Capítulo 4 Repercusiones de un Caso anómalo Parte 2

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   Al irse de la casa, Colton se notaba un poco afectado y distraído, le habían brotado numerosos recuerdos y pensamientos. Por la noche no deseó salir del apartamento a distraerse y prefirió acostarse a dormir, mientras que Clayton salió a dar una breve caminata.

   Por la mañana, Colton despertó perturbado, había experimentado una de muchas pesadillas que le ocurren desde hacía tiempo; se levantó de la cama, tomó su medicina y minutos después empezó a calmarse. Bajó y ahí encontró a Clayton, quien se preparaba unos emparedados que le invitaría a su amigo:

—¿Ya decidiste si aceptarás el nuevo empleo?

—No, Clay. Estoy en eso, pero... aún estoy indeciso, no sé, si es lo mejor para mí. El jefe habló de irme por un tiempo de este lugar.

—¿Quieres que te diga mi opinión, si estuviese en tu lugar?

—Adelante Clay, te escucho.

—Para mí, también sería una difícil decisión, amigo, yo me basaría en centrarme en lo positivo de esta opción y no en lo negativo. Buscar lo negativo, aunado a lo que pasó recientemente, no sería lo ideal y creo que sería una autoflagelación si lo hicieras así.

»En lo que me concentraría sería en lo bueno, buscar en esta oportunidad si me va dejar al menos, un poco de tranquilidad, paz, distracción, además de brindar ayuda, en lo que voy a realizar, para beneficio de la gente que lo necesita y ver si voy a estar cómodo, tanto en el tema económico, como en el mental; me refiero a las presiones en general.

»Lo principal en mi observación sería buscar los recuerdos que trascendieron en mí, en el momento de alguna promesa, pensamientos en concordancia de alguna meta fijada o alguna decisión tomada en conjunto de algo verdaderamente relevante, refiriéndome a lo familiar y personal.

»Amigo, sólo es cuestión de que busques la forma, que recuerdes momentos agradables, e indagues en tu interior. Yo tomaría la oportunidad y cambiaría de aire, además tengo un amigo que me apoyaría en los momentos difíciles y también, podría encargarle el poco patrimonio que me queda en este lugar para no descuidarlo, por si algo saliera mal. No tienes nada que perder, ¿me entiendes amigo?

—Sí, Clay, comprendo lo que me explicaste.

—¡Hazlo amigo, lánzate a esa oportunidad! Tienes mi apoyo incondicional.

—Sabes, sí tengo algo más que perder Clay, eres tú... me da un poco de temor, porque no conviviríamos como antes, a lo mejor no nos apoyaríamos como lo hacemos, nos veríamos una o dos veces al mes... cualquier situación puede pasar.

—Amigo, eres el hermano mayor que nunca tuve, la familia cuando está unida, no le afecta el distanciamiento. No te preocupes por mí, estaré bien.

—De nuevo, gracias Clay, me ha servido mucho tus pensamientos.

   Terminaron de platicar y de comer los emparedados. Colton se encerró en su habitación muy pensativo, tratando de decidir su respuesta. Tomó el par de retratos que se trajo de su casa, al contemplarlos surgían varios recuerdos; también sintió algo especial, como si dentro de su interior le dijeran que tomara la oportunidad que se le presentaba. Pronto tuvo una sensación de calma y después de casi tres horas, se quedó dormido sin darse cuenta.

   Al despertar se sintió relajado y animado. Pasaban las cinco de la tarde, cuando él se dirigió a la sala, habló por teléfono con su jefe para informarle su decisión:

—Jefe, soy Colton, ¿cómo está?

—Bien. Dime. Me imagino que tomaste una decisión y por eso me estas llamando ¿verdad?

Los Jóvenes del SímboloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora