Capítulo 5 La decisión del cambio Parte 2

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Al día siguiente cerca del mediodía Eliseo llegó al punto de reunión llevando las indicaciones de Gabriela en mente; guardaba en su cartera los cuatrocientos pesos para entregarlos. La espera se postergó por siete minutos y luego se presentó José en ese lugar, quedando sorprendido Eliseo por ver a su amigo. Ellos se saludaron con un fuerte abrazo y José le reveló lo organizado por Gabriela, decidieron comer juntos para intercambiar con gran interés sus vivencias luego de que no se vieran más por un largo tiempo:

—Entonces, ¿todo este embrollo es culpa de mi tía?

—Así es canijo, un rollo que se aventó, pero intenso. Y dime, ¿por cuánto tiempo viniste acá?

—Aún no se si irme mañana o quedarme y partir hasta el sábado. Me da pendiente de que mi mamá esté sola más días.

—Por cierto, ¿cómo esta ella? Me refiero a como ha sobrellevado lo ocurrido con tu papá.

—Fíjate que, los primeros meses luego de mudarnos, se nos hicieron muy difíciles, pero mi mamá, aún extraña mucho a mi papá, ella no ha superado su partida —suspiró Eliseo con tristeza.

—Y todo por la falta de respeto ¿verdad?

—Por la falta de muchas cosas José, pero, no quiero hablar de eso.

—De acuerdo canijo, antes de cambiar de tema, tengo que decirte un rumor, es necesario que estés enterado. Lo que pasa es que se originó un chisme en el barrio de que el innombrable, al parecer, escapó del reclusorio donde cumplía su sentencia. La verdad no sabemos si es cierto o es falso. Se comenzó a decir hace casi dos meses. Y como estás acá, por azares del destino, tuve que compartírtelo porque sería una situación grave si fuera real ese rumor.

—No me sorprendería esa situación, estamos en México y aquí, todo puede pasar. La verdad no quiero tocar nada de ese tema, así que, mejor cuéntame cómo te ha ido estos casi cuatro años que dejamos de convivir.

   Ellos, platicaron por hora y media; recorrieron el cuadro principal del centro y compraron un par de paquetes de donas fritas como postre. Acudieron al cine esperando encontrar una buena película en cartelera, buscando el horario más próximo; decidieron ver la cinta del súper héroe arácnido famoso en los comics y en las caricaturas.

   Hora y media después, salieron satisfechos y muy relajados del cine, pero a la vez, sus conversaciones se sentían algo tristes, sabían que se llegaba la hora de la despedida, entonces Eliseo dijo:

—Siento una sensación extraña, desde un poco antes que nos dirigiéramos a comer. ¿Tú no la sientes? —dijo Eliseo mirando discretamente a su alrededor.

—No, canijo, no siento nada más que alegría.

—Es como, cuando sientes estar en la mira de alguien o algo y luego, eso que sientes te genera un presentimiento, no me malinterpretes, estoy alegre y feliz de convivir de nuevo contigo, después de tantos años de no verte.

—Sabes que canijo, lo más seguro es que te sugestionaste del rumor que te dije hace rato, ¿no crees?

—Puede ser eso José, traté de no tomarle importancia, pero, al parecer mi cerebro me jugó chueco.

—No te preocupes, canijo, yo creo que sólo es un rumor falso, por cierto, vamos a la avenida, te acompaño a que tomes el camión.

—Mejor nos vamos juntos en tu ruta y nos bajamos en la unidad, para recordar viejos tiempos, sirve que me despejo de esto que siento.

—Órale pues, ya dijiste canijo —concluyó José.

   Ambos tomaron el camión rumbo a la colonia donde vive José y en el transcurso se fueron platicando de los recuerdos en la pequeña unidad deportiva que se encontraba a siete minutos antes de llegar al barrio donde vivió Eliseo. Al llegar allí, recorrieron por fuera el lugar y mientras lo hacían, recordaban vivencias en esa unidad cuando algunos de los padres llevaban a los tres amigos a que se divirtieran y gastaran sus energías en las pequeñas canchas deportivas.

Los Jóvenes del SímboloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora