Capítulo 9 - Il Cerchio

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—...Querida?

Era repulsiva, pero sería tan hipócrita ahora mismo si recriminaba aquello sabiendo lo asquerosa que podía ser yo casi todo el tiempo. Era absurdo que me moleste algo tan simple de una persona que no conozco.
La mujer parecía verse triunfante con su pequeño logro, decía las cosas correctas para luego avisarme de que caí otra vez. Su cabeza apenas ladeada mientras me miraba, quería arruinar esa sonrisa o cada vez que ella trabajaba duro para conseguir una reacción mía, era fastidioso cuando me daba cuenta.

Sin el labial, se suponía que no habían murallas pero Vivienne se esforzaba por mantenerlas todo el tiempo que podía.

—¿Piensas que nosotras podríamos intentar algo distinto en Italia?—ella no esperaba que cambie el tema tan abruptamente. No iba a satisfacerla cuando en un principio ella debería ser solo un cadáver, claro, solo si nos poníamos a pensar en la situación del principio.

—No veo por qué no.—se veía un poco confundida pero siguió el hilo de la conversación. Sus piernas se cruzaron en un movimiento elegante sobre su tocador, se veía genuinamente curiosa:—¿Qué tienes en mente?

—Entre nosotras, eres la única que sabe Italino—mentí—Llámame con apodos bonitos. Como si fuera bella y...preciosa.—sonreí mientras me levantaba a su altura, en esta posición su cara estaba pegada a mi escote.

—...Pandora?—Vivienne se puso nerviosa y capturó su labio inferior entre sus dientes.

—¿No es real, no? Nunca significa algo cuando me llamas querida.—descanso mis manos en su clavícula y un poco más cerca de sus labios, ella me mira aún más sorprendida—Así que podemos tener un poco de diversión con otros apodos.

Quería ver qué tan lejos ella puede tomar todo esto. En un abrir y cerrar de ojos, Vivienne se da cuenta de lo que estaba haciendo y suelta una exhalación.

—Ya veo, bueno, si tengo a alguien prefiero llamarla dolcezza. Cara mia.—ahora es ella quien se levanta y se acerca—Tesoro. Luce dei miei occhi. ¿Eso funciona para ti?

Quería hacer un chiste autoburla sobre lo que estaba funcionando en mi todos esos apodos y el acento de Vivienne, uno muy distinto al mio. Su italiano se oía más americano mientras que el mío se escuchaba nativo.

—Quizás...

—Generalmente, funciona para la gente.—la voz de Vivienne es naturalmente linda y suave pero hay un cambio dramático cuando ella utiliza su encanto embriagador, se endurece como la piedra—Deberías escuchar las cosas que puedo decirte en francés.

Su tono de voz se vuelve fuerte, oscuro. Conocía ese tipo de técnicas, cuando mi mentora me enseñó algunas de ellas yo prefería mantenerme lo más alejada del contacto físico. Ella probablemente practicó durante años, pero lo que estaba haciendo ahora no le daba crédito a ninguna clase de etiqueta.

—Puedo adivinar, ellos no lo llaman el lenguaje del amor por nada.—eso parece haberla hecho quebrar de la nada en una risa sonora. No sabía diferenciar si era una risa real o no pero me gustaba mucho. Usaba esto para engañar a la gente.

—Todos nosotros nos podemos sentir como héroes si utilizas el narrativo correcto, cuore mio.—dijo mientras colocó un mechón de mi cabello detrás de la oreja—Si sabes cómo hacerlo, cualquier mujer querrá estar contigo.

Sonreí de manera burlona y pregunté haciendo referencia al suceso de París.

—¿Algunas de esas mujeres consiguieron meterse en tu cama después de que las besaste o solo yo soy la única?

Ella cambió su sonrisa coqueta a una nostálgica.

—Solo tú tienes suerte, supongo.—tomé su mano, la serpiente que tiene como anillo espera tranquila con su aguja venenosa, lista para atacar.

Reina de LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora