Llegamos al hotel antes de lo esperado, la primera en recibirme fue Elizabeth. La pequeña felina estaba maullando y acariciando mi pierna con su torso grisáceo.
—Yo también estoy feliz de verte, Eli.—Vivienne había desaparecido de mi campo de visión por un buen rato mientras me entretuve con el familiar, extrañando mis mascotas.
Aunque si lo pensaba bien, hacía tiempo que no veía a mi familia real. Simplemente me concentré en el gato frente a mí y escuché los pasos de la única mujer en la habitación.
—¿Estabas en una llamada?—pregunté.
—Eran los del museo.—sus preocupados ojos encuentran los míos—Dijeron que nuestro agente hizo un trato con ellos y obtuvimos la exhibición.
Su respuesta fue más bien una pregunta.
—Son buenas noticias.—me encogí de hombros sin darle importancia.
—Serían buenas noticias, pero no tienes un agente. Esto no es parte del plan, Pandora.
Ambas fruncimos el ceño, llegando a la misma conclusión: Dean.
Estaba haciendo trabajo sin consultarnos primero, el enfado de Vivienne no hacía más que agrandarse a cada hora. A la tarde de ese mismo día, todo el grupo tuvo que moverse para llevar los cuadros a la exhibición del museo y había mucho trabajo para trasladar de un lugar a otro.
—¿Dónde quieres estos, jefa?—preguntó el músculo del grupo, León. La leve broma del hombre me hizo sonreír con picardia.
—Por allí.—el ambiente era fresco, como si nos estuviéramos mudando de hogar. Una parte de mí, lo creía así: estaba dejando partículas de mí misma por cada obra.
León colocó las pinturas dentro de su auto, supuestamente es para mi proyecto de arte, pero en realidad está lleno de las herramientas de Jett.
—Una vez que terminemos el negocio aquí, vayamos a almorzar. Las bebidas corren por mi cuenta.—las palabras de León provocaron ovaciones exageradas por el resto de la Amapola Dorada que inmediatamente lo hicieron poner rojo.
—Ah, León. Tú continuas siendo el único buen hombre.
—El único buen hombre hetero, Viv.—protestó Jett.
—No tengo la costumbre de decir cosas que no quiero decir.
Las quejas de Jett son interrumpidas por un miembro del personal del museo, que se me acerca con una serie de preguntas que no entiendo debido a la rapidez con la que efectúa cada una de ellas.
—Ella está preguntando cómo quieres organizar la exhibición.—explicó Vivienne.
—¿Quieres jugar un pequeño juego?—le susurré, ella mira de mí al empleado del museo.
Estoico, a primera vista, pero ya sé leer a Vivienne.
Ella quiere jugar, definitivamente.
—Supongamos que soy una artista realmente excéntrica con muchas exigencias extrañas.—explico—También ayudará a explicar cualquier rareza que pueda ocurrir.
No sé qué es lo que Vivienne le dijo a aquella empleada, pero noté que la joven sacó una libreta y comenzó a tomar notas furiosamente a todo lo que Vivienne decía.
—Ella pregunta sobre el proceso artístico. ¿Cuánto sé sobre eso?—preguntó Vivienne cambiando de idioma.
—Casi nada, por supuesto.—solté una risa maliciosa, su mirada transmitía la misma diversión.
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Reina de Ladrones
RomanceEsta es la historia de Pandora, una chica que persigue sus sueños estudiando en la universidad de bellas artes; no sabe la magnitud de su talento hasta que un grupo de ladrones se interesan en ella y la necesitan para su nuevo atraco, entonces suced...