Capítulo 45: Contigo...

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¿Saben que es extraño? Tener más de 90 años como muchos de los eruditos de su nación, y aún así, no parecer mayor de 10 años. Para la pequeña princesa pelirroja, siempre le iba a resultar extraño como sus ciudadanos a pasar el tiempo crecían y envejecían, hasta los niños con quienes ella jugaba, de la noche a la mañana ya no podía jugar con ellos, porque tenían niños propios, porque ya no estaban en "edad" para esos juegos, o simplemente ya no les interesaba pasar tiempo con ella de esa forma.

Ella una gran parte del tiempo se sentía sola, a veces la visitaba su hermana mexicana, pero ella también tenía un reino el cual cuidar junto a su tío Azteca. Le parecía extraño que sus hermanos mayores, hermana mexicana y hasta ella, no crecieran ni cambiaran su aspecto a pesar del tiempo, pero que sus ciudadanos si pasen por ello.

¿Acaso algo estaba mal con ellos? Hasta en un momento, a sus cortos 70 años pensó que estaban enfermos, pero su padre le negó eso, diciendo que esa era la vida de sus humanos. ¿Por qué? ¿Por qué vivían tan poco? No era justo.

Todos debían de disfrutar de una larga vida al igual que ella, tener todo el tiempo del mundo para divertirse y disfrutar de aquel mundo, eso quería ella para sus ciudadanos, y lo iba a conseguir sea como sea. Así que, desde sus 100 años, comenzó a investigar aquello.

Un día de esos, su padre llamó a su puerta diciendo que había un invitado importante para ella, le parecía curioso que alguien vaya a verla después de tanto tiempo, después de todo, desde que tuvo un poco de depresión a sus 80 años, su padre decidió que ella ya no interactuase de forma tan directa con los "mortales.

Cuando su padre entró a su habitación, notó al instante como detrás de él, había un hombre casi tan alto como su padre, con unos cuernos y una enorme cola de lagarto, ella, por supuesto, dejó su libro de investigación a un lado para poder saludarlo.

Mucho gusto en conocerlo 

Per cariño, él es el Rey de las tierras Dakaris del continente del Norte 

Es un gusto al fin conocer a una descendiente de Dios, es todo un placer, Princesa — dio una reverencia ante la menor, la cual, de igual forma, le dio una reverencia a aquel Rey — Quiero presentarle a mi hijo mayor, Rusia Dakaris, el Príncipe Dragón 

Al mencionarlo, básicamente empujó a su primogénito hasta acercarlo a la princesa, ella iba a retroceder, pero su padre la empujó de igual manera hasta prácticamente dejarlos a ambos pegados por obligación, dejando confundidos a ambos menores, que no comprendían lo que estaba sucediendo.

Si, bueno, esperamos que se lleven bien por el bien de ambos reinos, así que los dejaremos solos ¡Adiosito! 

Y con eso, ambos padres salieron de aquella habitación, dejando en blanco a sus dos hijos, que no tenían ni la menor idea de lo que estaba pasando. Por supuesto, ni bien sus padres abandonaron la habitación, ellos no esperaron más para al fin darse espacio, por lo menos un par de pasos lejos el uno del otro.

Papá se ha comportado demasiado extraño los últimos meses... Pero ¿Esto? Es otra locura — arregló un poco su ropa antes de ver a su contrario, que solo rió ante el comportamiento de ambos padres, parecía un tanto enojado — Entonces... Príncipe Rusia ¿Verdad? 

Mis hermanos me dicen Russ, no es problema Princesa... 

Perú, pero puedes decirme Per, no tengo problema con eso, lo de princesa... Ah... — vio a un lado bastante incómoda ¿Era una princesa? Básicamente, ya que era hija del Rey, sin embargo, no le gustaba ese título, mucho menos que la llamen como "Diosa", ya que tampoco se consideraba como una.

Mi lejano futuro (Rusper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora