Capítulo 13 - Sólo una práctica

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—Si quieres echarte atrás, nadie te culparía. Pero quizás...—el toque de su guante fresco en la parte posterior de mi cuello me hace quedarme quieta—Ya que estamos aquí, podemos practicar.

¿Practicar desnudarse y arrodillarse?

La habitación era bastante oscura para que no se note mi expresión enrojecida. Vivienne es peligrosa, ella misma lo había admitido y es la última persona a la que le creería a ciegas, estaba segura que había algo más en su petición camuflada para reconfortanme.

Acercándose, la mano de Vivienne da un apretón a mi cuello antes de guiarse hasta mi hombro.

—Sólo el primer paso.—dijo con una sonrisa felina. Los matices sexuales del ritual no pasa desapercibido de nosotras, por supuesto.

Pero ahora podía ver que Vivienne no estaba mintiendo o haciendo una broma. La presión de mis hombros crece junto a una vibración en mi oreja por su acercamiento.

—Desde que me localizaste en París, has sido dura como el acero conmigo. Quisiera verte doblegar una vez más.

Ella me ponía furiosa, debería matarla o regañarla como hizo Ariana aquella vez que Vivienne le tomó el pelo. Pero en cambio...

—¿Doblegarme como esto...?—con una sonrisa engreída me arrodillo frente a ella, sabía los efectos que le producía a una mujer como ella este tipo de muestras.

Ella deja de sonreír y se dirige justo detrás de mi, por nuestra seguridad nos dirigimos la una a la otra susurrando.

—Una cosa más.—la oscuridad me envuelve por completo después de que ella me coloque una venda en los ojos. Vivienne es cuidadosa en no meter mi cabello en el nudo, manteniendo su mano en mi cabeza.

Nada más pasa, estamos en un edificio cuya propiedad le pertenece a la gente que le vamos a robar mientras estoy aquí, de rodillas y con los ojos vendados.

—Un segundo miembro va a tomar tu mano y te guiará a través del evento, hacia una tercera persona.—ella se toma un segundo para respirar—Y la tercera te pondrá un nuevo atuendo, cosas del ritual.

Cada una de mis exhalaciones sale como un espiral de vapor. Luego, sus dos manos se enrollan por la columna de mi cuello, sosteniéndome por detrás. La punta de sus dedos acarician mi garganta.

—¿Qué dices, Pandora?—cómo si no pudiera evitarlo, sus dedos bajan hasta arriba de mi clavícula—¿Me confiarías eso?

¿La cosa entera? Ella quiere que practiquemos el ritual entero.

—Si vas a pasar por esto, deberían ser mis manos las que lo hagan.—su tono de voz cambia dramáticamente por uno totalmente oscuro—Pero me conformaré sólo siendo la primera.

Entonces entendí qué era todo esto: Vivienne está celosa.

—Cierto, solo estamos practicando.—levanto mis manos para hacer unas comillas sarcásticas, esperando su risa o cualquier otra cosa pero ella solo dice...

—Gracias.

Ella ya no tiene otro modo de hacerme saber que tiene el poder sobre mi luego de saber quién soy, entonces no había juego en este momento. Sólo se trataba de sus sentimientos, ¿Algo tan simple como eso?

Vivienne dice gracias como si le estuviera ofreciendo el regalo más grande.

—No voy a tocar ninguna parte sin una advertencia.—ella continuó—Levanta los brazos, por favor.

—Voy a confiar de que tienes un plan en mente por si alguien camina hacia nosotros.

—Entonces lo mataré.—escucho la sonrisa en su voz. Lo dice como una broma, creo. Pero no se siente como una broma y eso me encanta.

Reina de LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora