Capítulo 13: Los tres

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Mientras los demás limpiaban parte de la casa y colocaban la mesa para comer, la peruana terminaba de dar los últimos toques a su obra maestra comestible. aparte de preparar el arroz con mariscos, como le había sobrado algunos mariscos preparó un chupe de camarones para acompañarlo, ese día comería solamente una vez, pero comería como los dioses.

Con ayuda del ruso, colocó ambas ollas con comida para comenzar a servir un poco en los platos, los tres invitados estaban realmente sorprendidos por la pinta que tenía aquella comida, y el olor era tan exquisito como se veía.

Tanto la peruana como el ruso, se sentaron en la mesa uno junto al otro esperando que los demás fueran los primeros en probar, el eslavo a pesar de no haber probado antes esa comida, sabía que la mano de la peruana era perfecta para la cocina, y eso no lo sabían los demás.

Por lo tanto, sus reacciones fueron exactamente como ambos se lo esperaban, asombro combinado con alagos de tal delicia. De verdad ellos no podían creer lo bien que cocinaba la peruana, tanto era así que, si por ellos fuera, siempre comerían en su casa.

A la blanquirroja la verdad no le molestaba para nada cocinar para ellos, la verdad, para ella era casi como cocinar para sus hermanas, pero ellos eran mayores, y le darían dinero por cocinar una o dos veces al día, cosa fácil para ella.

Por el momento era buen ingreso para ella, cocinaba lo que quería con un ingreso semanal casi sin límite gracias a ellos, como por el momento no podía trabajar ya que seguía siendo menor de edad, se quedaría en casa a estudiar.

Continuaron con su relajante charla, hasta que notaron como comenzó a hacerse algo tarde, eran casi las 6 y les parecía algo extraño que seguía bastante claro por fuera. Nuevamente la peruana casi se olvidaba, tenía que acostumbrarse a hacerlo todo el tiempo.

Se levantó de su asiento a la vez que detenía al ruso de hacerlo, ella una vez al mes tenía que hacer el ritual, pero lo hizo hace dos noches atrás, así que no tenía necesidad de volverlo a hacer.

Dio un ligero suspiro a la vez que alzaba sus dos manos a la altura de su pecho, creando una pequeña ilusión del espacio entre ellas. En aquella ilusión, se veía la posición de la luna respectivamente a la tierra.

Alemania: —Woow.. ¿Eres capaz de hacer eso? ¿Cómo es posible?— se levantó de su asiento al igual que los demás para ver de mejor manera lo que hacía la pequeña latina —¿Qué es lo que harás?

Perú: —Desde hace 3 meses atrás, soy la nueva Diosa de la Luna, por lo que mi tarea se a ampliado a vigilar todo el sistema solar por momentos, aparte de mover la luna respectivamente para seguir con su secuencia normal

Canadá: —¿Eres capaz de mover la Luna? ¿Cómo es posible que hagas eso desde aquí?

Perú: —Es casi sencillo, como lo he hecho desde mis 15 años, ya no se me está complicando tanto..— dio un ligero suspiro empujando levemente la Luna, no podía hacerlo demasiado rápido, pero tampoco tan lento. Casi inmediatamente después de hacer eso, comenzó a anochecer lentamente en aquel continente, era casi imperceptible para el ojo humano, pero desde la ilusión, ellos veían como la Luna se movía desde su lugar —Increíble ¿Verdad?

Usa: —Bastante sorprendente... La luna brilla tanto como un diamante, es impresionante linda, pero.. ¿Y la Diosa de la Luna? ¿Ella no debería de hacer este trabajo?

Perú: —Y eso es lo que hago, a veces me retraso un poco como hoy, pero siempre esta justo a tiempo

Alemania: —...Espera.. ¿Tu eres la Diosa de la Luna? ¿Qué no eras solamente su hija?

Mi lejano futuro (Rusper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora