitivo de ellos, me tenía que ganar la insignia.

Más tarde ese día, Celine quería que visitemos su casa con Vivienne para la sesión de retratos. El viaje había sido tedioso, León no nos podía llevar y revelar quienes estaban detrás de esto; por lo que decidimos pedir un taxi. Estar cerca de la mujer que causó mi mal humor al arrancar el día era simplemente maravilloso.