Capítulo 21 - Reflejo

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La inesperada aparición del padre de Vivienne hizo sus estragos en el humor de la mujer. No habían hecho ausencia los comentarios despectivos o miradas de parte del hombre hacia mí, pero Vivienne estaba demasiado ocupada en insultarlo de vuelta como para notarlo, yo solo pude encogerme de hombros mentalmente.

Aún estábamos en el museo, Vivienne se disculpa conmigo para charlar a solas con su padre, aunque se veía perfectamente como estaban discutiendo; repetidas veces le preguntó al hombre qué hacía en este lugar.

-Un placer, señor Tang.-estrecho nuestras manos en un saludo formal.

-El placer es mío, querida. Estaba haciendo mis rondas cuando vi a mi niña meterse en problemas como siempre lo hace.-él se detiene por un segundo-Hablando de la bruja...

Dean saca un delgado dispositivo negro de su bolsillo. Mirando hacia arriba, hace clic una vez. Las luces parpadean y Dean habla nuevamente.

-Ahora sus caras no están en las cámaras.-su mano viaja hasta su oído, en donde había un comunicador que antes no había visto-Te lo agradezco.

-¿Puedes sacarnos de aquí?-Vivienne pregunta lo más calmada posible. Pero en vez de eso, aprovecho la oportunidad de robar lo que estábamos buscando.

Justo en frente de mis ojos estaba la joya más hermosa que había visto. Las cámaras estaban desactivadas y por alguna razón, Dean hizo un arreglo con los guardias para calmar la situación por unos segundos.

Vivienne me vió con ojos muy abiertos y se los entregué a ella.

-¡Espera, espera, espera!-Dean saca un papel blanco de su bolsillo, no alcanzo a leer qué es lo que dice pero lo coloca en una pintura muy reconocida.

El mensaje estaba claro, el hombre tomó el cuadro como si nada y comenzó a correr. Vivienne y yo no tardamos en imitar su acción.

-¡Me matarán si no entrego este, lo siento!-ignora el gruñido de la mujer a mi lado y sigue corriendo con todas sus fuerzas, al igual que nosotras-Había un rumor de que un ladrón merodeaba el museo.

-¡Qué gran momento!-suelto en ironía con el poco aire de mis pulmones, mis piernas amenazaban con flaquear pero nunca paré.

Llegamos a un viejo callejón pero éste estaba dividido por una pared, sabíamos que el pasillo angosto no terminaba allí.

La primera en tomar la iniciativa de saltar aquella pared fue Vivienne, dos manos se extendieron en busca de ayudarla: una mano de Dean y la otra era mía, ambos asumimos que éramos los únicos que la ayudarían.

Sorprendidos, Dean y yo intercambiamos una mirada, y en ese momento se dicen muchas cosas.
Vivienne toma nuestras manos y la levantamos.

-¿La pintura está a salvo?-Vivienne pregunta recuperando el aliento.

-Está a salvo, lo hicimos.-Dean le responde con una sonrisa satisfecha. Le hago una seña a la mujer y ella revela en su mano el par de joyas.

En ese momento, su guardia bajó por completo.

-¡Lo hicimos!-ella se lanza hacia los brazos de su padre, riendo por primera vez.

¡¿Qué?!

-Justo como en los viejos tiempos. ¿Ves lo buenas que son las cosas cuando escuchas a tu viejo?

Al finalizar esa frase, el rostro de Vivienne se endurece por completo. Sabía que Dean no podría durar dos segundos sin arruinar el momento. Se separa del hombre aclarando su garganta.

Ahora podría a ayudar a Vivienne haciendo lo que más me gusta hacer: espantar a la gente.

-¿Vivienne no te dijo que la dejaras en paz?

Reina de LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora