Capítulo 61: Auxilio

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Para el latino, aquella charla solo había empeorado su humor, todo estaba en su contra en ese momento, ni siquiera iba a estar consciente la mayor parte de este, o al menos no lo suficiente como para evitar lo que muchas cosas pasarán, tenía que pensar en algo y rápido, no puede simplemente estar de esa manera... A no ser...

¿Ecuador...? — el finlandés al ver como su pequeño se estaba muriendo internamente, se acercó a él para intentar animarlo un poco, aunque no parecía escucharlo del todo — ¿Te sientes bien...? ¿Lo que ese tipo dijo acerca de tu maldición...

Tienes que buscar una solución, lo que-... ¡Lo que sea! ¡No puedo tener este futuro! Mala tiene que saber una forma de cómo romperlo, hay infinitas posibilidades ¡De seguro en una de esas se sabe cómo romper la maldición o algo!

No creo... — soltó en un suspiro el finlandés sin saber cómo responder ante aquello, sabía que el latino estaba desesperado, pero tampoco podía mentirle cuando él quisiera — Oye... Ecuador

No lo digas ¿De acuerdo? Solo-... — se contuvo al hablar sentándose en el suelo, quería llorar, había momentos en el que solo podía ponerse a llorar, no obstante, siempre se contenía al recordar las palabras de su padre, no era un niño, era un príncipe y, sobre todo, era el Dios de la muerte, y se suponía que él no debe de llorar.

No tienes que ponerte de esa manera Ecuador... — se acercó el ruso al menor intentando reconfortarlo — Sabemos que tu maldición es mala, pero-...

¡¡No tienes ni la más PUTA idea de lo que es tener esto!! — y explotó, no podía evitar no llorar en ese momento — ¡No tienen ni la menor idea de cómo es amar tanto a alguien y nunca poder decirlo! ¡¡Estar encerrado en tu propia mente por miles de años!! ¡Sin siquiera poder expresarte porque estás encerrado ya que nadie puede escucharte! ¡Y a nadie le importa porque no le toman importancia! ¡¿A quién mierda le interesa que te violen en cada instante si supuestamente estás aceptando?! Te diré a quien le interesa ¡¡A nadie!! ¡ASÍ QUE AL DIABLO!

Sus palabras los dejaron en silencio, así que ese era el precio de la desesperación del menor por querer volver a la normalidad, no tenían ni idea de cuanto se estaba conteniendo en ese momento y tan solo parecía haber explotado un poco ¿Cómo podrían siquiera calmarlo? Sobre todo, cuando ese tipo vino de la nada diciendo que no había solución alguna para su maldición.

... No tienen ni la menor idea de cómo se siente estar encerrado por doscientos años consciente y tres mil años de manera inconsciente...

No los dejó contestar, solo se puso sus audífonos retomando su rumbo a la salida del lugar que no estaba muy lejos de ahí, ni siquiera quería ver sus caras de lastima, un príncipe no debe de recibir lastima alguna, y mucho menos un Dios, esas cosas eran de mortales, aunque si notó como su pequeña sueca si se le acercó para caminar a su lado. No parecía tener la intención de charlar con el por como se comportaba, pero le hacía sentir mejor como ella le apoyaba de una manera más física, era cómodo estar a su lado.

Al llegar a la puerta principal, se quedo de pie frente a esa solo observando la salida, si pisaba un pie fuera de esta iba a regresar al encierro mental, ya no sería el mismo, esclavo de unas falsas emociones que nunca sintió, por algo le había rogado a ese pelirrojo canadiense que sea gentil con él, tenía miedo de regresar a la rutina como lo tenía con el antiguo príncipe.

Si tan solo hubiese una manera de poder ser libre, la tomaría, sin importar el precio que podría tener hacerlo lo haría, solo para volver a sentir ser dueño de su propia mente, aunque lo mas probable es que eso ya no vuelva a pasar.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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Mi lejano futuro (Rusper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora